Queridas
mías, ¡cómo os recuerdo! Hoy hace ya 78 años que os cercenaron. No lo
consiguieron. Creyeron que podrían, pero ahí estáis. Cada cinco de agosto,
cuando miro al firmamento os reconozco. Sin duda sois las estrellas que más
brilláis.
A pesar de
haberos quitado la vida impune y miserablemente, vosotras, las trece, seguís
alumbrando el camino de muchos de nosotros. Vuestra luz nos acompaña y nos
incentiva. Con vuestro asesinato pretendieron dar una lección de miedo y de
cobardía. Pensaron que con vuestra vida se apagaría vuestra luz. Y no, no lo
lograron.
Aquí seguís
con muchos de nosotros. Viendo cómo los herederos de los que os asesinaron
siguen en la más absoluta impunidad. Viendo cómo vuestros verdugos no han sido
juzgados, mientras que muchos de vuestros compañeros todavía se encuentran
desaparecidos, enterrados en los sitios más dispares, sin que se haya
reconocido la verdad, sin que haya habido justicia para los criminales y sin
haber reparado vuestro honor. Ellos son así.
Pero lo
conseguiremos. Vosotras que fuisteis un ejemplo de valentía y de injusticia
sabéis que lo conseguiremos. Llegara el día en que se abran las puertas de la
Justicia para las docenas de miles de asesinatos cometidos. Nos está costando
demasiado. Estamos llegando tarde, pero os prometo que somos muchos los que
hacemos lo que podemos, los que pretendemos que vuestros nombres y los de los
demás compañeros y compañeras sobresalgan en nuestra historia.
Con la
excusa de una transición que más fue una cesión, y con el mantra de no mirar
atrás, os han olvidado y humillado, y pretenden que os olvidemos. Pero aquí seguiremos, en
lucha, reivindicando vuestro honor, mancillado con mentiras, torturas y vuestro
cruel e injusto asesinato.
Aquel cinco
de agosto no puede olvidarse. Vuestros temores, vuestros llantos, vuestra
valentía ante vuestros verdugos sigue siendo hoy nuestro ejemplo. Ser jóvenes,
rebeldes y pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas fue vuestro único
delito. Os fusilaron queriendo fusilar el futuro, pero no lo lograron. Con
vosotras iniciaron el régimen del terror. Un régimen que ha durado cuarenta
años de humillaciones, silencios, cárceles y muertes.
Hoy somos
muchos los que al levantarnos vemos trece rosas que, habiendo sido cortadas,
vuelven a florecer y nos hacen renovar con fuerzas, todas nuestras
reivindicaciones, las que merecéis y nos niegan con un absoluto desprecio.
Vuestro reconocimiento.
Es una
lucha larga, pero llegaremos hasta el fin, pese a quien pese. No nos van a doblegar,
porque vuestra agonía hoy nos da aliento para seguir, porque vuestro recuerdo
nos obliga a continuar. Y, sí, os puedo asegurar que por mucho que echen tierra
sobre vuestros sepulcros, yo y muchos conmigo miramos arriba y cada cinco de
agosto os vemos brillar en el firmamento, cada vez con más fuerza.
Mi madre,
testigo directo de aquella infamia, me lo recordaba a menudo: “Es el acto más
cruel e injusto que he vivido” No lo olvides. Yo se lo recuerdo a mis hijos y
espero que ellos se lo trasmitan a los suyos. Por mucho que se empeñen no nos
contagiarán su olvido y seguro que podremos, un día –ojalá que pronto--,
reparar vuestro honor, ya que no podemos reparar vuestras vidas.
