Estamos sometidos a una vorágine tremenda. Mientras personajes tan detestables como Urdangarín, Bárcenas, Corinna, y acontecimientos como la coronación del nuevo Papa, o las torturas de soldados españoles en Irak, o la lucha de dos jueces por obtener los papeles del susodicho, o el corralito de Chipre entre otros, llenan portadas de medios de comunicación, algunas noticias muy importantes, al menos bajo mi punto de vista, quedan desaparecidas o poco .
Ayer escuché en la SER que han recortado también las vacunas que la Sanidad Pública proporciona a la población infantil, pasando de 12 a 8. Y hoy leo con indignación que el ministro Montoro –¡vaya tipejo!— pretende que a las CC.AA. que no cumplan con el déficit previsto no se les subvencionen los trasplantes.
En relación a las vacunas infantiles, la ministra Mato, la ciega --incapaz de ver coches regalados en su propio garaje y capaz de aprovecharse de la red Gürtel con regalitos—, tampoco parece ver –o quizá lo hace por eso-- el peligro que implica esta nueva brecha que se puede abrir en la población infantil.
Aunque la ministra no lo sepa, no lo crea, no lo vea, la Sanidad Pública ha de jugar para conseguir la igualdad entre personas de distintos estratos sociales. Debería garantizar un acceso a la salud igual para todos. Sin embargo, con esta medida se aumenta la desigualdad, ahora resulta que los niños que nazcan, no sólo tendrán dificultades para obtener una escuela digna, un trabajo conveniente, unos servicios sociales necesarios, además se encontrarán con un primer obstáculo. Por razones económicas, en contra de los médicos y expertos, la disminución de vacunas a la población infantil provocará una brecha entre los que puedan pagar esas cuatro vacunas que no proporcionará la Sanidad Pública y los que no, cuya salud puede resentirse. O sea otra grave eclosión negativa en nuestro Estado del Bienestar.
Con la medida de Montoro, este ministrucho quiere unir la suerte del cumplimiento del déficit a la de la calidad de vida de los ciudadanos que necesiten un trasplante. O sea quiere que paguen, otra vez más, los más débiles la culpa de una política equivocada de la que no son responsables.
Es menester recordar que quien más ha incumplido el déficit ha sido el gobierno central, cosa de la que casi nadie habla. Puesto que mientras que los municipios han cumplido sobradamente (el déficit de los ayuntamientos en 2012 ha sido del 0,2% cuando se permitía el 0,3%), y siendo verdad que las autonomías han sobrepasado el déficit previsto (1.5%) en dos décimas (1,7%), el Estado central lo ha hecho en 0,6 décimas (4,1% sobre el 3,5% previsto). ¿No sería más justo que fueran los responsables de la máxima desviación (los miembros del gobierno) los que sufrieran las restricciones?
Pues no, Montoro, Rajoy y los demás ministros hablan del desvío de las CC.AA. y no hablan del cumplimiento de los ayuntamientos –vilipendiados y castigados por la nueva ley de Haciendas Locales, como premio— y mucho menos de la desviación que ha provocado el gobierno central, directamente de su responsabilidad.
Como respuesta quieren castigar a las CC.AA. –a los ciudadanos, que no a los gobiernos— que no han cumplido en déficit, al quitarles las subvenciones para los trasplantes. ¡Una maravilla! Así, mientras los gobiernos responsables de esas comunidades que han incumplido el objetivo podrán si fuera necesario, sin problemas, hacerse los trasplantes, pagándolos, los ciudadanos sin recursos se quedarán esperando, si no se mueren, a que su Comunidad Autónoma cumpla el déficit. Una medida justa y cabal.
Y es que seguramente es a él, a Montoro, al que habría que hacerle tres trasplantes urgentes, el de la boca para que no se ría cuando da malas noticias, el de cerebro para que sea razonable, y el de corazón para que adquiera sensibilidad y deje de castigar a los débiles.
Mientras que a Ana Mato habría que trasplantarla las córneas para que vea su relación con la trama Gürtel y la vergüenza para que le ayude a hacer lo que debe, o sea, dimitir.
No puede haber paños calientes para estos dos ministros, por su continua labor en contra de la ciudadanía, por su ineficaz gestión y por estas últimas medidas deberían marcharse ya, sin esperar una remodelación de gobierno, donde estoy seguro desaparecerán. La ciega y la hiena no pueden ser ministros de España. Nuestros ministros deben ver y no reírse cuando nos están lapidando con medidas injustas y evitables.
¡Con la Sanidad Pública no se juega!
Salud y República
5 comentarios:
Lo que veo es tanto en la CAM desde la llegada de Espe como en el Gobierno central desde la llegada de Rajoy es un desprecio brutal y sin escrúpulos del poder hacia el pueblo al que deberían servir.
Estas que cuentas son pruebas de ese desprecio que no cesan de demostrar.
Lo de recortar las vacunas ya es inimaginable!...es muy lógica la indignación contra esos tipos!
Un abrazo.
Estos no se arreglan ni con trasplantes, yo creo que mejor seria echarlos y juzgarlos por "criminales de paz"...jajaja
Salud
Mucho me temo que a estos no los haríamos humanos ni trasplantándoles un corazón nuevo.
Besos, querido amigo.
Rafa no te molestes, en la cavidad craneal de Montoro y Mato no cabe un cerebro normal.
Salud, República y Socialismo
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