Huele a podrido en Mallorca

Yo no sé si será un enfermo o un putero, no sé si será un enfermo putero o un putero enfermo, sólo sé que este individuo ha sustraído (otro eufemismo que suaviza la cosa), vamos que ha mangado o afanado o chorizeado, como quieran, 50.000 euros de vellón y se los ha gastado en polvos, y no de talco precisamente.

Y miren ustedes si hay un tipo que se gasta su dinero en ese menester, allá él si el dinero es suyo, lo que ocurre, es que hablamos del ex-concejal de Palma, naturalmente del PP, Javier Rodrigo de Santos, al que hasta el apellido le cuadra con su condición. Menudo santo está hecho el gachó. Pues este señorito pepero hizo ese dispendio con dinero público, y hoy le van a juzgar. Esperemos que se haga justicia y que no vuelva a ser cargo público en su vida, bien es verdad que se le podría ofrecer trabajo en un club de alterne para que no se aleje mucho de su lugar ideal.

Y de aquellos polvos hemos llegado a estos lodos. Porque lo anterior no es ni el chocolate del loro de lo que está ocurriendo en Mallorca. Donde dicen que le preguntaban con coña a la presidenta del PP de la isla, Rosa Estarás, la semana pasada ¿estarás o no estarás? Y ella se sonrojaba y daba la callada por respuesta y es que Estarás se ha convertido en no estarás, porque ha dimitido, con la clásica excusa de “cuestiones personales”, vamos que se ha ido antes de que se descubra el pastel de la corrupción. Y es que esos milloncejos que ha costado de más el Palma Arena, parece que han tenido un destino pepero, en concreto la campaña electoral pasada. Y aquí, dicen, que va a caer hasta Matas, Jaume para los amigos.

La cosa está turbia se sabe que han dimitido ya unos pocos peperos, que otros están a punto de hacerlo, y que Jaume Matas que había pedido declarar, para adelantar su versión, está a punto de ser llamado para que cante. Ya veremos por qué palo, aunque parece que no será por “alegrías” sino por “soleás”, porque Génova le está abandonando, viendo la que le va a caer.

Lo que es extraño es que este tufo, no le haya llegado a D. Mariano, cuando yo hace días que lo vengo oliendo. Debe ser que a D. Mariano de tantos golpes como le están arreando, se le ha averiado la nariz y no huele la peste de Palma, ni la fetidez de su tesorero o el hedor de Castellón, y sin embargo dice que le llegan efluvios de Benidorm. ¡Qué olfato tiene el buen hombre! –lo de buen hombre es una forma de hablar—, debería verle un otorrino.         

Pero vamos no sean mal pensados, es el Poniente, que se lleva ese mal olor de Palma hacia Cerdeña, cerca de la villa de Berlusco. Y allí parece que se mezcla con otros vientos que corren y ni se nota. Será por eso, la culpa, ya saben, es del Levante que no sopla.

Salud y República