Dívar, ese fichaje de Zapatero

El presidente nos lo quiso vender como la joya de la corona. Y eligió a Carlos Dívar, ante un manifiesto malestar de los jueces progresistas. Y desde entonces, y hace un año, se le pueden contar varios desaguisados.

No es que me extrañara su discurso de anteayer, ni tampoco me sorprendió que inaugurara el curso judicial con una ceremonia religiosa, viniendo de quien viene y tratándose de un acto civil, incumpliendo una vez más esa “aconfesionalidad” que la Constitución atribuye a nuestro Estado. Pero desde luego conviene recordar las cosas que hace y dice para que, a ver si de una puñetera vez, Zapatero evita repetir estos nombramientos, que no hacen sino daño a la izquierda y refuerzan a la derecha. Habría que preguntarnos dónde está ideológicamente el presidente, porque con sus acciones desde hace cierto tiempo se ha querido situar en eso que se llama el centro ideológico que no es sino la derecha, claramente.

Este juez que preside, ni más ni menos, el Consejo General del Poder Judicial --o sea es la máxima autoridad del gobierno de los jueces--, y el Tribunal Supremo, hace poco, utilizó su voto de calidad, hace dos meses, para deshacer un empate, y hacer desfavorable un informe a favor de la nueva ley del aborto. Había quien pensaba que el hecho de que le hubiera nombrado Zapatero haría que, al menos se abstuviera. La ingenuidad no tiene límites, su catolicismo es archisabido y por lo tanto ha seguido y seguirá siempre los dictados de la SICAR (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana), es un sicario nato.

Pues ahora resulta que viene a cuestionar en su discurso de apertura del año judicial, el principio de Justicia Universal. Y suelta joyas como éstas:

• No nos podemos convertir en los gendarmes judiciales del mundo o estar en "conflicto diplomático diario".
• Hasta ahora ninguno de los asuntos de este tipo que se han investigado "ha llegado a feliz término"
• ¿Quiénes somos nosotros para arreglar la casa ajena cuando tenemos que arreglar tanto en casa propia?

Mire usted Sr. Dívar, ¿Desde cuándo no fue un éxito detener a Pinochet en Londres y las consecuencias posteriores? Por cierto propiciado por el juez Garzón, al que ustedes denostan y tratan de culparle por intentar hacer justicia a las víctimas franquistas.

En relación con el tercer punto, no estoy de acuerdo con el comienzo, porque se pregunta quiénes somos nosotros para arreglar la casa ajena. Los derechos humanos, probablemente le haya llegado la noticia, son universales, y si es así, no se pueden entender que los delitos contra esos derechos humanos no sean juzgados por una Justicia universal. ¿Ha oído usted hablar de la globalización? No sé si me he explicado, pero la cosa es sencilla, para juzgar derechos humanos universales, la Justicia ha de ser universal. Parece de cajón.

Sin embargo, es verdad el final de su pregunta, “cuando tenemos que arreglar tanto en casa propia”. Es verdad, todavía gente como usted pone impedimentos y no abjura del franquismo, que está reconocido por todo el mundo, menos por la legislación española, como un delito grave contra los derechos humanos. Y claro ahí si entiendo su lógica, si usted no cree que hay que juzgar a los golpistas de la guerra civil y a los que siguieron conculcando los derechos humanos en la posguerra, es natural que crea que no haya que juzgar tampoco fuera de nuestras fronteras. Esa es su lógica.

Pero en fin, el Sr. Zapatero tiene una grave responsabilidad al haberle nombrado. Desde luego, el PP, hizo bien su trabajo, pues le tocó nombrar al Vicepresidente del CGPJ y designó a uno de los suyos, Fernando de la Rosa, que era el Consejero de Justicia de la Generalitat, o sea a un hombre de Camps. Igualito. Con lo que juega con ventaja en el CGPJ.

No termino de entender que razón oculta debió haber para que fuera nombrado para ese puesto un juez de la calaña del Sr. Dívar. Y así nos luce el pelo.

Salud y República