Franco acabó como empezó, asesinando. Desde la guerra civil hasta dos meses antes de su muerte, el dictador sanguinario demostró, asesinando, su afán de combatir todo lo que se moviera, fuera de su pensamiento fascista.
Su dictadura, que sufrimos durante 35 años, hoy quiere ser enterrada por su sucesores, muchos en el Partido Popular, en un intento de socavar la Memoria Histórica y de borrar un periodo deleznable de represión y matanzas.
Fueron decenas de miles los asesinados, después de la guerra civil. Muchos también los exiliados. Y millones los que, sin poder evitarlo, tuvieron que quedarse en un país donde la cárcel y la represión fueron una constante.
Franco nunca abandonó ese trono de criminal profesional y hasta dos meses antes de morir, ya enfermo, demostró su crueldad consumando los cinco últimos asesinatos del franquismo.
El 27 de septiembre de 1975, se perpetraron al alba, los últimos asesinatos del régimen. Luchadores antifranquistas, a pesar de la petición generalizada de los diversos países europeos y americanos, de las instituciones internacionales y de la opinión pública mundial.
El tardo-franquismo siguió siendo cruel, a pesar de las apariencias, y no consintió ni un movimiento de apertura o de oposición al régimen. La represión siguió y a pesar de haber pasado treinta y cinco años y de que Franco sufría una enfermedad mortal irreversible, él, junto a su jefe de gobierno, Arias Navarro (que fue gobernador civil en Málaga, durante la guerra, asesinando a más de cuatro mil malagueños opositores al régimen, lo que le hizo ser conocido como “El carnicero de Málaga”), ordenaron fusilar a cinco luchadores antifranquistas.
Franco había decidido morir tal y como empezó la guerra, fusilando. El 27 de septiembre de 1975, cinco de los once hombres detenidos fueron fusilados al amanecer, a los otros seis les conmutaron la pena capital por 25 ó 30 años de cárcel.
Fueron verdaderos asesinatos, ejecuciones sin haber sufrido juicios justos (los juicios fueron denominados por la opinión pública internacional como una “broma macabra”), que culminaron un periodo nefasto y cruel de nuestra historia.
Una carta escrita a sus padres por uno de los asesinados, José Humberto Baena, militante del FRAP, refleja la valentía de los asesinados y la cobardía y crueldad de sus verdugos:
"Papá, mamá: Me ejecutarán mañana. Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero, pero que la vida sigue. Recuerdo que en tu última visita, papá, me habías dicho que fuese valiente, como un buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente"
Mañana sábado, 26 de septiembre se celebra un homenaje en memoria de los cinco fusilados, en el Auditorio “Marcelino Camacho” de CC.OO. en Lope de Vega, 40, a las 19 horas. Desgraciadamente, al encontrarme fuera no podré asistir, sin embargo estoy seguro de que serán muchos los que llenen ese auditorio, y muchos más los que desde fuera recordemos este triste episodio que culmina un periodo macabro de nuestra historia y que hoy es ocultado para tratar de hacerlo invisible. Hoy más que nunca, en homenaje a estos asesinados y a todos los que les precedieron debemos exigir que se mantenga viva nuestra Memoria Histórica.
Más que nunca, exijamos: Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas de franquismo. Episodios como estos últimos asesinatos o los anteriores no pueden ser olvidados, sin más.
Salud y República
1 comentario:
Es increíble que hayamos llegado hasta este punto sin haber logrado que la verdad reluzca y se haga verdadera justicia, que la Historia se escriba con la verdad, una triste pena... :(
Salud
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