08 septiembre 2009

Adiós Ramón, amigo

Estudió conmigo en la Complutense, intercambiamos apuntes, fuimos colegas. Cuando terminamos la carrera, junto con cinco amigos más formamos un grupo GES (Grupo de Estudios Sociológicos) y trabajamos juntos cerca de un año. Hicimos estudios para agencias de publicidad o para algún organismo como la Universidad Popular que entonces empezaba a fraguarse, era a principios de los ochenta. Luego aquello no cuajó y, como suele ocurrir, cada uno se fue por su lado. La vida nos separó y no tuvimos apenas contactos, supimos uno del otro por medio de algún amigo común, y poco más.

Hace dos años consiguió localizarme por medio de esta bitácora y del Facebook, y me llamó, y propuso una comida con los siete miembros del antiguo GES. Gracias a su tenacidad e interés consiguió que nos volviéramos a reunir. Él ya tenía cáncer, pero estaba relativamente bien, seguía un tratamiento y se le veía con esperanzas, fue una comida llena de añoranzas y de recuerdos, todos fuimos veinticinco años más jóvenes y disfrutamos como enanos. Luego lo volvimos a repetir, y seguiremos haciéndolo los seis que quedamos.

Ayer, en el tanatorio hablaba con Rosa su mujer, queG.E estaba desecha, pero orgullosa de su marido. Ramón había luchado hasta el final y había dejado todo arreglado, siendo consciente de su situación. Y nos contó como estaban sus hijos, contentos y satisfechos de haber tenido un padre como él, aunque pesarosos porque les hubiera dejado con sólo cincuenta y cuatro años. Y yo oyéndola me emocioné, y agradecí que Ramón nos hubiera vuelto a reunir, pero también me cabreé, porque habíamos, seguramente por pura desidia, perdido veinticinco años de amistad, había sido un paréntesis demasiado grande, y hoy sentía que le podía haber conocido más, que me hubiera gustado saber más de él y de su familia, de su vida, de su enfermedad, y no haber llegado casi al último momento, tarde.

Menos mal, que instituyó una costumbre que no pienso dejar, la de reunirnos el grupo con cierta frecuencia. Y me ha dejado una lección que no quiero olvidar, hay que cuidar a los amigos, regarlos como a las plantas, porque si no, cuando vuelvas a verlos no los reconocerás y habrás perdido un tiempo irrecuperable.

Ahora más que nunca, hoy que ya no está Ramón, hemos de pensar que por ninguna razón, se puede olvidar a los amigos. Y esa mesa que desde ya, volveremos a compartir, seguirá siendo de siete aunque parezca que Ramón se ha ido.

Un beso para ti y tus hijos, Rosa.

Salud y República

16 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Lo siento.

Martine dijo...

Otro Post de los tuyos que ponen el corazón en un puño, Rafa.. No has llegado tarde a su encuentro, has llegado y es lo que importa , pero te entiendo perfectamente..
Un abrazo muy emocionado y cariñoso, para tí y para Rosa y sus hijos...

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Lo siento.
Abrazos,

Diego

Mercè Salomó dijo...

Cuánto dolor se siente al enterrar a los amigos!

Un abrazo para su esposa, hijos, y para tí, mi querido Rafa.

Nila dijo...

yo a usted no lo conozco pero lo leo siempre, entonces lo considero un amigo, por ello le doy un abrazo fuerte y largo.

Unknown dijo...

¡Cómo duele despedir a los amigos!
Lo siento Rafa.
Un abrazo

Unknown dijo...

¡Cómo duele despedir a los amigos!
Lo siento Rafa.
Un abrazo

m.eugènia creus-piqué dijo...

Siento mucho lo de tu amigo Rafa,el siempre estará en tu recuerdo.

Paco Piniella dijo...

Animo Rafael, es una pena que se vayan los buenos.

Anónimo dijo...

aproveches lo que aproveches de un amigo, de un hermano, de un padre, de esa gente que en definitiva forma parte de tu piel, siempre te queda la sensación de vacío, de la palabra nunca dicha, del momento desaprovechado.
Sigan reniéndose los seis restantes durante muchos años.
Y gracias por esta entrada.

mitxel

yraya dijo...

Realmente es cuando uno se da cuenta de las cosas que podríamos haber hecho.
Yo también he pasado por esos sentimientos.
Lo siento.
Un abrazo.

Guanarteme dijo...

Lo siento Rafa.

Genín dijo...

Si, es una putada cuando reflexiona uno como tu lo has hecho después de una perdida, la desazón cuando menos, está asegurada.
Lo siento.
Salud

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Comprendo tu tristeza, pero no debes culparte pensando que fue tiempo perdido. Las cosas se dan cuando es el momento que se den y saber apreciarlas en su justa medida es parte del aprendizaje. El paso de tu amigo por sus vidas sin dudas fue fructífero y por los buenos momentos compartidos lo recordarán siempre.


un abrazo.

Luis Urdaneta dijo...

Así, sin más, estás y ya no estás.
Creo que todos podemos ponernos en su situación y nada podemos hacer por remediar lo irremediable. Ánimo.

Montse dijo...

Rafa, un abrazo, ánimo.

Montse.