Mucho se ha hablado. Varios han sido los medios que han
atacado a esta confluencia, poniendo el acento en que eran muchos, dentro de
los dos partidos, los que rechazaban esta unión. Pues bien, ahí queda el
resultado. El 88% de los militantes y simpatizantes de Izquierda Unida han
apoyado la confluencia, mientras que en Podemos han llegado al 98%.
Todos los demás partidos con implantación nacional han
criticado esta coalición. La razón es clara y rotunda: les puede hacer mucho
daño. Y no sólo por la suma de votos, sino porque el sunami de ilusión que se
puede apreciar puede llegar a multiplicar el resultado.
Por lo tanto, no es de extrañar que el PP hable de
comunistas y radicales, que el PSOE tiemble y diga que somos la extrema
izquierda, mientras que Ciudadanos comenta que ya no se puede hablar de que
Podemos es un partido nuevo al haberse casado con Izquierda Unida, el viejo
partido comunista.
No es de extrañar que el PP esté preocupado, sabe que con la
ley electoral actual –esa que impusieron ellos y el PSOE para repartirse el
botín del Estado--, esta broma le puede costar una pérdida de votos en varias
provincias.
De Ciudadanos qué decir. Parecen rabiosos, cuando es a
quienes menos parece perjudicar, y hablan de esta unión como algo viejo. Quizás
no se han dado cuenta de lo viejas, inservibles y dañinas que son las políticas
económicas que ellos pretenden llevar a cabo, o lo ignominioso y vergonzoso,
además de fascistoide, que es decir que el responsable de la guerra civil
española fue la República y no los golpistas, tesis que mantiene uno de sus
popes, Juan Carlos Girauta. Éste es el partido nuevo, con recetas falsas y
antiguas, con aire juvenil pero hedor insoportable a lerrouxismo.
En cuanto a los socialistas, están muy preocupados, saben
que esta coalición les puede dejar terceros y no les gusta. Además, ellos han
decidido seguir apoyando a Ciudadanos, al menos así lo están dejando ver y
quieren hacer de esta confluencia el centro de sus ataques, para poder
justificar –lamentablemente— una gran coalición con el PP y C’s, o sea el apoyo
de la derecha. Susana, Felipe, Pedro –no necesitan apellidos— han decidido que
sea Podemos e Izquierda Unida sus enemigos en la contienda. Ya se está viendo, y
se acentuará durante la campaña electoral.
También dentro de Izquierda Unida ha habido un pequeño
porcentaje (10%) que ha votado en contra. Ahí encontramos a los que no están
dispuestos a dejar las puertas abiertas para que Garzón y una nueva generación
entre con aire nuevo. La vieja guardia no descansa. Eso sí, cada vez son menos
y con la votación se ha visto su gran minoría.
El caso de Llamazares, aunque al final ha rectificado, ha
sido llamativo. Él y los militantes de su partido, Izquierda Abierta, han
obtenido un rotundo fracaso y han perdido la guerra. Un ejemplo claro es que el
domingo pasado en la fase regional de Madrid, de la Asamblea federal, se
votaron los cuatro documentos para el futuro de Izquierda Unida, ganó la que
defiende Garzón(83%) y la que representaba el partido de Llamazares no
consiguió ni un solo voto. O sea, ni ellos mismos se votaron. Y es que Gaspar
no ha podido superar que Alberto Garzón le haya eclipsado, no ha sabido estar
en el tiempo que le ha tocado vivir, y se ha quedado como jefe de una oposición
interna cada vez más inexistente.
En fin, queda mucho por hacer, ahora empieza el camino del
cambio. Lloverán hostias sobre esta coalición, dirán de todo, los Inda, los
Marhuenda, los otros partidos y los medios clásicos tratarán de parar la
ilusión que ha nacido. No queda otra que prepararnos y combatirles con nuestras
propias fuerzas, con las fuerzas de la ilusión y de la verdad, con las fuerzas
del cambio real. Ha empezado la batalla y la podemos ganar: ¡¡Adelante!!
Salud y República
4 comentarios:
Pues lo siento, pero a mi sigue sin gustarme el negocio...
Salud
En estas segunda votación, mi voto quedaba supeditados a la unión de ambos, han conseguido confluir, tienen mi voto.
Yo es que total, total ya a nada me apunto.
Yo he sido muy crítico con PODEMOS pero estoy de acuerdo con la coalición. Y les votaré, por supuesto. PODEMOS me ha demostrado, con su posición firme y valiente en contra de la socialdemocracia decadente, que quizás no es lo que yo pensaba. Quizás...
Pero ir unidos es la mejor solución, y también envainar algunas cosas folkloricas que nos rodean y que con su eliminación PODEMOS ha conseguido la representación que ha conseguido.
Por cierto, el mundo pasa, la vida se nos va, y no es un pecado jubilar al PCE.
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