El proceso
de independencia catalán está llevando a tirios y a troyanos a una situación
extrema, en la que todo lo que no está con uno de los dos bandos está en
contra. Y lo que debería ser una amalgama de distintos colores, se ha
convertido en un tablero de ajedrez, donde sólo imperan dos colores: el blanco
y el negro.
O se está
conmigo, o se está contra mí. Este parece ser el lema a estas alturas. Y, al
que no esté ni con unos ni con otros se le llama equidistante, como si éste
fuera el insulto político más grave que se pudiera decir.
Terrible
error, que en los grandes conflictos suele ocurrir, el de no reconocer matices
y gamas intermedias, que conducen sin remisión a una incomunicación que
imposibilita la solución del conflicto. Y se acusa a quien defiende puntos
diferentes a los dos grandes extremos, de enemigos de los dos. ¡Craso error!
Tener ideas
diferentes a las que se presentan en conflicto es algo que debería ser normal.
El mundo es cromático, también en política, con muchos matices, los colores
intermedios, como el gris, también existen.
O se acepta
el referéndum, convocado saltándose las leyes (también y sobre todo las
propias, las del estatuto), o te acusan de alinearte con el PP. Pues no, miren
ustedes. Las cosas no son blancas ni negras, y si hay alguien que así lo cree,
será por un exceso de pasión (con o sin razón) o por fanatismo.
Hace mucho,
antes de que este proceso endiablado y alimentado por Rajoy y sus muchachos
comenzaron con la lamentable decisión de llevar al Constitucional un estatuto
aprobado por las Corts, las Cortes y el pueblo catalán, yo ya había defendido
–en aquel entonces, era por el pueblo vasco--, el derecho de autodeterminación
de los pueblos. Por lo tanto, sigo defendiendo que Cataluña pueda ser lo que
quiera ser, y que la única prueba de tal cosa es la celebración de un
referéndum de autodeterminación, con garantías.
Lamentablemente
a Rajoy y a sus muchachos, a mi modo de ver, les cegó su catalanofobia, y
promovieron una campaña contra el Estatuto Catalán, denunciando al Constitucional cuarenta
artículos --cuando había sido aprobado suficientemente por los parlamentos
nacional y catalán, así como por el pueblo catalán--, de los que treinta
iguales fueron aprobados, sin poner obstáculos, en otros estatutos como el
andaluz o el valenciano. Ahí empezó el baile.
Después ha
seguido una inacción política por parte de Rajoy, que sólo ha contestado a las
actuaciones catalanas con leyes y haciendo funcionar a instituciones donde
tienen mayoría o directamente son gente de su confianza, como el Tribunal
Constitucional o la Fiscalía del Estado. Otro grave error pepero, que al no
atacar el problema con diálogo y medidas políticas acordadas, durante más de
siete años, ha sido la gran máquina de fabricación de independentistas, que han
pasado del 25% hace siete años a casi el 50% hoy, a costa de los errores y
falta de política de los peperos.
Pero Rajoy
es Rajoy y el PP es el PP, y no hay vueltas que darle, hoy siguen incrementando
la tensión. Y, a la imposición por parte catalana de un referéndum fuera de la
Constitución española, sigue pretendiendo ganar la guerra. Otra equivocación de
libro. Aquí, si se quiere salir vivos el dos de octubre no debe haber ni
vencedores ni vencidos. La victoria de un lado puede significar el triunfo del
otro bando. No, del día dos sólo se espera una cosa: una mesa de diálogo para
pactar un compromiso y que el pueblo catalán pueda expresar cómo quiere
relacionarse con el resto del Estado. Todo lo demás, son milongas, por una y
por otra parte. Ni se puede declarar la independencia con el resultado de un
referéndum como el convocado, ni se puede aparcar por más tiempo una situación
como ésta o atajarla por la fuerza.
Dejémonos
de actuaciones que pueden quebrar la convivencia, no se puede perder el tiempo.
El 80% del pueblo catalán quiere decidir su destino y contra eso no hay nada
que hacer, salvo dejarle que proyecte su futuro. Hay que pactar ese referéndum
con garantías, porque es la única posibilidad de conocer, de verdad, qué
quieren los catalanes; todos, no una parte.
Salud y
República
2 comentarios:
Sinceramente, yo ya estoy hasta...el moño del tema catalán y exprimirme las meninges para, en un breve comentario, dar soluciones, como que no, pero por decir algo positivo ante tanta manipulación y falsedad de uno y otro lado, y mas, de algún otro mas, resumo: Serán independientes cuando yo sea Papa, si siguen por el camino del desprecio a los demás españoles, en especial a los andaluces.
Que cumplan con la ley como todo dios y que se dejen de inventar leyes que les interesa y falsear la Historia, entre muchas otras manipulaciones, y al gallego, ni me molesto en decir nada...
Salud
"Tener ideas diferentes a las que se presentan en conflicto es algo que debería ser normal."
Lamento decirte que no es así. La intolerancia es grande y la tendencia a polarizar parece ser que es lo que abunda a la hora de debatir. Por aquí pasa lo mismo.
Un abrazo
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