Costa ataca antes de caer

Hace un rato que Ricardo Costa ha hablado. Ya saben el de la dimisión o cese o “yoquesé” anunciado. Este muchacho que parece salido cual maniquí de una tienda de lujo, se ha despachado a gusto. Se trata del hombre que han de cesar esta tarde si se cumplen las expectativas y las promesas. Que ya veremos, cómo termina esto.

Ha dicho de todo, yo que acabo de escucharle les puedo anticipar que no quiere dimitir, no encuentra motivos. Dice no haber actuado nunca al margen de las directrices del partido, que siempre ha sido leal a Camps y a Rajoy, que las conversaciones que se han sabido por el sumario son de carácter personal y que se realizaron antes de saber lo de la trama Gürtel y que hoy se arrepiente de ellas y pide perdón a los militantes peperos. Que tanto su coche, como sus trajes se los ha pagado él y ha presentado pruebas. Y del reloj, que son 6.000 euros, no los 20.000 que se han dicho, y que lo admitió porque se lo regaló un amigo que conoce hace quince años, en prueba de esa amistad.

Ha comentado también que no quiere dimitir porque sería aceptar que es culpable. Y él siempre ha actuado con dignidad y honestidad y de acuerdo a los estatutos del partido. No quiere ser el chivo expiatorio de terceros.

Y lo más importante ha sido los dos torpedos que ha lanzado a las líneas de flotación de las dos direcciones, la de la Comunidad Valenciana y la de Génova.

El primer torpedo ha sido decir que siempre ha servido al partido y al presidente Camps, pero que nunca ha sido responsable de las campañas electorales (lo ha sido el Vicepresidente Rambla) y que jamás ha podido contratar a ninguna empresa porque no era de su competencia.

El disparo contra Rajoy y la dirección nacional, también ha sido claro. Nadie le ha llamado, dice, para pedirle explicaciones y no tiene intención de dimitir, si le cesan lo acatará como siempre ha cumplido esas órdenes, pero que deberán explicar las razones pues no se puede derivar de sus actuaciones. Ha criticado, también, a González Pons que dijo aquello de que a las cuatro del pasado viernes se acababa la fiesta, para decirle que la fiesta en el PP no termina nunca, mientras haya militantes como él.

En fin, la carnicería está a punto de empezar. Esta tarde se prevé un bonito combate en la reunión del comité ejecutivo regional, entre los zaplanistas –quién dijo que Zaplana estaba muerto políticamente—, con Ricardo Costa a la cabeza, y los seguidores de Camps. La sangre está servida y aderezada con la salsa de Génova, que mira con terror el resultado de esta reunión de la que pueden salir salpicado tanto Camps como Rajoy. Y a la espera de dicha reunión quedamos, eso sí, parapetados, no vaya a ser que alguna bala tenga efectos colaterales no deseados.

Zaplanistas contra Campistas, Valencianistas contra Genovistas y Costa contra el mundo.

Es lo que suele ocurrir con el cáncer, si no se ataja a tiempo, termina afectando a órganos vitales. Y Rajoy lleva seis días sin decir ni mu y seis meses sin quererse enterar.

Y mientras, Costa seguro que se acuerda de esta canción y se pregunta dónde irán las cien gaviotas que el guía.

Hoy el viento sopla más de lo normal
las olas intentando salirse del mar
el cielo es gris y tú no lo podrás cambiar
mira hacia lo lejos busca otro lugar
y cien gaviotas dónde irán…

Salud y República