El PP contra la libertad de expresión. Vuelve la censura

Empiezan a regar sobre nuestra libertad de expresión, y se está embarrando el campo de juego. El PP está aprovechando al máximo su mayoría absoluta para pasar la apisonadora sobre todo bicho viviente.

En la última semana se empieza a ver cómo cree este gobierno en la libertad de expresión. Y como le gusta poner la mordaza a quien se interponga, tratando de criticar sus planes.

La primera viene de largo, Ignacio González –ya saben, el segundo de Espe Aguirre— ha conseguido que la periodista de la SER, Pilar Velasco, sea imputada por haber propagado la noticia del espionaje que le hicieron en un viaje a Colombia, cuando llevaba bolsas de basura, cargadas de no se sabe qué.

Esta imputación se hace por parte de la Audiencia Nacional (está claro que la lideresa y el propio González tienen amiguetes a los que han presionado) a pesar de que el fiscal y el primer juez no habían visto ningún indicio de delito, dieron por verídica la noticia y lo tanto habían desestimado la demanda.

Y todo esto por querer saber cuáles son las fuentes de la periodista. Resulta que ahora, se quiere frenar al mensajero con la amenaza de tener que revelar sus fuentes, y así cargarse uno de los principios fundamentales de la libertad de expresión. Al no hacerlo, se la imputa.

Otro caso se ha dado en el Congreso de los diputados. La mesa ha rechazado dos preguntas de Gaspar Llamazares sobre el obispo de Alcalá, ya saben, aquel que aprovecha las homilías televisadas para mostrar su homofobia. Este rechazo es fruto de los votos de los peperos, que demuestran su concordancia con dicho obispo.

Por último, la grave decisión tomada ayer en el consejo de ministros, nos deja claro que este gobierno y el partido que le apoya no quiere dejar ni una coma suelta. Así, ha decidido cambiar la ley para que los consejeros y el presidente de RTVE puedan ser elegidos por mayoría del Congreso, si no hay acuerdo de los dos tercios. O sea, sólo con los votos del PP.

Por lo tanto, se ve claramente que no quieren pactar nada y que, haciendo caso a lo que sus huestes más extremistas están pidiendo desde hace tiempo, desean volver a dominar RTVE, como ya hicieron en tiempos de Aznar (recordemos, p.e., al tal Urdaci, de impresentable memoria). Por otro lado, han puesto las bases para que las televisiones autonómicas se puedan privatizar y así poder contentar a sus amiguetes empresarios de los medios de comunicación.

Así es que, prepárense y apriétense los cinturones que volvemos a épocas pasadas. Aquí quiero reconocer, la buena labor hecha por el gobierno Zapatero, tan denostado en casi todo –por méritos propios—, que durante sus años de gobierno consiguió una televisión pública de calidad, y además con una cierta neutralidad que nunca antes tuvo.

Desde hoy ya sabemos lo que nos espera. Por un lado, la mordaza, callarán a quien quiera hablar, y por otro la propaganda televisiva, tan conocida en otros tiempos, donde los telediarios de la televisión pública, puede volver a parecerse al desaparecido NO-DO o a Telemadrid. Adiós a la libertad de expresión.

Salud y República