Ahora
que va a empezar el nuevo curso, después de varios meses de gobierno
del trifachito en Andalucía y la composición de gobierno municipal
y autonómico en Madrid, el Partido Popular de Casado está
demostrando, en efecto, que su partido ha evolucionado. Eso sí,
hacia la derecha rancia y lejos de la regeneración que sus compas de
gobiernos, la gente de Ciudadanos, predican.
Sí,
parece mentira pero se alejan de Rajoy, de Hernando, de Cospedal y de
todo lo que nos parecía añejo hace un año. Eso sí, lo hacen para
acercarse a sus amigos de Vox y para resucitar a Aznar y a Aguirre.
Rajoy y sus muchachos y muchachas se han quedado a la izquierda.
¡Quién lo diría!
Se
puede escribir unos cuantos folios sobre las decisiones atropelladas
y rancias que el tal Casado y su equipo han decidido en estos últimos
meses. Sin embargo, me limitaré a tratar algunas que demuestran la
derecha decimonónica que nos quiere hacer vivir el líder pepero.
Por
empezar por algo, podemos observar qué portavoces parlamentarios ha
nombrado el tal Casado. Por un lado, Cayetana Álvarez de Toledo, una
mujer que tiene como currículo, ser Marquesa de Casa Grande, tener
tres nacionalidades, poseer un estilo más agresivo y faltón que el
de Hernando y haber dejado al PP de Cataluña con un sólo diputado.
Lo cual, como hemos visto, supone méritos suficientes para ser quién
represente al PP en el Congreso de los diputados.
Y
el otro portavoz nuevo, el del Senado, es Javier Maroto. Un tipo cuyo
mayor mérito es no haber renovado su acta por Álava –dejando al
PP sin ningún diputado en Euskadi-- y haberse colado de tapadillo y
con trampas en el Senado. Puesto que le han nombrado senador por
designación autonómica de Castilla y León, habiéndose
domiciliado, a tal efecto, en un pueblo de Burgos (Sotosalbos), un
sitio donde, a decir de los vecinos, es un absoluto desconocido. Y lo
ha hecho en casa de un directivo de Accenture, una empresa consultora
con sede central en Irlanda. Alguien tendrá que explicar su relación
con esta empresa.
Por
otra parte, lo ocurrido en Madrid, en el poco tiempo que llevan
gobernando los peperos es preocupante, aunque nada sorprendente,
sabiendo cuál es el nuevo estilo de este PP de Casado. Así el nuevo
alcalde, Martínez-Almeida, lo primero que hizo es oponerse a Madrid
Central y le salió el tiro por la culata, porque Europa le amenazó
con multarle por impedir medidas que aminoraban los problemas del
cambio climático. Además, este buen hombre, del que se dice que es
del Opus y que ha hecho votos de castidad, es un artista en el uso de
la palabra y omite –por órdenes de Vox-- la frase ‘violencia de
género’ con verdadero fervor y con eufemismos indeterminados.
Pero
la verdadera joya de la corona pepera, en estos nuevos tiempos, está
en la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso, una presidenta que nace con sospechas
claras de corrupción al pedir favores para una empresa familiar con
capital público, y que ha nombrado un equipo de trece consejeros
(antes eran siete, una muestra más de cómo se cumple aquello de
hacer adelgazar los puestos políticos), donde sólo tres son mujeres
(otra más, una mujer que no cree que las mujeres merezcan puestos
que consoliden una política de igualdad). Y hay que añadir que
algunos de los nombramientos son de traca.
Por
ejemplo al ex alcalde de Alcorcón, conocido chupacirios, le ha
nombrado Consejero de Vivienda, cuando su municipio, del que fue
responsable hasta hace tres meses, es uno de los que tienen un
porcentaje más bajo de viviendas públicas. Además es un exacerbado
antiabortista y un detractor de las políticas de igualdad. Fue
defensor a ultranza del fallado Eurovegas, quedando en ridículo sus
previsiones.
Otro
que tal baila es Enrique López, hoy consejero de Justicia. Un
vividor pepero, cuyo partido le ha ido colocando en cargos de alto
nivel en todas las instituciones judiciales que ha podido, y que tuvo
un ‘pequeño desliz’, por el que tuvo que dimitir del Tribunal
Constitucional. Y es que le pillaron en una moto, saltándose un
semáforo en rojo, sin casco y con una tasa de alcoholemia cuatro
veces superior a la permitida. Vamos, una alhaja.
Y
de los otros consejeros nombrados, destaca Lasquetty, un conocido
amigo y antiguo consejero de Esperanza Aguirre que tuvo que dimitir
porque la Justicia le paralizó un desvergonzado e ilegal plan de
privatización sanitaria. Hoy es ya el responsable de confeccionar
los presupuestos de la CAM, o sea que imagínense, con ese afán
privatizador que le domina, cómo serán.
Podría
hablar de la gestión de la Junta de Andalucía, pero basta ver cómo
han actuado en el caso de la listeriosis y que el Presidente Moreno
califica de ejemplar. Mentira tras mentira.
En
fin, un curso que empieza de lo más emocionante. Con un PP que
perdió más de la mitad de los escaños en el Congreso, pero que, a
pesar de perder puestos institucionales por doquier, gracias al
acuerdo trifachito (PP, C’s y Vox) ha conseguido mantenerse en pie.
Eso si, por sus costuras se le puede ver la inyección de
ultraderechismo que se ha insuflado. Y eso marca el nuevo curso: cada
vez más próximos a Vox.
Salud
y República