19 julio 2009

Camino de Kabila

Kabila es también un estado anímico y tiene la pretensión de querer ser más que un blog y que un espacio físico.

Decidí en un momento que quería llegar a Kabila. Esa tierra prometida de descanso. Tuve que rodear muchos obstáculos, empleé mucho tiempo. No fue fácil.kabila, bitácora A los que nacemos en una buhardilla  de una corrala con goteras, sin inodoro dentro y con agua escasa, nos cuesta un poco más. Sin embargo, no sólo no me quejo, creo que he tenido suerte. 

Viví en una familia envidiable. Mis padres hicieron lo que pudieron con sus tres hijos. Y yo no tengo sino buenos recuerdos de aquella época. Pero más tarde, empiezas a despertar a la vida, empiezas a abrir los ojos y te das cuenta dónde vives, cómo vives, quién te hace vivir así.

Y allá a principios de los setenta empecé a buscar mi Kabila. Mi mundo utópico. Ese paraiso que todos sueñan. Un sitio donde poder vivir tranquilo y libre, con tu gente. Un mundo imaginario que difícilmente podría encontrar pero que me sirviría de guía, de meta. Siempre pensé: cuando sea mayor quiero vivir en Kabila; y lo sigo pensando. Una Kabila donde imperase la justicia, donde todos tuviéramos los mismos derechos, Kabila, entradadonde cada uno fuera capaz de vivir su vida. Donde se comprase sin pagar. Donde se diera y no se prestara. Donde se compartiera.  Donde nadie fuera considerado migrante, todos iguales. Donde la gente viviera en paz, donde se consumiera lo imprescindible, donde reinara la fraternidad, donde sólo hubiera alegría, donde la competencia no tuviera cabida, no fuera necesaria. Un mundo sin dioses ni reyes, sin comercios y sin usura.

Aunque ahora Kabila tiene forma física y forma virtual, no es todo lo que yo soñaba. Y no lo es porque si en mi vida personal puede decirse que he salvado los muebles, cuando miro alrededor me doy cuenta de mi fracaso. De mi tremendo fiasco. Yo quise cambiar el mundo. ¡Pobre ingenuo!utopía

Kabila iba a ser otro mundo mejor. Y lo intenté, pero me fue imposible, y juro que lo intenté. Pero ni supe ni pude.

Al final, esto es lo que hay, una pequeña masía cerca de Tortosa y una bitácora en la que cuento lo que me apetece. Seguramente es poco, pero es lo que hay. Eso sí, estos espacios, el virtual y el físico los quiero seguir compartiendo con los amigos.

Por el tiempo que sea, ojalá que mucho, aquí estaré, esperando llegar a esa Kabila utópica. Quiero tropezar dos veces en la misma piedra. Sigo siengo ingenuo, lo sigo intentando. Y si algún día me buscáis, sabed que estoy camino de Kabila.

Salud y República

17 comentarios:

Martine dijo...

Recuerda Rafa, camino de Kabila lo estamos todos, los que de tu mano seguimos tus pasos... y creemos fuertemente en ella.. en la Kabila real está una familia inmensa y hermosa.. en la virtual está mi maestro, de quien aprendo cada día.. comentando o en silencio, pero que me impulsó a seguir adelante con esta jaima.. ahora en reposo, y a tí estoy muy agradecida del cariño que siempre y sin fallar me estás demostrando... somos pues, ingenuos todos, y todos "camino de la Kabila utópica" pero sin negarnos a creer que las utopias se pueden hacer realidad..

Besos muy cariñosos, Rafa!
Menudo rollo te dejo en domingo..Pero me conoces cuando es el cuore que habla, lo hace desordenadamente...

àngels dijo...

Tu Kabila tiene una puerta de entrada amplia, de las que prometen ser bien recibidas a las personas que se espera. Pero en la foto se muestra prudentemente cerrada: supongo que eres tu quien decide, tras la puerta, cuando se abre y cierra la Kabila. Me parece prudente y sabio, porque Itaca es una isla abierta a vientos y tempestades. Salud y república!

Felipe Medina dijo...

