13 febrero 2014

Ana Mato es gilipollas, sin remisión

Como quiera que trato, al escribir en este blog, de dar noticias bajo mi prisma, no puedo pretender --o sería una falta de espontaneidad y un engaño a quien lee Kabila-- controlarme hasta el límite de intentar ser políticamente correcto. Pues no, cuando escribo también quiero mostrar mi estado de ánimo y perdonen si a veces suelto improperios o exabruptos, pero es inevitable cuando uno ve, escucha o lee ciertas cosas y trata de escribir no sólo la letra sino la música de lo que piensa.

Y sí, no puedo por menos que decir que además de mentirosa, de estar instalada en la burbuja pepera del bienestar, y de ser ciega cuando le interesa, la ministra Mato es una gilipollas. No encuentro otro calificativo mejor para describirla. Una tipa que dice lo que ella ha dicho no tiene vergüenza y es una gilipollas.

¿Cómo se puede decir que la pobreza en este país está disminuyendo? Pero es que, ¿no hay nadie que le diga a esta gente que deje de mentir, que los ciudadanos no somos gilipollas como ellos? ¿Por qué se empeñan en hacernos ver angelitos volando cuando lo que estamos viendo es mendicidad y miseria por todas partes?

Ana Mato  El Roto

Y es que está, sin dudas, fuera de la realidad, vive en su mundo de burbuja pepera donde la calle y los ciudadanos están fuera de su órbita. ¿Desde cuándo no pisa esta mujer la calle? ¿Es posible que este personaje de golpes de pecho, de bienestar pagado por Gürtel no tenga un ápice de sensibilidad? Es insultante, indignante e indecente.

Una tipa cuya ceguera no le permite ver los coches en su garaje y ahora le impide ver como su gobierno nos está llevando a la miseria. Y cada vez más. Esta mujer no sólo se permite hacer aberraciones con la Sanidad Pública, dejándola bajo mínimos, cortar las subvenciones a los dependientes, dejar sin acceso a la Sanidad Pública a los inmigrantes, insistir en el repago y desviar fondos a la Sanidad Privada, sino que también pretende hacernos creer que vivimos en Jauja, el país de las mil maravillas que ha diseñado su querido Mariano.

Que no tengan cara dura. Por lo menos que sean valientes y reconozcan lo que están haciendo. Basta asomarse a una ventana y no estar encerrados en el bunker de una urbanización privada de alto standing y en la Carrera de San Jerónimo complacida con la apisonadora de su mayoría absoluta. Gente como Ana Mato nos mata.

En este país llamado España, Sra. Mato, todos los indicadores están en su contra, a pesar de sus mentiras y fantasías. Hay cerca de tres millones de niños bajo el umbral de la pobreza (uno de cada tres), hay un millón menos de ocupados, con una bajada media de los salarios de un 10%, y dos millones de familias con todos sus miembros en paro. Tenemos unas prestaciones de desempleo que cubren sólo al 60% de los parados (cuando hace dos años era el 80%). En fin, señora, estos son datos objetivos. Y su conclusión es que somos menos pobres. ¡A la mierda!

No tienen vergüenza. Y podría hablar de otros tantos ministros que están a su altura. Y es que no sé cómo es posible haber elegido a este selecto grupo de personajes para dirigir a este país. ¡Ah, sí, sí lo sé! El gran jefe es Mariano Rajoy.

Salud y República

2 comentarios:

Genín dijo...

Yo creo que se refiere a los que ya están muertos... :(
Salud

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Para mí es que piensan que de tanto mentirle a la gente, llegará un punto en que la van a convencer de que la realidad es otra.
=(