Salud y
República
PARA
QUE NO LAS OLVIDEMOS
P.D. (1) Sobre este tema, vuelvo a menudo, aquí están cuatro
artículos de los últimos años:
P.D. (2) Una entrevista que me hicieron en la Cadena Ser sobre
este tema hace 8 años:
P.D. (3) Dos libros importantes sobre las Trece Rosas:
Trece Rosas Rojas de Carlos Fonseca
Las Trece Rosas de Jesús Ferrero
P.D. (4) La canción que compuso barricada por este acontecimiento:
La letra de la canción: http://www.musica.com/letras.asp?letra=1730968
P.D. (5) Un documental indispensable sobe el tema, “Que mi nombre
no se borre de la historia”: https://www.youtube.com/watch?v=unLStlrDyGs&list=PLrcouMjjYmXgqaZAUEpONv39O2SPPbzUt&index=11
P.D. (6) Texto de las cartas que escribieron a sus familiares,
Julia Conesa, Blanca Brisac y Dioni Manzanero:
P.D. (7) Un poema publicado hoy para las Trece Rosas de la poetisa
Leire Olmeda:
6 comentarios:
Siempre las llevaré en el corazón, nunca las olvidaré mientras viva...
Salud
Recuerdo que nos encontramos (vos y yo) a raíz de su historia. Me conmovió profundamente, y aún lastima saber que su crimen sigue impune. Tu recuerdo las honra. Tus palabras enaltecen su memoria y reclaman por la justicia que merecen.
Un fuerte abrazo
Pues me ha alegrado verle aun anotando
Salud y República
Kisss y Kisss
LAS TRECE ROSAS ROJAS
"Que mi nombre no se borre en la historia".
Julia Conesa
En calle de Coloreros,
a espaldas de San Ginés,
la tragedia se gestaba
y las Rosas no la ven.
Las jóvenes comunistas
(y Blanca Brisac no lo es),
agosto del treintainueve,
aherrojadas se ven.
Van cayendo escalonadas
cuando las van delatando,
cediendo ante las torturas,
hombres en frentes bregados.
Martina y Carmen Barrero,
Pilar y Julia Conesa,
Ana López,y Virtudes
y Elena Gil y Adelina.
Dionisia las acompaña,
Joaquina entra en la lista,
Victoria forma en el grupo
y Luisa cierra la fila.
Trece son las Trece Rosas
del agostado jardín,
de un Madrid de cárcel pútrido
y un Gólgota por venir.
Gritos en comisarias,
siempre en ristre los vergajos,
la capital de la gloria
ahora es la del espanto.
Cuerpos en sangre bañados,
miembros rotos y tullidos,
dientes fuera de su base
y horrores entre suplicios.
Las Rosas son deshojadas,
¡temblad, almas de vencidos!,
que esta tierra de Caín
no ha de daros un respiro.
Silencios espeluznantes,
insultos, carreras, gritos,
gemidos, voces de infamia,
¿Tú dónde estás?, ¡oh, Dios mío!
Pasan a todas a Ventas,
a la cárcel de mujeres,
viviendo un mundo dantesco
en hacinamiento envuelto.
Las acusan de la trama
y muerte de Gabaldón,
de formar una conjura
o un entramado mayor.
Sin fundamento y sin base,
sin garante o defensor,
sin testimonios ni pruebas,
todos condenados son.
Los culpables son hallados,
fusilados con fruición,
días después del suceso
que el crimen se perpetró.
¿Eran cuatro o eran tres
los funestos asaltantes,
que al cometer un atraco
un infierno desataron?
Se abrió la cárcel de Ventas
y su cancela gimió,
cuando traspasó la verja
la muerte en un camión.
Subieron las Trece Rosas
y ahora el camión lloró,
al contactar con su suelo
de la inocencia el dolor.
Las Trece Rosas marchitas,
un cinco de agosto vio
Madrid cuando despertaba
sumido en el estupor.
Osario de la Almudena,
antesala del horror,
ten ya dispuesta tu tapia
y dales tu bendición.
Alba de un cinco de agosto,
preludio de un gran calor,
nimba a las Rosas las frentes
que hoy acceden ante Dios.
Puestas las Rosas en fila,
dando cara al pelotón,
"¡apunten, disparen, fuego!",
y el crimen se consumó.
Trece Rosas de Madrid
soñando un Madrid mejor,
vuestra entrega no fue vana
pues el rosal floreció.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
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