Estimado Rafael
Existe,afortunadamente,mucha gente con el estado de ánimo "kabila".Gente comprometida por la existencia de un mundo mejor,más igual,con mayor redistribución de la riqueza,con mayor protección de los Derechos del Hombre.
El estado de ánimo "kabila" está muy extendido porque ese estado de ánimo es muy necesario.Cada palmo que se conquista es una pequeña batalla que nos cue4sta mucho trabajo y tesón.
El no desfallecer,el continuar,el "sacar pecho" es lo que nos lleva a las pequeñas conquistas tan necesarias.
Nos puede cansar,inquietarnos,deprimirnos,solo que ello de ser pasajero porque nuestros pies,nuestras manos y nuestras voces deber ergirse de nuevo para seguir ahí,con los necesitados,con los excluidos,con los desheredados.
No debemos abdicar de nuestra esencia como personas.La felicidad de mis "prójimos"es la mía(felicidad colectiva,jamas individualizada)
Algunas mañanas nos pareceran brumosas y tristes.Sólo es cuestión de sonreirles y plantarles cara.Nos cansaremos,nos hastiaremos,pero la no puesta en pie será nuestro fracaso personal y nuestra indignidad como seres humanos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

has construido Kabila y no es poco amigo. Ahora dime ¿qué hay que hacer para sacarse el pasaporte Kabileño? Un abrazo.

Paco Piniella dijo...

La vida es el camino no la meta... La Utopía es necesaria siempre y en todos los ámbitos de la vida.
Buen dominguete

Ciberculturalia dijo...

Querido Rafa, me ha emocionado tu preciosa e íntima reflexión que por lo que veo todos compartimos.

Has conseguido mucho ya, como bien dices una familia de sangre, un espacio lindo cerca de Tortosa y una casa virtual, Kabila, llena de nosotros tus amigos que venimos a diario a darte besos, a aprender de ti, a buscar fuerzas para juntos todos luchar por esa "utopía".

Rafa puedes estar satisfecho. Tienes y has conseguido con tu generosidad, con tu honradez, con tu sentido de la justicia y de la igualdad, el respeto de muchos de nosotros. Has conseguido lo que mucha gente ni aunque viviera varias reencarnaciones conseguiría.

Puedes estar satisfecho.

Y yo que tengo el gran privilegio, la inmensa suerte, de poder disfrutar de tu amistad, me siento también privilegiada.

Me ha encantado tu entrada de hoy.

Un fuerte abrazo, apreciado "kabila"

Antonio Flórez dijo...

La testarudez es, creo yo, uno de los valores más destcables de la gente que a lo largo de la historia ha decidido enfrentarse, a veces con casi nada en las manos, a un sistema que se ha ido haciendo cada vez más omnipresente y poderoso.

Sin embargo, la testarudez suele tener un límite temporal. Allá para los cuarenta, la mayoría de las personas reconsidera su situación y comienza a mirar un futuro que tantas veces es incierto. Y la incertidumbre es de las cosas que peor puede soportar el ser humano a partir de cierta edad.

Tal y como siempre han sentenciado los marxistas, la existencia determina la conciencia. Es una gran, una enorme verdad. Pero tiene matices. Se puede poseer una digna masía en la que reponer fuerzas y seguir buscando una Kabila, una Utopía o simplemente una sociedad más libre de insoportable insolidaridad.

Le felicito tanto o más por su persistencia en la búsqueda, que por haber llegado a donde yo, al menos, le envidio.

Un saludo.

RGAlmazán dijo...

Selma, guapa, tú has sido siempre un punto en mi camino, donde he encontrado sosiego y paz. Y lo único que te deseo es que sigas ahí, donde siempre te he encontrado. Un beso.

Querida Àngels, la puerta está aparentemente cerrada, pero no se lo digas a nadie, es sólo en apariencia, basta empujar. Y para tí, especialmente, está abierta, así es que, puedes entrar cuando quieras, dentro no hay ni vientos ni tempestades. Un beso.

Hola Felipe. Sí, estoy convencido de que así es. El estado de ánimo es muy común entre muchos de nosotros. Pero no vale engañarnos, somos minoritarios, aunque para mí, no hay duda, hay que seguir en la brecha hasta que seamos mayoría. Y entonces Kabila estará más cerca.

D. Rafa, usted ya es kabileño y aquí no se necesita pasaporte. Venga y será bien recibido.

De acuerdo, Paco, en el camino nos encontramos.

Querida Carmen, en el poco tiempo que hace que te conozco he aprendido mucho de tí, de tu decisión, de tu transparencia, de tu sinceridad. Y sobre todo de tu mirada generosa para con tus amigos. Besos.

Don Antonio, la envidia es mutua, pues si hay un compañero que también va camino de esa Kabila añorada es usted. O sea que "vamos juntos compañero..."

