Y es que parece que le llega la hora del relevo. Eso sí, con tranquilidad. Los traspasos de padres a hijos se han de hacer con calma, sin prisas. No sé yo si Felipe todavía será demasiado joven. Además hay que empezar por las cosas mundanas para terminar por las importantes. O sea se empieza por las regatas y se acaba aprendiendo a no hacer nada.
Es lo que tiene cuando sobra el tiempo. Cuando se quiere hacer ver que se pertenece a una clase privilegiada. Cuando no hay problemas de dinero. Si papá ha navegado, él no puede ser menos.
Juanca le está empezando a pasar los trastos. Primero las aficiones, luego se llega al éxtasis, al famoso “dolce far niente”. Así es que han encargado a un armador de Nueva Zelanda –de los armadores españoles no se deben fiar— que le construyan un barco como el de papá, ya saben ese llamado Bribón, que tantas glorias ha dado a este país ¿? Al nuevo barco yo le llamaría: Bribonzuelo.
¿Acaso se puede ser rey sin saber navegar? No. Es lo lógico. El niño tiene que ir preparándose para el futuro. O sea aprender a navegar, ir a esquiar, marcharse de juerga, ir de cacerías preparadas, y luego, de vez en cuando, recibir a alguien (la agenda de los miembros de la familia real está disponible aquí y si entran verán ustedes asombrados que hay semanas en los que el rey o el príncipe han sido capaces de realizar hasta cuatro actividades, como comidas de honor, entregas de medallas, asistencias a bodas, recibimiento a alguna asociación, etc.).
Por cierto, que como buen secreto de estado, sobre el barquito se guardan todos los detalles celosamente, como debe ser. No vaya a ser que le copien el prototipo y luego salga a navegar con un modelo repetido.
Tampoco se dice cuánto costará, quién lo pagará --aunque me temo lo peor— y por qué se ha elegido Nueva Zelanda para su fabricación, siendo la industria naviera uno de los sectores más importantes de este país. A lo mejor es para ayudar a la crisis en Nueva Zelanda.
En fin, una buena noticia dentro de este panorama desolador que nos rodea. El príncipe se hace hombre y sigue a su líder –papá Juanca—, por lo que ha empezado a sustituirle en lo más importante, y este verano en la copa de papá (copa del Rey), se destetará y celebrará su bautismo como regatista de élite. No saben ustedes que ataque de españolismo me ha entrado. ¡Qué satisfacción regia que tengo! ¡Aleluya!
Salud y República
4 comentarios:
Pues miré usted mi querido amigo, de esto que nos cuenta, lo del encargo a Nueva Zelanda, es lo más indignante de todo porque, como apunta usted con acierto, en España ha excelentes constructores de embarcaciones deportivas.
Pero, incluso en el caso de que no fueran tan buenos como los de nuestros antípodas, un mínimo sentido de la ética o la dignidad hubieran aconsejado que se hiciera aquí el barco en cuestión.
Pero, bien sabe usted, que dignidad y ética no son precisamente virtudes que adornen a determinadas personas.
Y perdone por la extensión.
Tu crees que la Caja Mediterraneo que se encarga de la construcción del barco, con la misma facilidad dará cobertura económica a los jóvenes emprendedores de su zona para ayudarles en esta difícil crisis?
Témome que no y es que no es lo mismo tener sangre roja, la típica de izquierdas, que sangre borbónica.
¡Porco mondo! que decía aquél
Un beso
¿De que puerto sale?...
Bueno tanto da. Ya que esta en el barco, que monte a toda la family y bordeen la costa hasta llegar a Portugal....me han dicho que en Estoril hay una casita llena de recuerdos... Que se vayan alli a veranear un verano eterno, hasta el año 3000 o asi...
un abrazo.
pd-estamos telepaticos, Don Rafa...tambien le he dedicado mi post a la familia Bourbon
Es que hay crisis y aquí sale muy caro...tienen una vergüenza...
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