07 mayo 2016

EE.UU. está enfermo: la prueba se llama Donald Trump

Un país que tiene un aspirante oficial a la presidencia como Donald Trump es que está enfermo. No puede haber otra explicación. Porque si anteriores líderes del Partido Republicano como Sarah Palin o incluso George W. Bush eran extremistas, este nuevo populista fascista les deja en pañales, a la altura del betún y les hace parecer angelitos.

Estamos hablando del país que presume de ser un ejemplo democrático y, sin embargo, tiene a tipos como Trump en la primera fila de la política. Un millonario excéntrico, mentiroso, xenófobo y fascista, que demuestra su categoría con orgullo y narcisismo.

Está a punto de ser nombrado candidato oficial del Partido Republicano, lo que dice mucho de los EE.UU. Y todos sus méritos están en el contenido y en la forma de su mensaje. Un mensaje que haría temblar a cualquier demócrata verdadero, independientemente de su ideología.

Si hablamos del fondo de sus promesas, tenemos que citar como las más extremas y peligrosas:

  • La construcción de un muro en la frontera mexicana de 1600 km. con un coste de 8000 millones de dólares que haría pagar a México.
  • La prohibición de entrada en el país a todos los musulmanes y crear un registro a todos los que ya residen en él.
  • La promesa de triplicar los guardias fronterizos, de eliminar la ciudadanía por nacimiento (sólo mantener las de origen de sus ascendientes) y deportar a los once millones de indocumentados que ya trabajan en USA.
  • La extensión del derecho a portar armas a todos los Estados, sin excepción.
  • La bajada y eliminación de impuestos (Trump manifiesta que USA es el país del mundo que paga más impuestos, cuando es uno de los que menos paga)
  • Mantendría Guantanamo y aumentaría el número de presos que acoge, porque según él la tortura funciona.
  • Controlaría a Irán, utilizando cualquier instrumento, para evitar el holocausto que según él se va a producir.
  • Imposición de aranceles extraordinarios para evitar la entrada de productos chinos en USA


Y todo esto lo hace utilizando las técnicas goebbelianas, repitiendo argumentos que son mentiras absolutas. Dice que hay 93 millones de parados, cuando son 21. Ha afirmado, sin pruebas naturalmente, que muchos musulmanes salieron a celebrar el atentado del 11-S. Insiste en que se pagan muchos impuestos cuando es absolutamente falso. O ha apoyado la tesis de que Obama es musulmán y que ha nacido en Kenia. Acusa a los hispanos de ser los portadores de drogas y violencia, y a los musulmanes de destruir la familia típica americana.

Su populismo se basa en dar con las claves que son los valores predominantes de los rednecks (blancos que hablan inglés –le molesta que haya tanta gente que habla español--, de la América profunda y rural). Entre esos valores están, el éxito empresarial, la capacidad de hacer soñar con la opulencia, mantener un Estado puro, lejos de mezclas religiosas y razas diferentes que lo debilitan. Ideas claras y simples, de brocha gorda.

Se trata de un individuo sin empachos, dispuesto a ganar como sea, y para ellos utiliza un lenguaje ofensivo pero popular y denuesta a periodistas, amenaza a quien se atreve a criticarle con darle un puñetazo y se presenta como el mejor, el más rico, el más listo.

Su pasado político es voluble y veleta, como lo fue el de Hitler. Su populismo basado en intereses personales le ha hecho apoyar en los años 90 a la familia Clinton, y medidas como la creación de un sistema sanitario público o el derecho al aborto. Pasando, posteriormente a criticar abiertamente a George W. Bush, por su intervención en la guerra de Irak, y hoy estaría dispuesto a bombardear Siria, sin remisión.

Qué quieren que les diga, a mí, cada vez más, me parece una copia burda de Hitler, a quien sin duda debe admirar. Un hombre que presume de haberse hecho a sí mismo, cuando es un heredero de un imperio económico de su padre (otra mentira). Un peligro público que esperemos no gane las elecciones, por el bien de todos, incluidos los estadounidenses. El hecho de que sea candidato demuestra que EE.UU. está enfermo, muy enfermo.

Salud y República

4 comentarios:

Genín dijo...

Tios así dan ganas de vomitar, pero si se trata de un posible presidente de USA, lo que da es cagalera... :)
Salud

Neogeminis Mónica Frau dijo...


Es realmente vergonzoso, impresentable. Aunque le veo una virtud: dice sin tapujos lo que piensa (todas aberraciones retrógradas) por lo que nadie puede decir -si lo vota- que no sabe qué piensa. No creo que gane, pero el hecho de haber salido victorioso en las primarias de su partido, ya es incomprensible. Por el bien del mundo, espero que los ciudadanos norteamericanos sepan votar.
Un abrazo

Anónimo dijo...

¿De veras que te extraña que en EEUU gobierne un mamarracho como Trump?
Para mí lo verdaderamente asombroso es que haya llegado a gobernar un hombre negro. Y punto.
Es un país que al ver sus series y películas, nos creemos que está en cabeza de la democracia, libertad y demás virtudes, pero son catetos, incultos, retrógrados, y mucho más. Salvando las excepciones, como es lógico, el payaso Trump es un retrato de la sociedad americana yanqui.
Desgraciadamente.

Pilar Abalorios dijo...

Pone palabras al miedo de la gente, crea verdades para quienes no han alcanzado sus sueños, encuentra el culpable de todo mal, ¿cómo lo van a seguirle quienes no están dispuestos a contemplarse ante un espejo?



Un saludo