Gracias María, viniendo de tí me agrada lo que dices, que te guste lo que escribo. Si hay alguien capaz de sacar sensibilidad de las cosas cotidianas como nadie, esa eres tú. Ya nos veremos en tu Kabila o en la mía. Estoy seguro. Un beso.

Salud y República

Montse dijo...

Rafa sabes una cosa? Cuando encontré Kabila por primera vez, pensé que el nombre hacía referencia al hecho de pensar, que venía de cavilar y que te habías tomado la licencia de modificar su ortografía. Entonces me encantó, ahora que sé que tiene que ver con un lugar utópico donde las cosas valen pero no tienen precio todavía me gusta más.

Sí, Rafa, somos pocos/as y negarlo es autoenganarse; no obstante, lo importante no es cuántos/as seamos sino cómo de convencidos/as estamos de los valores que defendemos y cómo de dispuestos/as estamos a no dejarnos cambiar por este mundo-negocio en el que todo se compra y se vende. Yo también quería cambiar el mundo, ahora me conformo con que el mundo no me cambie a mí, no te creas que es poco.

Salud, República y Felicidad.

Un abrazo, Montse

Miguel Álvarez dijo...

La verdadera desesperanza no nace ante una obstinada adversidad, ni en el agotamiento de una lucha desigual. Proviene de que no se perciban mas las razones para luchar e, incluso, de que no se sepa si hay que luchar.

Esta frase, no es mía. Es una frase de alguien que muchos no consideraban una persona de izquerda, pero sin embargo lo fue; Albert Camús.

Hay una revolución exterior que precisa e la ayuda de muchos y de lo que antiguamente se conocía como "condiciones objetivas".

Sin embargo, hayotra revolución la interior la que nos permite seguir en la brecha aunque nuestra percepción sea de que todo se derrumba alrededor.

Es lógico que ese pensamiento nos asalte, la edad y el cansancio, lo se por experiencia, contribuye a éllo.

Miguel Álvarez

Txema dijo...

Querido amigo: sólo se me ocurre decirte que te quiero.

Caminante dijo...

¡Jobaar!... cuantos cariños me acabo de leer.
Lo dicho por ti y visitantes... que utópicos son/mos pocos, que cuesta mucho mover la inercia en la que nos vemos metidos, que lo comprobamos cada vez que se convoca algo "que no se ha publicitado mayoritariamente", que la mayoría se ha acostumbrado al ruido de la "esquila" y directamente no escucha, no lee, no entiende.
Y bueno, que cada uno es responsable de sí mismo y es su principal juez a la hora de valorar su satisfacción personal, su bienestar dentro de su piel, el cómo se siente con sus actuaciones y/o omisiones.
Y acabo, que el domingo -caluroso- te haya sido reconfortante... según lo escribo me estoy acordando lo que has dicho de casa en Tortosa y cómo que lo tienes asegurado. Besos repartidos. PAQUITA

Ernesto Allende Cafrune dijo...

Hola Rafa.

Sigue con tu caminar.

Nos hace mucha falta.

Es poca cosa, pero sabes que cuentas con todo mi afecto y admiración.

Un abrazo, compa.

ines sabanes dijo...

La entrada produce una sensación de sosiego que no te puedes imaginar lo que agradezgo ante muchas y variadas tribulaciones¡¡¡
Un abrazo

Dilaida dijo...

Es posible que a lo largo de nuestra vida consigamos que cambien pocas cosas, pero siempre hay que seguir luchando.
Bicos

RGAlmazán dijo...

Pues sí, Montse, la primera cosa sería que el mundo no nos cambie a nosotros y es difícil, qué duda cabe. Un beso.

Miguel bienvenido. Es verdad que hay dos revoluciones. La interior es la que deberíamos asegurar, aunque no sea fácil, y de la revolución exterior, al menos intentar cambiar nuestro ámbito cercano.

Txema, esa declaración en toda regla, la recojo. Un abrazo, amigo.

Loc@, pues sí, ya ves que cariñosos somos todos. Te mando cariños para tí también.

Ernesto, sí es poca cosa, pero es lo que yo soy capaz de hacer. Y vamos juntos...

Inés, me alegra mucho que te haya servido como relax. Un beso.

Dilaida. Cambiamos muy pocas cosas, la clave está en que si fuéramos más, cambiaríamos más cosas más gente. Un beso.

Salud y República

環保木棧板 dijo...

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