Crónica de una ministra amortizada

Ya anunciaba maneras y hubo oposición desde Internet antes de ser nombrada ministra. Sus manifestaciones de cómo poner cerco a la libertad de expresión en pro de los derechos de autor, la habían señalado como un peligro.

Luego vino, con su carita dulce, monjil, dijo que iba a ser buena y que se la había interpretado mal. Y tuvo una tregua, hasta que de tapadillo, escondida, como de soslayo, en la ley de Economía Sostenible, volvió a las andadas, a anteponer los derechos de propiedad intelectual a los de libertad de expresión y a hacerse juez y parte en la decisión de cerrar webs. Lo que volvió a encender a Internet. Y se publicó un manifiesto, al que Kabila se adhirió, y que fue publicado, ni más ni menos que por 150.000 webs.

Esta movilización provocó que se convocara a una serie de blogueros y periodistas virtuales importantes a una reunión con la ministra González- Sinde y su equipo. Una reunión de más de una hora, en la que la ministra estuvo sólo durante veinte minutos, marchándose con excusas, pero, a mi entender, cometiendo una falta de respeto. Además a la hora de hacer declaraciones es la única que salió contenta (será porque se marchó antes). Según los periodistas y blogueros presentes, la reunión fue un fracaso, no se dieron soluciones y ciertas aclaraciones crearon todavía más inquietud.

Viñeta sacada del diario Público

Ante las declaraciones de los asistentes, primero el ministro Caamaño y después Zapatero desautorizaron claramente a la ministra. Y es que, según los medios, el PSOE no sabía nada, la medida de la ministra creó malestar dentro del partido y el grupo parlamentario. Y no han tenido más remedio que dar marcha atrás, anunciando que no se cerrará ninguna web.

Mientras tanto el PP, que se apunta a un bombardeo, hace salir de las cavernas a su portavoz González Pons, y naturalmente se pone en contra del gobierno –no confundamos, no es a favor de los blogueros, que les importan un pito—, y en un alarde de cinismo defienden la libertad de expresión, cuando, habrá que recordarles que la medida de crear un órgano para censurar en Internet la votaron todos los europarlamentarios españoles –incluidos los pertenecientes al PP, también— menos, y hay que decirlo muy alto, Willy Meyer, eurodiputado de Izquierda Unida, que votó en contra.

La situación ahora está a la espera de otra u otras reuniones donde se deshaga el entuerto y se formalice un acuerdo entre las partes. Hay que buscar una fórmula en la que no se transgredan los derechos de los creadores culturales pero sin que estos reviertan contra derechos fundamentales de los internautas, como son el de la libertad de expresión y el de la tutela judicial, entre otros.

La señora ministra está amortizada, ya sabemos que a Zapatero no le gusta cesar a nadie cuando se lo piden otros, por lo tanto esperará a la primera oportunidad y González-Sinde saltará. Ya lo veremos. Políticamente nació herida y ella misma se ha suicidado.

Salud y República