Epístola de un pitufo gruñón a Pablo Iglesias

Estimado liderísimo:

Ayer éramos cenizos, amargados y nos cocíamos en nuestra salsa de estrellas rojas. Hoy hemos progresado, sólo somos pitufos cabreados capaces de chantajearte. Menos mal, hemos mejorado.

Cuándo dejarás de insultarnos. Piensas que así, con ese aire arrogante vas a acabar con Izquierda Unida, y tienes el delito de decir que se te hace chantaje, adjudicándonos una importancia que por otro lado nos niegas.

¿Cómo una pobre fuerza política a punto de desaparecer, en cuya tabla de salvación llamada Podemos quiere apoyarse –según tú--, va a tener fuerza para hacerte chantaje, a ti, el rey del mambo? 

No, no hay tal chantaje, eres tú quien niega el pan, la sal y la posibilidad de cambio, al despreciar una candidatura unitaria popular, al menospreciar a Garzón y quererle fulminar. O todos con Podemos o no hay cambio. Rara concepción de la Unidad Popular que predicas y de la que cada día te alejas más.

No seré yo quien te insulte, como tú has hecho, por tomar esa opción, simplemente te diré que creo que te has equivocado y que ese crecimiento que ha tenido tu partido –por cierto, parece a la baja, basta ver esta encuesta de El Diario, en la que Podemos alcanza una expectativa de voto del 13%--, te ha obnubilado y te ha dejado ciego.

Aunque no comparta esa decisión tienes todo el derecho a defenderla, pero deja que los demás defiendan la suya y no hables de chantaje, de pitufos gruñones y demás zarandajas. ¿Acaso tienes miedo de esta pobre organización? Bueno, a lo mejor es preferible que lo hagas, así la gente puede ir conociendo cuáles son tus fines y tus adversarios verdaderos. Muy diferentes a los de ayer.

Hoy tu nuevo enemigo es IU, al que quieres diluir como un azucarillo en Podemos. Ayer era el PSOE, parte de la casta, hoy es tu compañero de fatigas al que has ayudado a gobernar en varias CC.AA (algo que no reprocho en sí, si no fuera por todas las declaraciones que hiciste antes de las elecciones). Ya no hablas de la casta, te cuidas mucho de hacerlo. Vas cambiando el objetivo según la dirección del viento. Has visto que no has podido con el PSOE y te unes a él, mientras que tratas por todos los medios de acabar con IU.

Lamento decepcionarte, pero IU lleva mucho tiempo, primero fue el PCE, luego IU, mañana no lo sé, pero sí que te digo que habrá muchas personas que no estarán dispuestas a ceder principios y valores por un puñado de votos, que no renunciarán a ser de izquierdas para alcanzar una transversalidad inexistente e hipócrita. Que no harán la pelota al rey regalándole nada –el único regalo que se le puede admitir es un referéndum sobre la forma de Estado--, que no dirán que el Papa está en la misma barricada que tú –lo más, lo más, le exigiremos que no llame asesinas a las mujeres que abortan, y que se pronuncie contra los malos hábitos de su Iglesia en España—. Y que estarán dispuestos, siempre, a unirse a otras fuerzas, en un plano de igualdad, para mejorar este mundo.

Y ahí seguimos, y seguiremos. Seguramente hemos hecho muchas cosas mal, sin duda. Tampoco hemos sido capaces de crear la ilusión que tú y tu partido habéis insuflado a este país. Pero hemos podido resistir a pesar de los pesares, durante décadas y hemos visto caer torres mucho más altas, mientras hemos permanecido en activo y ayudando, dentro de nuestras escasas posibilidades, a los más débiles.

No quiero dejar de desearte lo mejor, porque a pesar de que últimamente tu obsesión es acabar con Izquierda Unida, estoy convencido de que más adelante, probablemente sin ti, podremos encontrarnos en una casa común, capaz de derrotar a la Reacción. Ese debería ser tu objetivo: juntos acabar con la mayor amenaza que nos está asolando. Pero claro, tú crees que eso sólo lo puede hacer Podemos, aunque hasta ahora hayas tenido que servir de simple muleta del PSOE para que no gobierne el PP, en algunos lugares.

En fin, nada más, ojalá que a pesar de tu obsesión, podamos cambiar este país desde la izquierda. Ese y no otro debería ser el objetivo.

Firmado: Uno de los pitufos gruñones, defensor de la verdadera Unidad Popular.

Salud y República