Ayer cayeron otros seis trabajadores en el tajo. Repartidos por toda la geografía van cayendo curritos que apenas nadie conoce, de los que no habla casi nadie, cuyo delito es trabajar y ser anónimo. No sabemos sus nombres, no tenemos sus caras, pero podemos intuir, aunque nadie haga nada para que sean visibles, que tenían cuerpo, vida, familia.
Esta es la décima entrada, que, sobre “accidentes laborales”, escribo en mi bitácora. Seguro que me repetiré. Siento no ser original. Además no quiero ser original. Quiero denunciar, desde esta modesta plataforma, una de las lacras mayores que se está produciendo, sin que se haga nada por evitarla: Los accidentes laborales.
Hay que hacer más para parar los accidentes de tráfico y los de género. Faltaría más. Pero al menos (ya sé que no es suficiente) se han tomado medidas, y se han conseguido poner en primera plana. Un ejemplo claro, esta mañana temprano en “El País” digital, figuraba la noticia de los seis muertos en la primera página de “Economía”, desde las doce ya figura como una noticia menor, con la letra más pequeña y al final de la página.
Los muertos en accidente laboral, valen menos, son menos considerados, no existen, son invisibles, se convierten en fantasmas. Son un simple número que de vez en cuando sale como parte de un total. Nadie considera seriamente este problema. Se toma como un peaje que tenemos que pagar por este estupendo mundo que nos ha tocado vivir.
Decía nadie, y no quiero ser exagerado ni demagogo. De la derecha no digo nada pues seguro que echarán la culpa a los currantes, que son tremendos y no cumplen las medidas de seguridad. El gobierno, después de la constante sangría, hace una ley que no permite más de tres subcontrataciones en un trabajo (se habrá quedado ancho), absolutamente insuficiente e ineficaz. Los sindicatos son los únicos que hacen algo: protestar cuando ocurre y acusar de pasividad (esto es todo). Los medios de comunicación se hacen eco sólo cuando es un tema aparatoso y por poco tiempo, salvo que sea un personaje famoso el que sufre el accidente.
El gobierno tiene que hacer más. ¿No quedamos en que hay superávit en la Seguridad Social? ¿Qué mejor que invertirlo en inspectores de seguridad y salud laboral?
Y los sindicatos, ¿hasta cuando van a soportar que sigan muriendo trabajadores? ¿No hay motivos para, además de quejarse, actuar y programar medidas de presión? ¿Hay algo más importante que la vida?
Mientras que los empresarios culpables queden impunes, los trabajadores no sientan la necesidad de cumplir las medidas de seguridad, el gobierno y sindicato pasen del tema, mientras estos muertos no formen parte de la agenda política, seguiremos día a día engordando la nómina de los fantasmas del tajo.
Es demasiado serio para hacer bromas, pero dejadme ser irónicamente duro. A lo mejor es una forma de bajar el paro.
Salud y República
Esta es la décima entrada, que, sobre “accidentes laborales”, escribo en mi bitácora. Seguro que me repetiré. Siento no ser original. Además no quiero ser original. Quiero denunciar, desde esta modesta plataforma, una de las lacras mayores que se está produciendo, sin que se haga nada por evitarla: Los accidentes laborales.
Hay que hacer más para parar los accidentes de tráfico y los de género. Faltaría más. Pero al menos (ya sé que no es suficiente) se han tomado medidas, y se han conseguido poner en primera plana. Un ejemplo claro, esta mañana temprano en “El País” digital, figuraba la noticia de los seis muertos en la primera página de “Economía”, desde las doce ya figura como una noticia menor, con la letra más pequeña y al final de la página.
Los muertos en accidente laboral, valen menos, son menos considerados, no existen, son invisibles, se convierten en fantasmas. Son un simple número que de vez en cuando sale como parte de un total. Nadie considera seriamente este problema. Se toma como un peaje que tenemos que pagar por este estupendo mundo que nos ha tocado vivir.
Decía nadie, y no quiero ser exagerado ni demagogo. De la derecha no digo nada pues seguro que echarán la culpa a los currantes, que son tremendos y no cumplen las medidas de seguridad. El gobierno, después de la constante sangría, hace una ley que no permite más de tres subcontrataciones en un trabajo (se habrá quedado ancho), absolutamente insuficiente e ineficaz. Los sindicatos son los únicos que hacen algo: protestar cuando ocurre y acusar de pasividad (esto es todo). Los medios de comunicación se hacen eco sólo cuando es un tema aparatoso y por poco tiempo, salvo que sea un personaje famoso el que sufre el accidente.
El gobierno tiene que hacer más. ¿No quedamos en que hay superávit en la Seguridad Social? ¿Qué mejor que invertirlo en inspectores de seguridad y salud laboral?
Y los sindicatos, ¿hasta cuando van a soportar que sigan muriendo trabajadores? ¿No hay motivos para, además de quejarse, actuar y programar medidas de presión? ¿Hay algo más importante que la vida?
Mientras que los empresarios culpables queden impunes, los trabajadores no sientan la necesidad de cumplir las medidas de seguridad, el gobierno y sindicato pasen del tema, mientras estos muertos no formen parte de la agenda política, seguiremos día a día engordando la nómina de los fantasmas del tajo.
