La normalidad me pasma. Nuestros queridos príncipes van al cine. Y es más, van a un cine normal, un día normal a una hora normal. Y no pasa nada, oiga.
¡Qué susto! Alguien se imagina encontrarse al príncipe en el cine. Y más que suelte durante la película un “Menudo rollo de película” y se quede tan pancho. ¡Que pasaría si yo gritara cuando les viera: “¡Qué rollo de monarquía!” Seguro que me procesarían, hay antecedentes para pensarlo. Sin embargo él (no sé si escribir él o Él o con épsilon por la madre) lo dice y no pasa nada. ¿No es una ofensa para el director de la película? Pero claro, como es chino y él Borbón, que se joda.
Según la noticia, que figura entre las más leídas del diario El País, que como todo el mundo sabe ha sustituido a la decadente Hola anunciando noticias de la realeza, la pareja se mostró relajada en todo momento y se quedaron charlando con sus acompañantes, como si tal cosa, a la salida del cine. ¡Qué osadía!
Encontrarse al príncipe en el cine, por lo visto puede ser de lo más normal. Qué quieren que les diga, yo si me lo encuentro me gustaría que estuviese detrás. A los lados no, porque me entretendría mirando si hacía manitas con Letizia o le comentaba cositas al oído, que me han dicho que habla y todo. Desde luego, delante no, por favor, que entonces sí que no veo la película.
A ver si vamos a tener un disgusto, eso de salir por las noches y quién sabe si ir al botellón, no es digno de un futuro rey. ¿Es que no le han dicho que existe una cosa que se llama Home Cinema? ¿Acaso tiene que parecer una persona normal a la fuerza? Yo ya se lo aviso por si me lee: Sepa Ud. Alteza (¿se dice así? ¿se pone con mayúsculas?, es la poca costumbre) que si un día coincido con Vuecencia en el cine me levanto y le canto el himno nacional, y lo peor es que sigue sin letra. Así es que a ver si no hacemos excesos y nos comportamos como un futuro rey (lo que espero que no sea).
Y a todo esto, Dª Letizia vestida de común y el príncipe en vaqueros y cazadora. Dónde vamos a ir a parar. Esto es el acabose. Toda la realeza cual individuos e individuas normales. ¿Y qué será lo próximo? ¿Cómo vamos a reconocer a sus miembros de ahora en adelante? ¿Contra quién vamos a ir ahora? Nos están robando nuestras referencias.
A ver si se enteran de que la aristocracia es otra cosa y dejan las calles libres para las personas peligrosas.
Salud y República
7 comentarios:
Cualquier día los Borbones se leen un libro y entonces sí que no les reconoceremos...
Y sabemos si la entrada la han sacado con lo que tenían en los bolsillos del vaquero o, como siempre, con lo que aportamos los bolsillos de los súbditos. Angelitos, si hasta van al cine.
Un saludo DESDE Y POR la izquierda.
Joio!!! Si es que en el fondo lo hacían por las estadísticas, or lo del descenso de espectadores en las salas de cine... claro que si vieron una peli extranjera no fueron muy patrióticos... ay ay ay!!! No sé yo...
En cualquier caso yo preferiría no encontrármelos por ningún lado, vivo un momento demasiado antimonárquico...
Petons!
MItxel, leer no que daña la vista. Hasta ahí podíamos llegar.
Neptuno, la pasta viene de donde viene, se la saquen de donde se la saquen. Vamos, que además les pagamos el cine.
Sònia, no lo había pensado, debe ser para promocionar el cino chino, tan falto de ayuda.
Salud y República
Partiendo de la base de que un individuo que en pleno siglo XXI tenga la dignidad y los privilegios de un príncipe ya es en sí toda una anomalía, cualquiera de sus actos, hasta los más cotidianos, no dejan de ser extraordinarios.
Rafa te van a meter en la carcel, que el principe no tiene tratamiento de vuecencia, que eso es para los generales y los entorchados de general, que yo sepa, no se los han relagado todavia.
A los principes le deberían de prohibir que hicieran las cosas normales que hacemos el resto de los mortales. Lo del cine, el futbol, el teatro, el casarse por amor, etc.. es cosa de plebeyos, así que menos provocaciones y cada uno a lo suyo.
Salud, República y Socialismo.
Hace unos años. en los cines Luna de Madrid, el patio de butacas se inquietaba, porque había pasado la hora de inicio de la proyección, y la película no empezaba.
Pasados cuarenta minutos, llegó el principito y su novia, y en ese momento comenzó la película.
¡Estaban esperando a que se dignara a llegar!
Afortunadamente, el cine se sigue viendo a oscuras. Cuando apagaron las luces, parte del público le recordó a Su Alteza, en voz alta, las normas de educación.
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