Los viajes de Moratinos

Parece que el calor le ha apretado las tuercas a Moratinos. O simplemente ahora, casi acabado el curso político, ha encontrado tiempo para hacer dos visitas importantes.

No es que Moratinos sea santo de mi devoción, cuando hace algo que creo equivocado, lo denuncio. Es por ellos que debo decir que estos dos viajes son un acierto. E intentaré dar mis razones.

Las razones podrían ser que la derecha se ha puesto nerviosa e indignada ante los dos viajes, el reciente a Gibraltar y el que inicia ahora a Venezuela. Y digo que podía ser esa la razón, porque podría aplicar el mismo rasero que esta derecha pleistocénica que se extiende por la piel de toro y es que haga lo que haga el gobierno hay que demonizarlo.

El viaje a Gibraltar me parece un acierto pues cambia el rumbo de una política errática que no ha dado ningún fruto durante casi trescientos años, salvo el aprovechamiento visceral del nacionalismo español por parte de los políticos totalitarios para distraer a los ciudadanos de otros problemas más graves (léase Franco, por ejemplo).

Miren ustedes, a uno que es poco patriota, yo diría que muy poco, le trae al pairo el tema de Gibraltar (hay que ver qué poco español soy), sin embargo, las políticas de aislamiento o de ignorancia han dado resultados negativos para la población española próxima a la zona. Independientemente de que parece lógico que un día Gibraltar sea parte de este Estado (al igual que Ceuta y Melilla terminarán siendo marroquíes), es bueno que existan relaciones claras y fluidas. Hay que tender puentes aunque sea por interés de los ciudadanos de La Línea. Y además, no se puede consentir que dentro de nuestra propia geografía haya un paraíso fiscal, por ejemplo, donde algunos de nuestros prebostes empresarios crean empresas ficticias con el único fin de evadir impuestos. ¿Que mejor que llegar a un acuerdo con los gibraltareños para que no ocurra? Y cómo éste, otros problemas que se derivan de la convivencia de la zona, como la jurisdicción de las aguas.

En cuanto a Venezuela, un viaje a punto de iniciarse, lo primero que resalta es el odio que este país levanta en las hordas "nacionales", por ejemplo los peperos, o en la gran mayoría de los medios de comunicación, el primero El País. Aunque fuera sólo por eso, creo que habría que pensar que no se está equivocando Moratinos. No pueden soportar que Venezuela, con independencia de lo que cada uno piense de  Hugo Chávez, ha demostrado que es un país democrático donde se realizan elecciones totalmente democráticas, sin que ningún observador internacional pueda poner el menor pero. Sin embargo, les molesta que Venezuela no esté aislada, que no se la reprima, que Chávez pueda hablar libremente y que actúe en beneficio de sus conciudadanos y en contra de las multinacionales avaras, también las españolas.

Moratinos va a Venezuela comandando una comisión de grandes empresarios, para conseguir obtener contratos o ventajas comerciales. Pues bien, el ministro debería aprovechar también para apretar las clavijas a estos adalides de la crisis que han dinamitado el pacto social y hacer que le exijan a Díaz Ferrán un mínimo de solidaridad. La misma que el Estado, trámite su ministro, les está prestando, para que obtengan mayores beneficios con este viaje.

Por cierto, esta derecha cavernaria que exalta a la patria, en el caso de Gibraltar, o que ve demonios en el caso de Venezuela, es la misma que aplaude las intensas relaciones tan "democráticas" con Marruecos, Arabia Saudí, o Guinea Ecuatorial, siempre adornadas con esos abrazos y besos de Juan Carlos con sus hermanos "los otros reyes", esos que nos dan ejemplos de democracia diaria y de cumplimientos de los derechos humanos. En el caso de Marruecos se lo pueden preguntar a los saharauis o en el de Arabia Saudí a las mujeres y en el de Guinea a la oposición que está en la cárcel. Que conste que es sólo un ejemplo.

Salud y República