23 marzo 2012

La discriminación criminal de la mujer

Las religiones, al menos las que yo conozco, desprecian a las mujeres, discriminándolas, en mayor o menor medida. Tanto en la religión católica, como en la judía o la musulmana, la mujer es discriminada hasta la saciedad. Sus actuaciones no pasan de ser un apéndice servil de los sacerdotes, rabinos o imanes.

Desde luego, siendo así en las tres grandes religiones, en el caso de la musulmana llega a límites inigualables, donde el poder establecido y la justicia juegan todavía, en muchos casos, un papel violento y criminal contra la mujer.

Así, Amina Filal, una joven marroquí se suicidó hace unos días. Tenía dieciséis años. Y se quitó la vida por tener que aguantar que un juez la condenara a casarse con su violador, “para lavar su mancha” --tiene narices la cosa—; aguantó dos años viviendo con su “marido” que la pegaba y maltrataba, hasta que no pudo soportarlo e ingirió una dosis mortal de matarratas.

discriminación mujer

Pero, por desgracia no es el único caso. Es muy conocida la ablación, esa amputación del clítoris que todavía en muchas partes de África se practica a la mujer. Una salvajada avalada por el Islam. Hoy todavía, incluso en nuestro país se producen casos de ablación. Culturalmente es una costumbre muy arraigada en algunas sociedades islámicas, donde incluso puede ser asesinado quien trate de defender a la mujer.

Por último quisiera poner como ejemplo al imán de Tarrasa. Esa bestia parda que en sus sermones aconseja cómo hay que pegar a la mujer, para no dejar huella, entre otras lindezas. Un tipo despreciable que debería estar ya en la cárcel.

Y es que la globalización que tan contundentemente hace que nos manejen poderes externos, tanto económicos como políticos, que ha hecho tanto por extender, sin escudo posible, las grandes corporaciones y las finanzas por todo el mundo, no ha hecho nada o casi nada por los derechos humanos. Se comercia con todos los países y se intercambian bienes y servicios, siempre imponiendo criterios económicos y de poder. Y lo hacen sin tener en cuenta lo más importante, los derechos humanos.

La economía, el poder y el dinero por encima de todo. Se comercia con Marruecos, Irán, Arabia Saudí u otros países musulmanes que desprecian a la mujer, sin exigir que esto cambie. El mismo Afganistán es un ejemplo claro. A pesar de la invasión occidental no se aprecia que la situación de la mujer afgana haya mejorado. 

Y todo ello bajo una excusa, la diversidad cultural. Hay que preservar la diversidad cultural, es una riqueza que no se puede perder, pero siempre teniendo como prioridad, sin ninguna duda, que esa diversidad cultural no conculque los derechos humanos. Claro que eso, a los poderosos se la trae al pairo.

Salud y República

12 comentarios:

Felipe Medina dijo...

Todas la religiones relegan a la mujer a un papel secundario.Sin embargo,el fundamentalismo árabe es de verdarero pánico.

La mujer musulmana es rehén de tradiciones medievales y sólo es una esclava.

Saludos

Emilio Manuel dijo...

Siempre que se habla de Derechos Humanos queremos elevar estos a un nivel que está por encima del bien y del mal,como relativista que soy, me apunto más a las tesis de Norberto Bobbio que afirma la imposibilidad de encontrar un fundamento absoluto a los derechos humanos para ello alega cuatro razones. Primera, la ausencia de un concepto inequívoco y claro de los mismos; segunda, su variabilidad en el tiempo; tercera, su heterogeneidad; y, cuarta, las contradicciones y conflictos que existen entre distintos derechos, como entre los civiles y políticos, por un lado, y los sociales y culturales, por otro.

En cuanto a la entrada relativa a la discriminación de la mujer, no se puede negar que en la mayoría de las sociedades, la mujer está discriminada, aunque en otras muchas este concepto no se conoce ya que lo que existe es una división de tareas muy marcado por la cultura y la historia; desde nuestro punto de vista etnocéntrico, siempre entendemos que es discriminación.