Es demasiado serio para hacer bromas, pero dejadme ser irónicamente duro. A lo mejor es una forma de bajar el paro.
Salud y República
9 comentarios:
Rafa, ésto es como la violencia de género o como los accidentes de tráfico.
Ni los vemos ya ...
En la mayoría de los casos podríamos meternos con los empresarios, pero algunos trabajadores (los que arreglan toldos, por ejemplo), que disponen de arneses y demás, no los utilizan porque andan sobraos... hasta que un día hay un disgusto.
Es tremendo.
en Madrid mueren un trabajador cada tres días... sin embargo la polía municipal persigue a los manteros de los CDs.
En un par de ocasiones escribí que estos muertos parecen ser el tributo que hay pagar para mejorar el PIB. Daños colaterales.
MUY de acuerdo. Aún se sigue hablando de Puerta, y desde entonces han muerto muchísimas personas sólo en España, en accidente laborales y automovilísticos... y aún es fácil encontrar una foto del futbolista por cualquier revista... Está bien que sus compañeros lo homenajeen en el partido, o en todos si quieren, pero los medios de comunicación no deberían contribuir a cebarse de esta noticia, dándole más importancia a un futbolista famoso que a un albañil o electricista...
en cuanto a lo que dice enchufe de los manteros, en breve contaré una anécdota que me ocurrió hace varios días y me indignó muchísimo.
un saludo!
Esto no les importa a los políticos. Ni a los medios de comunicación. Algo que ocurre todos los días no es noticia para ellos.
Qué triste.
¿Que puede importar un simple trabajador al que nadie conoce?,¿A quien le puede importar que deje viuda y huerfanos?.
Eso no vende periodicos ni hace subir el "share" de las televisiones.
Sociedad de consumo,en la que se vende hasta la muerte,(pero solo de famosos)¡¡¡penoso!!.
Salud y republica
Los muertos en el tajo solo sirven para cofrontar políticamente con el gobierno de turno, son carne de cañón en la batalla politica.
Y en la cadena de responsabiolidad hay muchos eslabones.
1º Los empresarios trogloditas que tienen como único objetivo el beneficio económico, y someten a sus trabajadores a condiciones y horarios de trabajo cercanas a la esclavitud.
2º Los gobiernos de turnos que no tienen la valentia de atajar de raiz el problema. La imposibilidad de concatenar más de tres subcontrataciones ayuda pero es insuficiente. Los gobiernos a todos los niveles (estatal y autonómico) deberían actuar en primer lugar sobre los modelos de contratación, en segundo lugar sobre la formación de los trabajadores, en tercer lugar sobre el cumplimiento de las normas de seguridad y salud y por último en las penas por el inclumplimiento esas normas, incluida la carcel en los casos más graves.
3º Los sindicatos que deberían priorizar más su acción sindical sobre la realidad de los accidentes de trabajo dejando de ser esta una mera protesta cuando hay un muerto más.
Y 4º los propios trabajadores que en algunos casos rechazan el cumplimiento d las normas de seguridad y salud.
Cuando veamos a un Gobierno que homenajea a un trabajador muerto en accidente de rabajo lo mismo que hace con los accidentes laborales en el ejercito y a este trabajador se le imponga la Madalla al Merito del Trabajo, entonces creere que de verdad los gobiernos muestran interes por luchar contra esta lacra social.
Y cuando haya en la carcel unos cuantos empresarios trogloditas entonces estaremos también en buen camino de atajar la accidentabilidad laboral. Porque como dice en refran: "Cuando veas las barbas de tu vecino cortar por las tuyas a remojar".
Salud Republica y Socialismo.
Gracias por vuestras aportaciones.
Maripuchi desgraciadamente no es igual que la violencia de género o los accidentes de tráfico, en los accidentes laborales se ha tomado una medida, absolutamente insuficiente, y se mira a otro lado. En los otros casos no, aunque no se hayan conseguido los obejetivos deseados.
Enchufe, se ve que es más importante preocuparse de los manteros. ¡Joder!
Josémanuel, tú lo has dicho, son como daños colaterales.
Gabiota, es así, si no son famosos son invisibles.
Scout, pero al menos se podía meter en la agenda pólitica como han hecho con otras lacras.
Antonio, muy buen desglose de responsabilidades, y viniendo de tí, valoro mucho la crítica a los sindicatos, que también en este tema pasan olímpicamente.
Salud y República
Estoy de acuerdo con todo lo dicho. Es una terrible lacra a la que absolutamente todos y todas permanecemos impasibles. Y me ha gustado el desglose de Antonio porque ilustra lo complejo del problema. La solución pasa por actuar en muchos frentes. Con esto no quiero exculpar a quien no hace nada, pero sí que soy consciente de que cuando un gobierno decida hacer algo, será un plan a largo plazo que dudo que dé frutos inmediatos.
En cuanto a la parte de culpa de los propios trabajadores, me ha recordado a la violencia machista contra los propios hombres de la que hablaba el grupo de hombres al que entrevisté. Esa cultura del riesgo, de a ver quién es más fuerte, valiente y rápido, lleva a conducir a 160 por hora, y también a eludir las medidas de seguridad. Creo que una buena educación y concienciación tendrían que estar muy presentes en ese plan contra la siniestralidad laboral.
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