Bancos insaciables, gobierno sometido y ciudadanos en la calle

Estamos en la penúltima de los bancos. Una más de muchas. Y es que en 2013 han vuelto a batir otro récord. Según el Banco de España, estos bancos tan sufridos y tan amiguetes del gobierno, que nos han esquilmado la friolera cantidad de 61.000 millones de euros por su ‘buena gestión, resulta que se han quedado con casi 50.000 viviendas el año pasado –la mayoría de ellas, 39.000 viviendas habituales—, lo que supone un 10% más que en 2012.

Para eso ha servido nuestro dinero. Y sí, digo nuestro muy nuestro, porque a pesar de lo que dijo el gobierno –otra mentira más—, es un dinero que estaremos pagando todos los ciudadanos durante generaciones.

Y ahí están los bancos. Los hemos rescatado, siguen sin dar créditos y lo que hacen es gastarse sus recursos comprando deuda pública, con el fin de especular de forma fácil y sin riegos, y encima se quedan con las viviendas de manera indiscriminada.

Mientras tanto este gobierno ‘siseñor’ de los poderosos sigue ayudándoles y sin poner medidas para que paren esos desahucios de gente necesitada –ni tan siquiera la dación en pago-- y fluya el crédito, a pesar de que muchas de las cajas de ahorro intervenidas hoy tienen mayoría de capital público.

Estos bancos, también los que hemos rescatado, se están convirtiendo en las mayores inmobiliarias del país, a costa de dejar en la calle, sin ningún miramiento, a millares de familias.

Un ejemplo claro que he vivido. Unas vecinas querían vender una finca de su propiedad y encontraron cliente. Cuando este cliente fue a pedir el crédito al banco –por cierto, una caja de las rescatadas—, allí le dijeron que ellos tenían mejores ofertas inmobiliarias y le vendieron directamente otra finca. Mis vecinas se quedaron sin venta. La entidad financiera, Caixa Catalunya se la había jugado.

Estos son nuestros bancos. Insensibles y dispuestos a conseguir sus objetivos a costa de los demás. Con dinero público siguen dejando en la calle a miles de ciudadanos y con esos inmuebles hacen la competencia a los particulares, mientras el gobierno les aplaude y les ayuda aunque no cumplan su función más importante: otorgar créditos. Lo que están consiguiendo es un país con gente sin casa y lleno de casas sin gente (hoy son cerca de 3,5 millones las viviendas vacías en este país).

Salud y República