Y cayó. Ya era hora. Esperancita ha dimitido (o la han
cesado desde Génova) de presidenta del PP en Madrid. Después de descubrir la
Gürtel, de decir que el franquismo no se impuso, de perpetrar un posible golpe
con el Tamayazo para hacerse con la presidencia de la C.A.M., de dimitir en
2012 por razones desconocidas (empezaban los casos de corrupción), de
enfrentarse constantemente con su propio partido, sobre todo con Gallardón y
con Rajoy, de cargarse TeleMadrid, dejándola en una tele con audiencia de
barrio, de negar a sus propios colaboradores cuando han sido acusados de
corrupción, de insistir en que no tiene responsabilidad directa, según sus
propias palabras, ha tenido que marcharse.
Apenas llevaba diez años de Presidenta del PP en Madrid y
unos treinta sin bajarse del coche oficial. Su intención era llegar a ser la
Thatcher española –la dama de hierro--, y sin embargo se quedó en la Rasputín
capitalina --la dama de hojalata--.
Son muchas las fechorías de esta “ilustre” lideresa que la
han hecho más famosa por su desvergüenza deslenguada, por su prepotencia
chulesca, por su lucha antisindicalista, por sus destempladas declaraciones
públicas y por sus mentiras, que por su nefasta gestión política.
Sin embargo, aunque se puede escribir un libro sobre este
infame personaje, es necesario recordar alguno de los episodios que han
cambiado la historia de la C.A.M. de forma casi irreversible.
Inevitable es recordar que Esperancita consiguió la
Presidencia de la Comunidad con el golpe conocido como “El Tamayazo”. Como
todos recordarán, fue la traición de dos diputados socialistas la que la llevó
al trono de la C.A.M, cuya investigación, según el ministro Bermejo, fue
paralizada por el fiscal general Cardenal, nombrado por el PP, sin que el PSOE
hiciera nada por continuarla. Lo que ha quedado claro es que no se terminó de
investigar, sin aducir la razón, y que tanto la campaña de 2003 como la de 2004
donde Esperancita consiguió ser Presidenta, fue irregular, vía Fundescam
(fundación fantasma inventada que nunca llegó a presentar sus cuentas, de donde
procedían los fondos por comisiones en contratos con empresas constructoras)
Al igual que en otras comunidades presididas por el PP, Espe
Aguirre se ha cargado la televisión pública, TeleMadrid, puesto que durante su
reinado, y posteriormente durante el de su protegido, Ignacio González, esta
televisión local ha tenido las audiencias más bajas de la historia y sólo han
servido como órgano propagandístico de la lideresa y su gobierno.
Otro de los desastres cometidos por Esperancita ha sido la
gestión sanitaria. Ella, siempre dispuesta a privatizar (sobre todo para hacer
ricos a sus amigos) comenzó a privatizar la Sanidad madrileña. Empezó por dar
la gestión de once hospitales y varios centros de salud a empresas privadas. Gracias
a estas contratas, empresas amigas como ‘Capio Sanidad’ se han forrado, sin que
haya habido ninguna mejora y a un coste mayor. Afortunadamente, la ciudadanía
madrileña y los profesionales sanitarios, gracias a movilizaciones, la pudieron
parar.
Además inauguró nueve hospitales (varias veces cada uno,
cuando se puso la primera piedra, cuando se cubría aguas, cuando se terminó la
construcción y cuando empezó a funcionar) que sólo aportaron, puesto que se
cerraron otros centros, 700 camas más a un coste excesivo, mucho más alto que
los anteriores.
Otro desaguisado ha sido la lista de espera de los
hospitales, que no ha disminuido pero que confunde al contabilizar los días de
forma distinta (mucho más corta) a cómo lo hacen el resto de las comunidades.
Todo ello con el fin de engañar a los madrileños y hacer pensar que la
situación ha mejorado.
Se enfrentó a agentes de movilidad por que la multaron por
aparcar en la Gran Vía y los insultó, huyo, arremetió contra una de sus motos y
luego se hizo la víctima.
Sus episodios de lucha contra Gallardón fueron famosos, su
altanería constante y su prepotencia chulesca le ha hecho enfrentarse con Rajoy
en varias ocasiones y siempre ha estado dispuesta a soltar pullas contra su
jefe. Gracias a la ayuda de la Comunidad Valenciana, Rajoy pudo vencerla en el
congreso donde fue nombrado presidente, y hoy hace que eso marque la diferencia
entre la ayuda a Rita Barberá, aunque esté muerta políticamente ya, y la desafección
a la lideresa madrileña, a la que no quiere nadie en Génova por sus constantes
reproches, críticas y gracejas contra la dirección nacional.
Se podría contar mucho más sobre esta nefasta política cuya
herencia nos tenemos que tragar todos los madrileños y que nos ha hecho
retroceder más de diez años. ¿Quién nos devolverá la dignidad? ¿Quién pondrá a
Madrid, de nuevo, en el mapa de la decencia?
Esperanza se marcha pero deja su estercolero abierto.
Gracias a Ciudadanos hoy sigue en el poder el PP en la Comunidad, y si bien es
verdad que Cristina no es Esperanza, no podemos olvidar que ya ha tenido que
forzar más de un cese de su equipo por cuestiones de corrupción.
La corrupción ha llevado a Esperanza donde no la ha llevado
su mala gestión, a la ignominia, a la soledad política, al fracaso y
probablemente a la imputación. Hoy queda como portavoz pepera en el
Ayuntamiento, aunque durará poco, porque estoy convencido de que los casos de
corrupción –que todavía parecen aflorar— la barrerán del mapa, afortunadamente.
Por cierto, se ha ido el amor platónico de Eduardo Inda,
aunque seguro que la defenderá in memoriam. ¡Qué pena! ¡A quién defenderá ahora!
R.I.P. Lideresa.
Salud y Republica
3 comentarios:
Es la segunda vez que me como un sombrero en homenaje a la desaparición de este personaje. Ha dejado un daño indeleble en Madrid. Años tardaremos en paliarlo. Salud.
Que va, esta tiene mas vidas que un gato, ya verás tu como rebulle...jajaja
Salud
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