Marcos Ana, ese amigo

Ochenta y ocho años le contemplan y sigue, con esos ojos vivos y esa inteligencia natural, escribiendo y contando sus cuitas. La poesía y la memoria le acompañan siempre.

Fernando Macarro Castillo nació en Ventosa del Río Amar (Salamanca) en 1920. Sus padres eran campesinos y tuvo que ayudarles desde pequeño. Se alistó en 1936 al ejército como voluntario, al mismo tiempo que se adhirió a las Juventudes Socialistas Unificadas. Al terminar la guerra, le detuvieron en Alicante, ingresando en un campo de concentración, de donde escapó a Madrid, siendo detenido de nuevo. Su estancia en prisión duró hasta 1961, donde por la presión de organizaciones internacionales, entre ellas Amnistía Internacional, fue liberado, después de haber permanecido en las cárceles franquistas durante casi veintitrés años, habiéndose librado por los pelos de dos sentencias de pena de muerte; conmutadas por treinta años de cárcel cada una.

En la cárcel fue un preso político activo. Organizó una biblioteca cultural, se opuso a los abusos que se cometían con él y sus compañeros. Por todo ello, fue torturado y encerrado en celdas de castigo en varias ocasiones. En la década de los cincuenta empezó a escribir y se cambió el nombre. Se puso el seudónimo que más le recordaba a los suyos, su padre Marcos y su madre Ana: Marcos Ana.

Después se marchó a París, donde dirigió, junto a Picasso, el CISE (Centro de Información y Solidaridad con España). Más tarde en 1976 volvió definitivamente a España. Aquí ha seguido luchando de forma activa por la libertad y la democracia, sin odio pero sabiendo que en ello se jugaba el futuro de su patria. Sigue activo en sus dos facetas, la de poeta y la de político progresista.

Hoy, le empiezan a llegar los reconocimientos. Almodóvar ha expresado el deseo de llevar al cine su vida, y, por otro lado, ha sido propuesto para el premio Principe de Asturias de la Concordia 2009 –quien quiera firmar para adherirse a esta justa propuesta lo puede hacer en http://unpremioparamarcosana.org/--, por la Universidad de Granada.

Se lo merece, sus ochenta y ocho años, --él dice que tiene sesenta y cinco, pues descuenta los veintitrés de cárcel--, han sido un ejemplo para todos. Siguiendo a Gabriel Celaya, siempre ha creído que “La poesía está cargada de futuro”. Activo toda su vida, en la política y en la poesía comprometida, nos ha dejado un legado que le hace ser el mejor poeta vivo del 27.

Y para terminar os dejo con un ejemplo de su poesía. Lo que él escribió sobre sí mismo.

AUTOBIOGRAFÍA
Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.

Por eso, aquí, entre rejas,
en veintidós inviernos
perdí mis primaveras.

Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena,
mis ojos van secando

su luz contra las piedras.

Mas no hay sombra vengadora

corriendo por mis venas.
¡España! es sólo el grito
de mi dolor que sueña…

Amigo Marcos, somos muchos los que te tenemos como un ejemplo vivo de honestidad y compromiso. Muchos los que pensamos que los hombres como tú han sido los que nos han abierto un camino que debemos seguir. Gracias por ser como eres, por tu vida y por tus escritos. Ojalá se te conceda ese premio que tanto mereces, compañero.

Salud y República