Aznar, la familia Trapisonda

Los Aznar me recuerdan a una familia, mucho más simpática, del tebeo llamada La familia Trapisonda, un grupito que es la monda (y que Ibáñez me perdone).

Y es que no paran, estos chicos quieren estar todo el día en el “candelabro”. En la cresta de la ola, o bien conspirando, o bien mintiendo e insultando, o bien queriendo hacer negocios con los poderes públicos peperos.

Y ahí van las piezas del puzzle. Una, la de la conspiración, es la ínclita Ana Botella. Parece que Gallardón no ha encontrado mejor aliada, dentro del PP, que la de las peras y manzanas. La razón, todo el mundo se la puede imaginar. Si Gallardón fueran en las listas y tuviera éxito en la sucesión del “difunto” Rajoy, ella podría ser alcaldesa. ¡Toma ya! Quieres arroz, pues dos tazas. Así es que se encuentra moviendo hilos del partido (o haciéndoselos mover a Chemari) para poder ser reina por un día.

Otra pieza, la de mentiras, calumnias y otras zarandajas, es el mismo que viste y calza. Sí, ese al que más de uno queremos juzgar por genocida. Pues el “bueno” de Jose María resulta que ha decidido continuar con sus ataques al Presidente Zapatero, sin importarle si con ello desprestigia a esa Ejjpaña que tanto dice querer, a la que metió en una guerra y de la que ha huido para hacer sus negocietes con sus amigos. Ahora lo hace con ayuda del magnate Murdoch, que ya saben que le fichó, supongo que para utilizar las influencias del cargo que ocupó. Pues sí, desde uno de los púlpitos del magnate, el Wall Street Jornal, pone a parir a Zapatero, hasta llegar a compararle con los gemelos polacos y asegurar que España ha perdido todo el prestigio internacional que ganó gracias a él (hay que ser, además de presunto genocida, bobo de Coria). Lean el artículo y vean, por si tenían alguna duda, la ralea del ínclito.

La última pieza, la del aprovechado, la del chupóptero, la representa su yerno Agag, como todos saben socio de Ecclestone, ese que va a llevar la Fórmula 1 a Valencia al haber ganado el PP. El muchacho está solicitando una ayudita para poder entrar en el circo de la velocidad. Se trata de 40 millones de euros que el pobrecillo necesita para abrir las puertas a una escudería japonesa. Naturalmente, no se sabe la comisión, pero sí se sabe que no trabaja gratis. El pagador, si le convence y para eso están los amigos, será la Generalitat Valenciana. Sólo hay un pequeño problema, que seguramente el yernísimo sabrá arreglar, y es que él y su papá político son más amigos de Zaplana que de Camps, pero cuando hay pasta por medio, seguro que se soluciona.

En fin, esta familia de tebeo, es lo que tiene, no para. O están mintiendo, o están conspirando o se forran, o simplemente las tres cosas. Eso sí, no sean mal pensados, coño, que lo hacen por el bien de Ejjpaña.

Salud y República