Después del debate del “Fin de la cita”, sigue habiendo vida política. Desgraciadamente, tirando del carro un individuo que ha quedado descalificado por toda la oposición por mentir y por defender ilegalidades de su partido.
Y sí, queda más vida. Y ahí está Montoro. La verdad, no sé si es así o se lo hace, o las dos cosas. Porque con una sonrisa estúpida es capaz de dar las noticias más desalentadoras, como si se alegrara y le diera igual blanco que negro.
Ahora, cuando debe controlar los límites del déficit público, resulta que se dedica a intentar contentar a todas las CC.AA., lo que no es posible. Se parte de unas discriminaciones que hacen imposible que todas queden contentas. De los ayuntamientos no dice nada, aquí estipula el café para todos y punto. Y es que les importan un pito los ayuntamientos. Si creen en las autonomías es porque gobiernan en la mayoría de ellas, pero los peperos piensan que los ayuntamientos son los parientes pobres, así queda reflejado en la reforma de la administración local que están tramitando, donde dejan a los ayuntamientos con menos competencias y recursos. Al fin y al cabo, son los que están más cerca de los ciudadanos y eso les desagrada enormemente.
Pero, ¿qué pasa con el Estado central? Hemos de recordar que los ayuntamientos tienen pocos sitios donde meter las tijeras, así mismo si a las CC.AA. les descontamos las partidas sociales –que no se deberían tocar—, tampoco tienen demasiados capítulos donde recortar. Sin embargo, desde el Estado central sí que tienen donde cortar, donde deberían cortar sin que se tocasen las partidas sociales. Ahí están las instituciones que no funcionan y sólo sirven para colocar a amiguetes o compañeros de partido, o también la Iglesia, a la que no se le ha tocado ni un pelo, mientras a los demás nos están dejando calvos. O, ¿por qué no hacen volver a los militares de Afganistán? ¿Acaso sirven para algo? Sí, para gastar todos los días decenas de miles de euros.
Pues bien, volviendo al déficit, ahí tienen al Sr. Montoro, el adalid del tijeretazo que como suele hacer, pide a los demás –eso sí, riéndose que es lo que se le da bien—, lo que no es capaz de cumplir desde el Estado central. Porque la administración central ha consumido en seis meses el déficit que estaba establecido para todo el año. Y mientras que lo anuncia sin pestañear, con esa sonrisa de hiena, –a sabiendas de que el desvío anual será enorme— exige a los demás el cumplimiento del déficit y además, se jacta de que los ingresos por impuestos han aumentado. Hay que ser cretino, resulta que nos está sableando con más impuestos y no es capaz de disminuir el déficit, y además se enorgullece de ello, pero ¿de dónde ha salido este tipo?
Y ya saben ustedes, no hace falta que les dé la mala noticia. Si el déficit se supera, estos peperos, servidores lameculos de la Troika, volverán a su afición preferida, el tijeretazo, y naturalmente lo harán, como siempre, en los capítulos sociales, esos en los que no creen. Así es que, abrochémonos los cinturones, que vienen curvas. Y sí, ya sabemos de quién se ríe el ministro de Hacienda: de nosotros.
Salud y República
4 comentarios:
Claro que se ríe de nosotros, todos ellos lo hacen, a que no has visto que recorten los gastos militares, porque a esos ni tocarlos que se pueden cabrear y armar la de dios es cristo, así que jueguen en el exterior aunque arriesguen sus vidas, aunque los que mandan estén aquí tienen que hacer planes de guerra que es lo suyo, seguro que también estarán contemplando el caso hipotético de que alguna Comunidad se quiera independizar y prepararse para una invasión hipotética, que ya lo dijo el difunto Fraga ¡A cañonazos!
Salud
Se ríe porque de lo que viene a continuación le echará la culpa al FMI
¿de que se rien las hienas?
Pues lo mismo Montoro.
Salud, República y Socialismo
Me viene a la cabeza una canción de Quintín Cabrera que venía a decir así:
¿De qué se rie señor ministro, de qué se rie?
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