La Iglesia y Almodóvar

Almodóvar hizo hace tres días unas declaraciones donde criticaba la visión que la S.I.C.A.R. (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana) tiene sobre la familia. Una visión única, tradicional y excluyente. Una visión en la que ellos mismos, los sacerdotes y monjas, no cuadran. Y Pedro Almodóvar la criticó diciendo que el Papa debería salir más, fuera del Vaticano, para ver como son las familias de hoy (yo, francamente, estando de acuerdo con el director manchego en que la visión de la Iglesia sobre la familia, como sobre tantas cosas, está limitada por sus dogmas, no le diría que salga más del Vaticano, mejor que le pasen vídeos, que cada vez que sale cuesta un dineral y al final, en este país, seguimos pagando a la Iglesia, con nuestros impuestos).

Y se ve que a la Iglesia no le ha gustado, y ha mandado a uno de sus sicarios (S.I.C.A.R.) a contestar al cineasta. A mí, que la Iglesia se defienda o que critique a quien le critica me parece estupendo, no seré yo quien diga, como ellos hacen con sus infalibles dogmas, que hay verdades absolutas.

Lo que pasa es que quien ha contestado en nombre del Vaticano, el presidente del Tribunal Vaticano y rector de la Universidad Lumsa, el profesor Giuseppe Dalla Torre --no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano, como ven todo menos un mindundi--, lo ha hecho como un colegial, como si se hubiera tragado una purga y tuviera que vomitar la crítica.

Sin cortarse ni un pelo el ilustre sicario dice:

"la Iglesia Católica está presente en todos los contextos humanos y ciertamente conoce mejor cómo funciona el mundo".

Y no seré yo quien lo ponga en duda.  Efectivamente se mete en donde no le llaman y conoce muy bien cómo funciona este mundo, por eso su responsabilidad en cuestiones sociales es mucho mayor que la de otras personas o instituciones. Por eso cuando el Papa habla y dice las tonterías, además de mentiras que ha dicho, sobre el preservativo, por ejemplo, tíene una gran responsabilidad. Al igual que cuando montan manifestaciones contra leyes aprobadas por un gobierno legítimo.

Y luego, Dalla Torre añade:

"los fenómenos a los que se refirió Almodóvar son casos marginales, si se tiene en cuenta el total del planeta".

Y esto, es lo más grave, o sea que esa Iglesia que se llena la boca de decir que apoya a los más marginados, a las minorías que lo necesitan, resulta que ahora es simplemente una empresa --a mí no me sorprende nada-- que se dedica sólo a acaparar el mercado despreciando las minorías. Aquí el buen rector ha dado en el clavo. Y así es. A la Iglesia le importa un pito las mujeres, los homosexuales, los inmigrantes, los pobres. Sólo les interesa los poderosos, aquellos a los que puede sacar algo. Esa es la clave de la SICAR. Y ya iba siendo hora de que ellos mismos lo reconocieran.

Salud y República