Fue el nueve de agosto de 1945. Hacía tres días que se había lanzado la primera bomba atómica en Hirosima, de consecuencias tremendas. Pero no era bastante, había que ganar la guerra, como fuera. La población civil fue la presa, la fórmula chantajista para ganar la guerra. Al Muchachito (Little Boy) de Hirosima le siguió el Gordo (Fat Man) en Nagasaki, a 140.000 muertos en Hirosima, le siguieron 80.000 en Nagasaki. La mayoría población civil. La rémora y las consecuencias siguieron y hoy todavía siguen.
La segunda guerra mundial acabó de forma brusca, con olor de carne quemada en todo el planeta. Este arma nuclear fue el detonante de la catástrofe.
La orgullosa tripulación de la segunda bomba atómica (9-8-1945)
En 1945 había tres bombas atómicas, hoy cerca de tres mil y la potencia de una bomba de hoy puede ser cien veces mayor que la de antaño. Entonces, sólo un país poseía armas nucleares, hoy son nueve (contanto Israel que no ha hecho pruebas pero parece que también las tiene).
La carrera del armamento nuclear sigue avanzando. Dicen que hay que tener memoria para no repetir la historia. La memoria del ser humano es selectiva y ante ella se imponen valores de poder, de ambición, de soberbia... Parece que Irán está en vías de poseer también armas nucleares, aunque lo niegue. Y los demás países que hoy las poseen ponen el grito en el cielo ante los intentos iraníes. Gritos hipócritas que impiden tener a otros lo que ellos ya poseen.
Los programas de desnuclearización han sido un fracaso. Algo así como intentar vaciar el mar con un vaso de agua. Si a los problemas bélicos, políticos, ambientales, pandémicos, de pobreza y hambruna sumamos éste, no es para estar muy orgullosos, como parecen los grandes mandatarios de los países dominantes, de la evolución humana.
Hoy sesenta y cuatro años después, urge una inmediata y urgente desnuclearización. Una verdadera desnuclearización. Y un pacto para acabar con la carrera armamentística convencional también.
Si queremos que este planeta perviva, un mundo sin armas nucleares es indispensable y un mundo sin armas es necesario. Ya sé que soy utópico pero pertenezco a la generación que hace cuarenta y un año gritaba y se creía esta consigna: Seamos realistas, pidamos lo imposible.
Salud y República
8 comentarios:
Lo que pasó en aquella época con las bombas atómicas fué terrible y una masacre que si sucediera hoy sería peor,no quiero ni pensar que en algun momento a un país de estos se le crucenlos cables y decida atacar a otro con este potencial, y aunque Irán diga que no, se les ven las orejas y todos sabemos que o ya la tienen o la están fabricando.Tus deseos son de momento utópicos pero ahí estan y son los deseos de muchos.Besos domingueros.
Enola Gay, ¿por qué no te quedaste en casa? -dice la canción-.
Un saludo.
Terrible... y la pregunta que todos nos hacemos es si sería posible garantizar un mundo libre de armas nucleares. Visto lo que actualmente está ocurriendo, la hipocresía de los grandes, lo que tu apuntas sobre la memoria selectiva del ser humano, al menos de algunos seres humanos que son los que juegan al poder en el planeta... visto lo visto tengo mis serias dudas de que se consiga un pacto mundial de desnuclearización.
Pero grito contigo: "pidamos lo imposible"
Un beso
Aquel fatídico día marcó con letras de horror el camino del no retorno..En manos de tantas potencias están ahora estas armas apocalípticas..En mano de cualquier mandatario loco está sembrar la muerte instantánea y lenta... No han aprendido...
Seguimos siendo soñadores "I'm a dreamer, but I'm not the only one.." Somos muchos soñando en una desnuclearización.. Y no es una utopia.. No.. Es de puro sentido común para lograr la supervivencia.. en este maltrecho Planeta, en nuestra Nave Tierra.. la de todos..
Triste y por lo visto no aleccionador aniversario..
Un beso, Rafa..
Querido kabileño, ¡que poco ha avanzado el mundo n esos 64 años!
Dices bien, una bomba de las de hoy bastaría para acabar con un país entero. Y además todas las bactereológicas y de neutrones.
Si, como dice Géni, pensar en un mundo sin armas nucleares es una utopía pero, por lo menos, hagamos todo lo que esté en nuestra mano para que se reduzcan las que ya existen y que las posibilidades de usarlas queden reducidas al mínimo.
Con esto, por ahora, nos deremos por conformes.
un saludo
El absurdo de llegar a sostener que era necesario que mueran cientos de miles de inocentes para que, paradójicamente, fuera posible alcanzar la paz siempre me sonó ridículo. Lo cierto es que el poder de los más fuertes se impone a sangre y fuego sobre el resto, para someterlos...como siempre.
Me sumo al recuerdo de todos los masacrados y de aquella niña moribunda que trasmitió un enormemensaje de paz con sus grullas de papel.
Hola Gèni, movámosnos por la Utopía, ese ha de ser nuestro objetivo. Desearla y perseguirla. Luego lo de conseguirla no depende sólo de nosotros. Un beso.
Un saludo, Juan.
Pues sí, Carmen, nadie dice que sea fácil, pero al menos que nos encuentren pidiendo lo imposible. Un beso.
Selma, la desnuclearización es imprescindible si se quiere mantener vivo este planeta. Pero yo me pregunto si los poderosos quieren mantenerlo vivo. Tengo serias dudas. Un beso.
Sí, Txema, si verdaderamente hubiera una reducción y un acuerdo real de no utilización sería para darnos con un canto en los dientes. ¡Ojalá!
Lo peor María es que ni sus dioses nos cogerán confesados. Un beso.
Hola Mónica, bienvenida. Llevas razón, cuando se emplea la violencia, la guerra, todos dicen que lo hacen en nombre de una paz futura. Y lo hacen con un desparpajo tremendo. Un beso.
Salud y República
Está claro, compa Rafael, que a un llamado como el tuyo no puede uno más que sumarse fervorosamente, aun desde la consciencia de lo complicado que resulta siquiera imaginarse que algún día no demasiado lejano pueda llegar a hacerse efectivo. Pero no hay que cejar en el empeño, no hay que cejar, por supuesto...
Un abrazo y buen verano.
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