13 marzo 2010

Artículo de la semana (28): ¿Son saludables los escáneres corporales?

Mucho se habla de la seguridad. Desde el 11-S, todo gira en torno a la seguridad. Guerras incluidas. No hay color, los gobiernos acongojados se dejan llevar y han optado por supeditarlo todo a la seguridad.

La libertad, la intimidad, y ahora también la salud. Esta es la tesis que Miguel Jara escribe esta semana en Diagonal. Aquí les dejo con su artículo, vale la pena y nos hace reflexionar; ¿hay que anteponer la seguridad a todo?

Seguridad en el aeropuerto, ¿y en la salud?

El debate sobre el efecto que tienen los escáneres corporales en la salud sigue abierto. Lo publicado al respecto minimiza los riesgos para apoyar la medida.

Los gobiernos de Gran Bretaña, Holanda y Canadá anunciaron que usarían la tecnología de los escáneres corporales tras el atentado fallido contra Detroit (EE UU) del 25 de diciembre. En bastantes aeropuertos ya han comenzado a utilizarlos. Aparte del asunto de la privacidad de las personas y del aumento continuo del control social, ¿Esta tecnología es segura desde el punto de vista de nuestra salud? ¿Es inocua? Lo que se ha publicado al respecto va en la línea omnipresente de minimizar los riesgos y así apoyar la medida, una estrategia más de marketing del miedo. El diario El Mundo cita: “La exposición es extremadamente baja y la energía es tan reducida que rebotan en la piel (…) Los riesgos van a ser pequeños”.

¿Cuál es el umbral que puede ser considerado peligroso para la salud? ¿Acaso el único nivel saludable de una sustancia o servicio tóxico no es cero? ¿Todas las personas resisten igual los niveles de radiación considerados ‘seguros’? Tanto la citada información de El Mundo como otros espacios en internet más especializados y mejor documentados nos explican que se utilizan en los aeropuertos dos sistemas de escáneres muy distintos entre sí. Uno es el escáner de radiación de ondas milimétricas o rayos T: no emite radiaciones ionizantes (y por tanto, tampoco Rayos X), sino que utiliza ondas electromagnéticas, en un rango superior al de las microondas, para crear imágenes de la superficie del cuerpo humano al verse reflejadas por ésta.

Su poder de penetración es escaso (de milímetros o centímetros) lo que permite su paso a través de la ropa pero no atraviesa la piel humana. Su emisión de energía es 10.000 veces inferior a un teléfono móvil. El otro es el escáner de Rayos X de retrodispersión. Utiliza radiaciones ionizantes, concretamente Rayos X. Al igual que el escáner de radiación de ondas milimétricas, el escáner de Rayos X emite radiaciones de baja intensidad que no atraviesan la piel humana, sino que rebotan permitiendo un vistazo a través de ropas y complementos.

Criterio oficialista

Sin embargo, Carlos M. Requejo, especialista en contaminación electromagnética y consultor en calidad ambiental, explica que estas informaciones siguen el criterio oficialista sobre riesgos del electromagnetismo que sólo considera el riesgo de las radiaciones ionizantes. “Con este criterio fascista importa más el negocio y la seguridad, que la salud, la intimidad o la libertad de las personas. En principio detecto varias inexactitudes. Los rayos X siempre son penetrantes en el tejido biológico, aunque afirmen que son de baja intensidad. Los llamados rayos T son ondas milimétricas, entre las microondas y el infrarrojo, mientras las de telefonía son ondas centimétricas, y las de radio y televisión decimétricas o más largas”, señala.

La energía de una onda es inversamente proporcional a la longitud de onda, y directamente proporcional a la frecuencia, o sea que los rayos T son diez veces más penetrantes que las microondas de los sistemas GSM o UMTS de telecomunicaciones móviles. Estos rayos tienen una onda no ionizante y sin fuerza necesaria para romper enlaces químicos, pero se ha descubierto que es capaz de desenredar las hebras de ADN por resonancia no-lineal, bajo ciertas circunstancias. Para valorar más exactamente el potencial riesgo tendríamos que tener datos precisos de las radiaciones emitidas, frecuencia, potencia y duración de la exposición.

Un artículo que hace pensar. La paranoia de la seguridad puede ser un peligro.

Salud y República

6 comentarios:

John Cornford dijo...

Francamente, me parece importante hablar de la salud y demás, pero aquí creo que es caer en un juego bastante tramposo que nos puede desviar del verdadero objeto de debate, que no es otro que el control social.

Quiero decir que si establecemos como preocupación de este tipo de sistemas de vigilancia y violación de derechos, aquello que atañe a la salud, en el momento en que un scáner pueda pasar los controles de salubridad, se habrá puesto automáticamente fin a la preocupación central, por lo que no tendrá sentido ni fuerza hablar de otras cosas efectivamente centrales en esto.

Sean peligrosos para salud como si no, éstos son intolerables por el simple hecho de la violación de derechos elementales, que no hacen más que aumentar el control sobre la sociedad.

Un saludo!

Dean dijo...

Sean saludables o no, vayan en contra de la intimidad o no, son cosas que a los dueños del balón les importa un comino. Mi opinión es que son cosas inevitables, la globalización, los medios de comunicación hacen de esta y otras medidas que vendrán algo normal y de común aceptación, de hecho hoy día no puedes llevar lo más mínimo en tu equipaje de mano y cuando haces un viaje con niños necesitas muchas más cosas de las que te permiten llevar.
Un saludo.

Ciberculturalia dijo...

No creo en absoluto que el tema del terrorismo internacional pase por la utilización de unos elementos "invasivos". Sinceramente no lo veo. Creen que con eso nos protegen. Nos protegerían de manera más eficiente con una política adecuada para evitar la tensión internacional.
No lo entiendo.
Un beso y buen sábado

mariajesusparadela dijo...

Estoy de acuerdo con Carmen: corregir los motivos evitaría la necesidad de esa supuesta seguridad.

Txema dijo...

Por yo por no ser menos, estoy de acuerdo con las dos chicas que me preceden.

Menos miedo y más vergüenza.

un abrazo

RGAlmazán dijo...

John, no veo la incompatibilidad. Estoy de acuerdo en que lo más importante es la violación de la intimidad y de derechos de los ciudadanos, pero lo de la salud es un plus negativo nada despreciable, que también hay que denunciar.

Dean, son cosas inevitables porque les interesa tenernos cogidos por un puño. El miedo ata y ellos prefieren ovillos acongojados a espigas sueltas. Se manejan mejor.

Pues sí Carmen, pero se ve que la tensión beneficia a unos cuantos, entre otros a los Estados poderoso y al lobby de fabricación de armas.
Besos.

Sí, María Jesús, yo también estoy de acuerdo. Bicos.

Txema, yo también.

Salud y República