Los ‘pobres’ ganan poco y se buscan la vida cuando termina su actividad política. Sí, muchos políticos saben muy bien que su paso por la política no es sino una especie de afluente que desemboca en el gran río de la empresa privada, de la recompensa por ‘esa abnegación altruista’.
Y como se lo creen, hacen lo que hacen. Se sacrifican por todos nosotros, lo lógico es que obtengan su recompensa cuando terminan su misión. Y bien que lo hacen. Son muchos los que ya se aseguran un puestecito en la empresa privada, probablemente en una multinacional de envergadura con la que han tenido que ver y sobre la que han recaído decisiones políticas que han tenido que tomar.
Parece que lo lógico sería que los políticos se dedicaran a la res pública por vocación y yo diría que en muchas ocasiones lo hacen con una vocación interesada que tira para atrás. Lo normal, lo prudente y lo decente sería que cuando un político terminara su etapa política volviera a su trabajo anterior. Así por ejemplo, hoy –por poner dos ejemplos de altos vuelos— Aznar debería ser inspector de trabajo en vez de consejero de Endesa y de News Corporation, y Felipe González tendría que haber vuelto a la abogacía en vez de ser consejero de Gas Natural.
Pero no, claro, ellos no se pueden conformar con esas pequeñeces, después de haberse sacrificado por todos nosotros. Por eso tienen que hacer caja, que el futuro es muy oscuro, y la pensión oficial –unos 70.000 euros— una porquería. Y claro no se mueven por menos de 250.000 euros al año, al margen de conferencias y demás participaciones todas ellas muy bien pagadas.
Si sólo fueran los cabezas de listas sería una anormalidad mínima, pero es que aquí, a este chollo es han apuntado ministros, portavoces, diputados de cierto nivel y algún que otro consejero. Son muchos los que, habiéndose valido de pertenecer a la clase política dirigente, se han pasado a la empresa privada, sin tener en cuenta el conflicto de intereses –o lo que es más grave, sabiéndolo y utilizándolo—, llegando incluso algunos a entrar en empresas que ellos mismos decidieron privatizar, con un descaro indecoroso e indecente.
Aquí dejo un ejemplo de algunos mastuerzos de alto nivel –los hay también de nivel inferior-- que se han aprovechado de su paso por la política para asegurarse una jubilación de oro, gracias a las conocidas puestas giratorias. Los que siguen son un ejemplo:
- Felipe González (PSOE) – Gas Natural Fenosa
- Juan Manuel Eguiagaray (PSOE) – EADS (Airbus)
- Luis Atienza (PSOE) – Red Eléctrica
- Ángel Acebes (PP) – Bankia
- José María Aznar (PP) – Endesa y News Corporation
- José María Michavila (PP) – J.P.Morgan
- Josep Piqué (PP) – Vueling y EADS
- Rodrigo Rato (PP) – Telefónica y de Banco Lazard
- Pedro Solbes (PSOE) – Enel (Endesa) y Barclays Bank
- Elena Salgado (PSOE) -- Chilectra (Endesa
- Ángel Acebes (PP) – Iberdrola
- Eduardo Zaplana (PP) – Telefónica
- Javier Solana (PSOE) – Acciona
No quiero olvidar los que se han colocado en alguna entidad pública o semipública –caja de ahorros-- y que además las han hundido, y hoy se encuentran imputados o a punto de imputárseles:
- Hernández Moltó (PSOE) – Caja Castilla la Mancha
- Narcis Serra (PSOE) – Caixa Cataluña
- José Luis Olivas (PP) – Bancaja
Un ejemplo de cara dura como la piedra es el ex consejero de la Sanidad madrileña, Güemes, que nada más salir de la política activa se colocó en una empresa que compró el grupo Capio, que se había beneficiado de decisiones políticas del consejero – concesión de análisis clínicos de seis hospitales madrileños— lo que hizo que tuviera que dimitir en esa empresa.
Y recordemos, no lo olvidemos, que no todos son iguales. Que a pesar de que es un problema que se da con frecuencia, no siempre es así. Por ejemplo, en el caso de Izquierda Unida, sus líderes se han quedado al margen de esta maniobra giratoria. Así pasó con Gerardo Iglesias, que volvió a la mina, y con Julio Anguita, que volvió a sus clases. Y estoy seguro de que ni Llamazares, todavía activo en política, ni Cayo Lara, que terminará pronto su labor de primera espada, utilizarán estas puertas que “tan buen ejemplo ha dado”, demostrando una vez más que el bipartidismo ha hecho mucho daño a este país.
Salud y República
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