Saludos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Te agradezco cada palabra, Rafa, cada sincera repulsa de semejantes salvajadas que tantas mujeres siguen padeciendo en distintos rincones de este castigado mundo. La preservación de los derechos humanos, su reivindicación y su defensa deberían ser los impulsores de toda relación entre países, debería ser ese el objetivo de tantísimas instituciones instauradas por Estados que se dicen demócratas y humanistas. Es lastimoso comprobar aún que nada es cierto, el único objetivo que los mueve es y ah sido el interés económico y político, esa red tramposa de presiones y prioridades que establecen que es más importante el dinero que el derecho de las personas, la libertad, la igualdad y la justicia que se dice defender.


Un abrazo y gracias otra vez

Genín dijo...

Hay que aplicar la ley sin contemplaciones!
Salud

mariajesusparadela dijo...

Porque cuanto más incultos e inseguros, más miedo tienen a perder un status de poder. Con lo genial que es la compañía y el cambio de impresiones entre iguales.

Corpi dijo...

A la gente como al imán de Tarrassa deberían expulsarlos del país.

Anónimo dijo...

Claro que hay que respetar las tradiciones de otras culturas, siempre y cuando estas tradiciones no le hagan daño a nadie.

Con lo del Imán de Tarrassa todo el mundo se ha llevado las manos a la cabeza, pero me gustaría ver las misas de muchos curas católicos.

Perséfone dijo...

Yo, como Neogeminis, también te doy las gracias por esta entrada, compañero. Como mujer que soy, creo que no lo hubiera expresado mejor.

Un abrazo.

Antonio Rodriguez dijo...

Actuaciones como esta descalifican a aquellos que defienden o justifican a organizaciones o gobiernos que basan su actuación o legislación en la ley islámica (la Sahira).
Es cierto que todas las religiones, sobre todos en sus sectores mas fundamentalistas, marginan y discriminan a las mujeres, a los gays, lesbianas y transexuales, pero los islamistas, no solo los discriminan sino que además los persiguen como si fueran delincuentes y los condenan a prisión y los ajustician.
Además imponen su moral retrogada al toda su ciudadnia por medio de la violencia y el terror.
¿tiene eso alguna justificación?
Salud, República y Socialismo

Ciberculturalia dijo...

Es cierto lo que dices, todas las religiones porque no se nos puede olvidar lo que ha hecho la religión católica en relación con el desarrollo de las mujeres.Quizás más sutil, pero no deja de haber sido, sigue siendo, realmente discriminatoria. Ya si hablamos de la "interpretación" de la ley islámica por parte de muchos musulmanes llegamos a casos como los de Amina Filial. Una auténtica indecencia.
Besos

Dean dijo...

La religiosidad es inherente a la ignorancia humana, estoy seguro de que en el futuro, con la educación al alcance de todos, las religiones desaparecerán e igualmente las discriminaciones de todo tipo.
Un saludo.

RGAlmazán dijo...

Sí, Felipe, todas, pero hoy, el Islam se lleva la palma.

Emilio Manuel, entiendo perfectamente los peligros del etnocentrismo. Yo también soy licenciado en Antropología Social, pero, desde luego, en la escala de valores, el relativismo tiene un límite y es el que nos ha llevado a consensuar unos derechos humanos que no se pueden sobrepasar. De no ser así, tendríamos que respetar la ablación como parte de una cultura u otras costumbres que degradan al ser humano. Todo mi respeto por la diversidad cultural, sólo con el límite que he apuntado.

Mónica, nada que agradecer. Un beso.

Genín, sí hay que aplicarla.

María Jesús, la condición es la de ser iguales. Un bico.

Corpi, no sé si expulsarlo o penalizarle, pero no se puede consistir actitudes de ese tipo.

Esfera, francamente, no creo que hoy, llegue un sacerdote católico a esos límites, y si llega pues que la justicia se encargue de él.
Un beso.

Perséfone, gracias a tí. Un beso

Antonio, ninguna justificación.

CArmen, es verdad que todas discriminan, pero los ejemplos que nos están llegando de los islámicos son más que indecente, criminales. Un beso.

María, machista a más no poder, pero no enseñan a pegar a las mujeres o las cortan el clítores. Es lamentable y discriminatorio el trato de la mujer también en la SICAR, pero lo de algunos musulmanes es de cárcel. Un beso.

Dean, ojalá que sea así.

Salud y República