Se veía
venir, y lo que te rondaré morena. El PP, ese partido corrupto, necesita de
ayudas judiciales para que sus asuntos turbios queden en el limbo o se
blanqueen como hacen con el dinero.
Ya sabíamos
que la Justicia no es libre. Sabemos que está marcada por el dedo del partido
que sostiene el gobierno. La elección de los jueces en las instancias máximas
así lo ha acreditado desde hace cuarenta años.
Sin
embargo, el PP ha conseguido un “todavía más difícil” y su situación judicial
le ha llevado, por todos los medios y con su desvergüenza acostumbrada, a
invadir el ámbito judicial, haciendo que todos los cargos de alta instancia que
se nombren, sean de su bando, cueste lo que cueste.
Después de
que tanto el ministro de Justicia, como el fiscal general del Estado y el
fiscal anticorrupción hayan sido reprobados por el Congreso por sus actuaciones
deleznables a favor del PP, inmiscuyéndose en las instrucciones judiciales para
parar la corrupción y demostrando una parcialidad lamentable, han ido más allá.
Los peperos, con Rajoy a la cabeza han tenido que aceptar esa reprobación, aunque
no haya dimitido ninguno. Es más, ha continuado la juerga del ventajismo en la
Justicia, con una impudicia e indecencia nunca vista.
Lo último
ha sido los nombramientos de Concepción Espejel (Concha para Cospedal) y
Enrique López (aquel miembro del CGPJ, puesto por el PP, que tuvo que renunciar
al pillarle conduciendo una moto sin casco y borracho) como presidenta de la
Sala de lo Penal y miembro de la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional,
respectivamente. Ambos jueces han sido recusados en más de una ocasión por sus
compañeros en aras de una parcialidad pepera total y, sin embargo, son los
elegidos para que puedan parar, desviar, entorpecer, obstaculizar todas las
causas en marcha que están en la Audiencia Nacional. Léase: Gürtel, Púnica,
Bankia, Lezo, etc.
Y es que
Rajoy ya ha traspasado los límites de la indecencia y piensa aquello de: “Ande
yo caliente, ríase la gente” o “Dame pan y llámame tonto”. Rajoy podrá decir,
teniendo yo controlada la Justicia, digan y hagan lo que les dé la gana, a mí
plim.
La invasión
en las instancias judiciales es tal que está conllevando a una degradación
intolerable. La corrupción no es sólo robar, también lo es manipular,
desvencijar, desmembrar y pervertir las instituciones del Estado, como lo está
haciendo el PP.
Mientras
Montesquieu escupe fuego en su tumba, Rajoy se ríe de los españoles a sabiendas
de que el camino judicial elegido le salvará de sus desmanes, sólo con una
orden telefónica. Y es que la Justicia ha quedado hecho añicos y D. Mariano tan
feliz, ya saben lo majo que es.
Salud y
República
1 comentario:
Si, es doblemente repugnante, por el daño, que además, le hacen a la Democracia... :(
Salud
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