Acaba de llegarme la noticia. Y por esperada no es menos dolorosa. Hay mucha gente que, sin conocerte, te acompaña durante toda la vida. Miguel Delibes ha estado conmigo desde mi adolescencia hasta hoy, y sin duda seguirá a mi lado, a pesar de su muerte.
Si tuviera que elegir un autor, me costaría trabajo. Porque es difícil la selección, pero seguro que en la terna final, estaría Miguel Delibes. Un hombre austero, serio, comedido, humilde. Un periodista y novelista como la copa de un pino, perdón: de un ciprés con sombra alargada. Fue un escritor prolijo y prolífico.
Pocas novelas me han llegado y emocionado más que las de Delibes. Pulcro, sin rodeos, directo, sencillo en la sintaxis y preciso en las palabras. Un hombre que hay que disfrutar con diccionario. Cuidador del lenguaje, transparente y sin incisos, Delibes ha sido un castellano recio, también cuando escribía.
Hoy, es un día de luto para la lengua castellana y les aseguro que lo siento profundamente. Nunca podré pagarle los buenos ratos, las emociones, las sonrisas, lágrimas y sentimientos que me han producido sus novelas.
Había –pocos-- quien le tenía por un escritor secundario. Su pecado era escribir sin barroquismos, sin excesos, en su justa medida, con la palabra exacta. Justo lo que yo valoraba en él.
Consiguió todos los premios españoles posibles, el Nacional de las letras, el Cervantes, el Príncipe de Asturias, el Nacional de narrativa, por dos veces. Estuvo en más de una ocasión nominado para el Nobel. Pero eso le importaba poco.
Recorrió El camino buscando Las ratas con Los niños. Pasó Cinco horas con Mario, se echaba Siestas con viento sur, veía la La hoja roja del otoño. Compañeros suyos fueron El hereje y Los santos inocentes, tenía Madera de héroe y descubrió El tesoro de la humildad. Escribía Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso como un poseso en su Diario de un jubilado. Nos enseño como era El disputado voto del señor Cayo y se sintió El príncipe destronado mientras compartía Un mundo que agoniza recordando Las guerras de nuestros antepasados.
Aún es de día y hoy, se ha producido La partida definitiva. Ahora le estarán poniendo La mortaja. Y les aseguro que bien que lo siento. He dicho.
Salud y República
17 comentarios:
Tienes razón, Rafa; Delibes también me acompañó desde la infancia, y ha sido como perder alguien de la familia muy próximo, alguien a quien leer en complicidad antes de dormir, alguien en quien podías confiar las emociones... Un saludo, y hasta más tarde!
Estoy contigo. Buen homenaje.
Interesante homenaje el tuyo, presentando originalmente su obra. A nuestra generación le aportó mucho.
Un saludo
A mi también me acompaño a lo largo de mi vida y comparto contigo la admiración y me uno al homenaje.
Bicos
Fabuloso obituario. El mundo rural ha muerto un poco más, Castilla languidece.
Mi más sentido pesame.
Hermosísimo homenaje!...esa composición del final con sus títulos ha sido un detalle enternecedor.
No conozco su obra, pero con semejante presentación, tendré que leerla.
Un abrazo.
Vengo de leer unos fragmentos de alguna de sus obras http://alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com/2010/03/delibes-milana-bonita.html y confirmo que apenas saborear sus palabras logra meternos de lleno en el mundo de sus relato.
Otro abrazo.
Pues ya verás querido D. Rafa como ahora todo el mundo, incluído el que ya ha llamado a su casa para dar el pésame, han leído a Delibes sin parar.
un saludo.
Sí,se va un gran escritor:sobrio,directo,sin barroquismo.
Un excelente novelista
Saludos
Yo también lo siento. Son bonitas las palabras que le dedicas.
Un abrazo fuerte, de castellano recio
Aplausos para él y mi silencio.
Saludos.
Todo él es una maravilla. Lo son sus novelas, todos sus escritos y sobre todo y muy especialmente, él era una persona admirable, generosa, inteligente.
En fin, que es una pena pero la verdad es que desde su cancer de colón ya no levantaba cabeza.
Nos deja su maestría literaria.
Un beso
A mí también me acompaña desde mi época de estudiante. Me uno a tu homenaje.
Un saludo
Tu homenaje es excepcional aunque todo es poco para la grandeza de este hombre. Me queda la satisfacción de haberlo leído y releído pero al tiempo me da tristeza saber que es una pérdida tan grande.
Un saludo.
Un excelente homenaje a un excelente escritor.
Salud República y Socialismo
Gracias a todos y todas. Para mí ha sido, es y será de los más grandes, ya veo que también para vosotros.
El camino fue la primera obra que leí. Después Las ratas...
Siempre me fui embriagando de sus lecturas, siempre esperando la nueva novela. Nunca me defraudó, aunque algunas me han gustado más que otras.
Siempre se quedará entre nosotros.
Uno de los grandes.
Salud y República
Yo no he leído casi nada de Delibes, El camino, en el instituto, que recuerdo que me gustó a pesar de ser una lectura obligatoria; y, un mundo que agoniza, que descubrí yo por casualidad y me fascinó por la actualidad de lo que dice a pesar de que fue escrito hace más de 30 años. Lo bueno de ser un genio es que nunca mueres del todo porque tu obra te hace inmortal. Me uno a tu homenaje.
Un abrazo, Montse
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