¡Vaya semanita! Y se la querían perder. No es que los dos últimos años los peperos hayan estado alejado de la corrupción, más bien lo contrario. Sin embargo, hay que ver lo ocurrido esta última semana. Por si fuera poco, día a día han ido saliendo a flote boñigos de corrupción que han teñido de marrón la sede de Génova.
Y Rajoy aguantando el tipo. Dice no saber nada de ‘esas personas’, dice confiar en la justicia –¡faltaría más!— y desea que las personas implicadas sean juzgadas y que ‘esas cosas’ no vuelvan a ocurrir. Todo esto pretendiendo estar ajeno a estas sinvergonzonerías. Porque para él, Rato llegó a Presidente de Caja Madrid por arte de magia. Y Acebes fue nombrado secretario general por obra y gracia del Espíritu Santo Mariano, mientras, sin querer, financiaba a Jiménez Losantos . Por supuesto que Bárcenas –le acaban de encontrar otra cuenta en una isla del Pacífico-- nació tesorero del PP, nadie le nombró, y la sede de Génova es algo que le suena pero que no acaba de recordar ni dónde está. Lo que deja muy claro que el gran Rajoy está exento de toda responsabilidad. Al fin y al cabo pasaba por allí.
Y qué decir del dios Aznar, aquel que no se callaba ni debajo del agua, que criticaba todo, hasta de su mismo partido. Hoy, silencio. Todos los tocados por corrupción fueron hombres claves de su gobierno y su partido, ¿pura casualidad o virus contagiado?
Los medios de comunicación, los jueces, los ciudadanos, todos están equivocados. Todos menos el Partido Popular que es víctima de una persecución odiosa capaz de acusarles de viles mentiras y de corrupciones que ellos, los pobres, han sufrido por gente ajena al Partido, como Bárcenas, Rato, Acebes y la empresa que hizo las reformas del edificio de Génova. Como todo el mundo puede apreciar un contubernio de gentuza a la que Rajoy y Aznar apenas conocían y cuyos delitos les pretenden manchar, sin tener nada que ver con ellos. ¡Pobres hombres!
No tenemos contabilidad B, dicen con descaro, sin aceptar lo que ya ha demostrado el juez Ruz, que tienen contabilidad B y que, como se acaba de demostrar, hay una contabilidad C (pagos en negro que no estaban en la B de los papeles de Bárcenas) y quién sabe si no completarán el abecedario, a este paso.
Todos los sujetos responsables tienen un doble denominador común: Rajoy y Aznar. Esta pestilencia no se puede aguantar más, porque las olas que vienen desde la presidencia del gobierno y del Partido Popular están contaminando este país y llenando de putrefacción la vida pública.
Rajoy sigue negándolo todo, evitando dar la cara, negar u obviar hechos que todo el mundo reconoce. Rato, al igual que Bárcenas, se ha convertido en innombrable. De Acebes nada, ni mencionado. ¡Aguanta Luis, sé fuerte! Y ya va más de 1,6 millones pagados en negro de la reforma de la sede de Génova, aunque Rajoy tampoco dice ni pío.
Ahora resulta que se quiere poner de acuerdo con el PSOE para conseguir un pacto anticorrupción, y parece que el PSOE está por la labor. ¡Cuidado! el PSOE no debe picar, si el PP quiere hacer un pacto de este tipo tendrá primero que lavar y limpiar su casa, reconocer su responsabilidad y luego tratar de poner medios para que no vuelva a ocurrir. Si no es así, como parece, este pacto entre los dos grandes huele a bipartidismo, a tratar de aparentar que se corrige la corrupción, a intentar recuperar votos perdidos, a elecciones próximas.
Bien por cualquier pacto contra la corrupción pero primero no hay que esconder miserablemente la propia. Cuando el PP lave públicamente sus trapos sucios, entonces será el momento. El pacto no puede tapar la ropa sucia que hay debajo del cesto, porque si es así el hedor saldrá a flote y ese acuerdo quedará invalidado.
No es hora de seguir mirando a otro lado, el PP tiene que asumir responsabilidades. Si tuvieran vergüenza y quisieran de verdad arreglar el problema reconocerían su culpabilidad y convocarían elecciones generales. No hay tiempo para otra cosa. Y ahora a esperar al lunes, porque esto no se ha acabado, ya lo verán. ¿Con qué nos sorprenderán la próxima semana?
Salud y República
1 comentario:
El problema de fondo es que la corrupción no es la excepción sino la regla.
Un saludo
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