En busca del personaje (20). La cultura como terapia

Para ti, Manuel

Han vuelto a pasar dos semanas, y aquí estamos, de nuevo con el juego de los personajes. Hace quince días los personajes escondidos fueron: Mario Benedetti, Simón Bolivar, Leo Gieco, Diego Rivera y José Raúl Capablanca. Y los acertaron, Jose y Augusta.

Y ahora vamos a por los personajes de esta semana, ya saben ustedes que el texto es un pretexto, no busquen otro objetivo. Las dos fotos son también pistas de los personajes encerrados, que como siempre son cinco:

Había tocado la trompeta en el O’Hara. Un club de Orán. Aunque era estadounidense, salió huyendo de su país. Primero pasó por París, donde su jazz había tenía buena acogida, después Argelia y terminó en Palma de Mallorca.

Su padre nació en Castellón, fue un escritor famoso sobre todo como guionista de cine y además un afamado columnista de ABC. Una adicción, primero a la cocaína y luego también a la heroína le llevo a estar recluido en un psiquiátrico sus últimos días. Hasta el último momento conservó su blog de notas, donde escribía sus apuntes, sobre todo lo que le llamaba la atención, siempre lo llevaba con él en el bolsillo de la chaqueta.

Su madre nació en Alabama, y le había transmitido su amor por el jazz. Murió joven, de cáncer de pulmón.

Su hermana nació en Nueva York. Había sido modelo, quien la vió en la pasarela dice que era la Claudia Schiffer de su época, había paseado trajes de Valentino o de Dior.

Manuel tenía dos hermanos Rafael y Juan, el primero era periodista y había pasado por revistas como Triunfo o Hermano Lobo y por periódicos como El Sol, La Razón o El País. El segundo era cineasta y seguía los pasos de Berlanga, la crítica costumbrista satírica española.

El siempre tocaba con sordina y allí en su América lo había hecho junto a Chuck Corea, acompañando a Duke Ellington, luego el fisco le hizo huir. En Palma formó un noneto que tocó con gran éxito durante varios años.

Pues hasta aquí llegó el texto con sus pistas. Ahora sólo queda una cosa: acertar los personajes. Y les dejo, que me tengo que poner al otro lado de la pantalla.

Salud y República