El candidato socialista Hollande ha ganado por un punto y
medio de diferencia a su contrincante, Sarkozy, el actual presidente, en la
primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas.
Los resultados nos dan una idea de una Francia dividida entre la izquierda y
la derecha. Sarkozy ha pagado su alineamiento con la línea dura europea y su
amiga Merkel, mientras que Hollande ha conseguido transmitir la idea de que hay
otra forma de salir de la crisis, apuntando más a la reactivación de la economía
que a la constante rebaja del déficit.
Sin embargo, las elecciones a dos vueltas no sólo tienen la virtud y el
imperativo de señalar a los dos candidatos que pasan a la final, también señalan
cuáles pueden ser sus posibilidades, al calcular los posibles apoyos que les
puedan otorgar los demás partidos que se han presentado.
En definitiva, los dos candidatos necesitan apoyos de los votantes de otros
partidos para conseguir vencer en la segunda vuelta. Y ahí está el meollo de la
cuestión. De nada sirve ganar en la primera, si no se obtienen las ayudas
suficientes para ganar en la segunda.
En estas elecciones la gran sorpresa ha estado a cargo del partido del Frente
Nacional –la extrema derecha—, que ha obtenido el 18% de los votos, el máximo
porcentaje obtenido por esta formación desde que existe.
También es de señalar los buenos resultados de La Izquierda, partido
encabezado por Mélenchon que ha obtenido más del 11% de los datos. Después le
sigue el centrista Bayrou, con un 9%.
En la segunda vuelta, el voto de la mayoría de los seguidores
del ízquierdista Mélenchon irá al candidato socialista, también parece
que la mayor parte del voto centrista de Bayrou será para Hollande, al igual que
el de los ecologistas, aunque estos representan sólo un 2%.
La clave está en los votantes de Marine Le Pen, quien ha dado a los suyos
libertad de voto para la segunda vuelta. Los resultados dependen, sobre todo,
del reparto de esos votos. Dicen los expertos que para que Sarkozy gane, tendría
que llevarse el 90% de los votos “lepenistas”. El voto de la extrema derecha es
clave.
Las encuestas, ahora, pronostican una victoria holgada de Hollande con un
55% de los votos, aunque queda mucha tela por cortar. El numerero presidente
francés puede hacer guiños a la extrema derecha y conseguir el éxito.
Es triste ver cómo en un país como Francia, la extrema derecha –al igual que
ocurre en otros países—, está obteniendo réditos de esta crisis y que de ella
depende, en gran parte, el nuevo presidente francés.
Así es que la pelota queda en el tejado. No es que Hollande sea un
revolucionario, pero el peso de Francia en la UE, y su deseo de reactivar la
economía antes que reducir el déficit es un pequeño alivio que servirá de
contrapeso a Merkel. Porque no es lo mismo negro que gris. Crucemos
los dedos y esperemos que en esa segunda vuelta Hollande supere a Sarkozy, ese
histriónico presidente cuyo personalismo y egolatría están muy por encima de lo
que merece un país como Francia.
Salud y República
9 comentarios:
No conozco nada de la política actual francesa, pero si se puede extrapolar la experiencia de un país a otro, me animo a aventurar que en la segunda vuelta habrá algún sector moderado que se inclinó ahora por Sarkosy, que terminará aportando para el candidato de la izquierda. Los extremos ideológicos suelen espantar a un gran número de votantes.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo maese Kabileño. Vamos a cruzar los dedos para que ese enano desaparezca y con él su amiga el codillo.
abrazos
¿Pero como adjudican los diputados a los partidos minoritarios si no votan por ese partido sino que lo hacen por los dos grandes en disputa?
No entiendo como funciona eso...
Salud
Genín, se trata de las elecciones presidenciales, no tienen nada que ver con la elección de diputados, que todavía no toca.
Salud y República
Creo que Sarkozy lo va a tener difícil aunque le apoyen los extremoduros de LePen; no pierdo las esperanzas de que hay un balón de osígeno a esta europa tan perdida,
Un saludo.
Miseria. Si sumas el voto de derechas, centro y extrema derecha ganan de calle. Otra cosa es que entre ellos no se puedan ver y apoyen a Hollande. Pero que el partido socialista gane por un mísero punto y los de Melenchon se queden siete u ocho puntos por detrás de los fascistas, pues no sé, no es como para estar contento. Yo lo veo mal: hombre, me alegraría que ganaran las izquierdas, está claro, pero qué esfuerzos titánicos, y encima a costa de las derechas en conflicto. Si con la que está cayendo por toda Europa las izquierdas no arrasan es sencillamente porque algo se está haciendo mal desde la izquierda; llevo tiempo diciéndolo.
Bueno, de todas formas, a ver qué tal Hollande, porque no me fío.
Totalmente de acuerdo Rafa.
Bicos
Suele ocurrir en las épocas de crisis que los votos a la extrema derecha siempre crecen; es uno de los peligros que se corren, el caer en su populismo, su demagogia buscando un culpable de la crisis, como pueden ser los inmigrantes, o apoyarse en una de las causas: el aumento de la delincuencia que siepre recae en los grupos más marginados (nuevamente los inmigrantes).
Detodas formas, pienso que ganará el candidato socialista, si bien está por ver si será como nos ha resiultado aquí en España, Zapatero, o por el contrario, no aceptará las órdenes del sexteto de la Comunidad, y luchará por unas políticas no neoliberales y más sociales. Creo que ése es el auténtico dilema.
Salud, república, y libertad.
Pues Rafa parece que no va a ser así, porque acabo de escuchar en la Sexta que Marie Le Pen no va a apoyar la candidatura de Sarkozy.
Salud, República y Socialismo
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