¿Hasta dónde llegará esta Iglesia? ¿La pondrán en su sitio algún día o seguirá ordeñándonos a todos? Ahí la tienen, chupando de la vaca Estado y cada vez con más hambre. No hay forma de saciarla.
Todos los que defienden a la Iglesia hablan de que hay que cumplir los acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede pero se olvidan de que:
- Los acuerdos se pueden cambiar
- En el apartado 5 de los acuerdos económicos firmados la Iglesia declara, literalmente, su propósito de conseguir recursos suficientes para sus necesidades (después de 35 años, no sólo no ha conseguido la autofinanciación, sino que cada vez chupa más)
- Se trata de cumplir dos preceptos constitucionales: España es un estado aconfesional y La igualdad ante la ley de todos los españoles por razones de raza, sexo, religión…
Los mismos católicos, denominados cristianos de base, en un artículo están de acuerdo y se hacen esta pregunta: ¿No sería mucho más ejemplar, y conveniente para la libertad de la Iglesia, que los clérigos vivieran de su propio trabajo y que los propios fieles sostuvieran las necesidades económicas de la Iglesia Católica?
Pero la cosa no acaba ahí. Esta Iglesia insaciable, vergonzosamente materialista a pesar de ese falso empeño de que su reino no es de este mundo, sigue haciendo de las suyas. Y no conforme con que todos los años le caen de las arcas públicas 11.000 millones de euros (datos de Europa Laica) se dedica a rapiñar lo que pilla.
Así, sigue con su política de adjudicarse por artículo 33 todo lo que se menea. Eso que se llama las inmatriculaciones. O sea que ve algo que no tiene dueño y ¡zascas! lo hace suyo. Algo infame que puede hacer gracias a una ley del ex presidente Aznar, ya saben un católico de tomo y lomo que tenía un pequeño pecado venial, le gustaba la guerra más que a un tonto un lápiz, y allí nos metió.
Al revés de lo que ocurre en todo el mundo mundial, donde lo que no tiene propiedad es del Estado, en España no es así. Lo que no tiene propiedad no es de nadie, salvo que la Iglesia, por medio de un obispo, decida, en ese afán de cumplimiento del voto de pobreza, hacerlo suyo. No es fácil de entender pero es la legalidad.
Pues sí, día sí y día también, esta Iglesia nos sigue desvalijando. Desde ermitas a fincas, desde comercios a caserones, y llegando a inmatricular la Mezquita de Córdoba, que se ve que no tenía dueño–¿cómo es posible que no fuera de propiedad del Estado?— para reconvertirla en “Catedral de Córdoba” (¡Chupa del frasco Carrasco!) y tan campantes. A ver quién se atreve ahora a quitársela.
Y además, como no paga impuestos ¡faltaría más!, se aprovecha y llega a actuar con una desfachatez que clama al cielo –será para que la apoyen desde arriba—. Porque fíjense en la siguiente operación: El ayuntamiento de Valencia cede un aparcamiento al Arzobispado de Valencia (por arte de birlibirloque), éste lo utiliza como parking público para obtener fondos, pero claro a pesar de estar obteniendo ingresos que podrían ser públicos no paga el IBI, puesto que la Iglesia está exenta de ese y de otros impuestos. Total, negocio redondo. Y es que así cualquiera hace negocios. Naturalmente, los demás aparcamientos públicos de Valencia pagan sus impuestos y es que con la Iglesia hemos topado. Será que la señora Rita, cuando firmó la concesión, estaba con el caloret.
En fin, ya ven ustedes cómo actúa esta institución, justo como predica. Ahí queda, a lo suyo, o sea a acaparar. La pobreza, la solidaridad y la igualdad para los demás, ellos no son de este mundo, es este mundo el que es de ellos.
Salud y República
1 comentario:
A mi la secta de los tocadores de niños no me saca ni un duro...
Salud
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