Nada nuevo
bajo el sol. No hubo sorpresas en el debate. Los dos grandes se atacaron y
demostraron la división del partido, y el del centro se apuntó a mantenerse en
su sitio, con ciertos apoyos a la presi andaluza. Hay todo tipo de opiniones
sobre quién ha sido el vencedor. Inútil, difícil que este debate haya decidido
nada. Las espadas siguen en alto.
Sin
embargo, sí que hay algo sobre lo que casi nadie habla y que es necesario sacar
a relucir. ¿Quién ha perdido? Ahí sí que hay un perdedor claro: la dirección
del PSOE. Esa dirección provisional que ha actuado con totalitarismo desde el
primer momento y que se ha inclinado totalmente al lado de Susana Díaz, esa
gestora que en ningún caso ha tratado de unificar, como era su obligación, sino
de tratar de servir a su reinona. Esa dirección es quien ha perdido el debate y
quien ha puesto en dificultad a su partido.
Ha sido la
dirección actual la que se cargó a Pedro Sánchez –recordemos que fue elegido
por los militantes--, la misma que ha dado la presidencia del gobierno a Rajoy
con su abstención, a pesar de que en la campaña electoral el ‘No es No’ era el paradigma, la misma
que ha jugado sucio, una gestora que no está siendo neutral, que ha ayudado,
junto a los barones y antiguos dirigentes, a colocar en el trono a su amada
lideresa. La que ha creado las condiciones de una confrontación irreversible.
Una
dirección dirigida por un líder gris y tristón que no ha hecho sino seguir
leyendo el guión que le preparó su presidenta andaluza. Ahí sí que ha quedado
claro quién ha perdido, y no sólo el debate, también el rumbo. Porque era quien
debería haber trabajado y luchado por coser (ese verbo que tanto le gusta a
Susana Díaz) y sin embargo se ha dedicado a postular a su candidata y a actuar
con un sectarismo impropio de una dirección de un partido.
De la
crisis socialista seguramente hay muchos que tienen culpa, pero quién
claramente ha fracasado por no conseguir –ni siquiera lo ha intentado— aunar
las distintas voces ha sido esta gestora traidora que ha demostrado cómo no se
debe actuar. Lamentablemente ha sido ayudada por grandes barones y por antiguos
dirigentes que no han querido que el PSOE cambie de rumbo, y que ha entendido
que defender a Susana Díaz era seguir ayudando a ese bipartidismo que tantos
réditos ha dado a su partido, por encima de mantener una ideología de
izquierdas. La misma que está apoyando la Gran Coalición para que no cambie
nada y poder seguir perpetuando sus propios beneficios, como las puertas
giratorias, los cargos institucionales o sus influencias internacionales.
Por cierto,
es verdad que Sánchez perdió seis puntos en las elecciones generales, pero
presumir de que Susana Díaz ha ganado las elecciones en Andalucía –lo que es
cierto--, cuando lo ha hecho perdiendo cuatro puntos y dejándose 460.000 votos
en el camino, no deja de ser: ver la paja
en el ojo ajeno y no la viga en el suyo.
Sin duda,
la responsabilidad mayor de una fractura predecible es la de esa gestora que ha
antepuesto su espíritu sectario a su obligación: la neutralidad.
Salud y
República
2 comentarios:
En fin, supongo que habrá que dejar al PSOE que resuelva sus asuntos internos, veremos que pasa...
Salud
Para mí, el responsable de esta tremenda fractura ha sido y es, el rencor y el espíritu de revancha de Pedro Sánchez, los gravísimos insultos a compañeros que él ha permitido e incluso pronunciado él mismo y la falsedad del post-relato sobre su dimisión.La verdad es que sometió a votación la celebración de un Congreso en 15 días para aferrarse al cargo, y perdió la votación por bastantes votos; y esto es lo que le obligó a dimitir.
Ni soy, ni voto al PSOE, pero me interesa la política y la sigo a diario.Pedro me pareció siempre un arribista, que puso y pone su interés personal y ansía de poder por encima de lo colectivo.
Para mí, estas conductas le descalifican.
Saludos.
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