Sí, se oyeron ruidos. Muchas presas se despertaron, y vieron con estupor que iba a suceder lo que hacía días se temían.
Habían sido juzgadas hacía días. Unos juicios urgentes cuyo motivo fue la represalia ante el asesinato de un comandante de la Guardia Civil. Se atribuyó el hecho a las Juventudes Socialistas Unificadas. Y como tal, tenían que pagar. No pudieron coger a los autores del atentado. Pero sí tenían a miembros de la JSU en la cárcel. Éstos pagarían. Ya saben “café para todos”.
Así me lo contaba Carmen, mi madre. Eran trece, de las cuales siete menores de edad. Estaban presas. Todas habían cometido el mismo y único crimen horrible: Pertenecer a las JSU. Ni más ni menos. Suficiente. Y ahí estaban, por el pasillo de la cárcel, las habían levantado, hoy las tocaba a ellas. Rosas en edad de florecer, juntas, con miedo, sabiendo lo que les esperaba. Las otras reclusas se levantaron y fue automático. Se dieron cuenta, las iban a asesinar. Gritaron, golpearon las rejas de sus celdas, fue tal el jaleo que tuvieron que venir refuerzos. Pero, no pudieron evitarlo. Sólo consiguieron acompañarlas cantando, todas juntas la Internacional, para darles ánimo. Nadie lo pudo parar. Fue lo último que supieron de ellas.
Luego, a los pocos minutos, todas estaban despiertas, en su baldosa y media –espacio para dormir con el que contaba cada reclusa, por el hacinamiento--, oyeron los disparos. ¡Malditos seáis! Se oyeron gritos de dolor, mientras contaban: uno, dos, tres... hasta trece tiros. Todas las reclusas interiorizaron este instante como uno de los peores de su vida. Habían muerto sus compañeras, cualquiera de ellas podía haberlas acompañado. Otras, las siguieron más tarde. Algunas se salvaron y arrastraron en su memoria estos momentos históricos. No pudieron borrarlos nunca. Adiós Carmen, Victoria, Dioni, Julia...
Hoy se cumplen sesenta y nueve años de ese vil asesinato. Desgraciadamente poco podemos ya hacer. Sólo la memoria. Solo mantener vuestro recuerdo. Hacer posible lo que una de vosotras, Julia Conesa escribió en su última carta a su madre:
“Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar. Que mi nombre no se borre de la historia”
Esa sí que es nuestra herencia y nuestra obligación. Haremos lo posible para evitar que vuestro nombre se borre de la historia.
He ido a buscar imágenes sobre la historia y con sorpresa y emoción he visto en Internet una foto de mi madre, una actriz secundaria del drama, ¡no podía creerlo!, me ha dejado llorando. No lo sabía, mi hijo Curro, su nieto, le había escrito esto ocho días antes de morir, después de una visita al hospital, hace casi tres años. No puedo pedirle permiso para publicarlo, está en la India, pero sé que lo puedo hacer, está en un blog anterior al que tiene ahora, que yo ni tan siquiera sabía que existía, cosas de Internet. Es el mejor homenaje que le puede brindar esta nueva generación a aquellos que sufrieron por defender nuestra dignidad y hacer un mundo mejor.
Salud y República
18 comentarios:
Rafa aquí y ahora mismo me sobran las palabras, lo he leído todo, he recordado tus dos Entradas anteriores, he leído lo de Curro... Acabo de conocer a Carmen , tu madre...
Sólo me queda darte, hoy un abrazo y un beso más cariñoso si cabe.
Un saludo de todo corazón.
Y donde quieran que estén esas rosas. Un besazo muy grande. Ellas nos animan a seguir adelante. Lo dicho un besazo.
Un saludo DESDE y POR la izquierda.
Son rosas que nunca se marchitarán... siempre estarán presentes
Un saludo
Querido Rafa:
¿Verdad que Internet nos hace regalos insospechados de vez en cuando?
El de tu hijo es uno de ellos, no sólo para ti. El de perpetuar la memoria para que lo más indigno de que el hombre es capaz no se repita ni sacuda de nuevo, es probablemente otro aún más grande. Y viene de ti.
Un abrazo
Qué emocionante, Rafa... todos los pelos de punta...
Besos gigantes
Se me ha puesto la carne de gallina Rafa, es terrible, no sabía esta historia.
Pasa por mi blog, tienes un regalito, ya se, ya se, que no los aceptas y no los cuelgas, pero soy así de espléndida,jeje.
He olvidado decirte que lo escrito en color lila, no leo nada de nada, chico, haz la letra más grandeeee !!!!!
Ese era el plan de la derecha golpista. Sembrar odio y silencio. Sólo eso.
Y ante el odio y el silencio, memoria.
La generación actual, algunos, tienen poco interés en rememorar crímenes pasados, quizás por medio, o quizás, sencillamente, por puro desinterés.
Pero ahí está la memoria de las trece rosas, y de todas las mujeres encarceladas como su madre, por el simple hecho de no comulgar con el franquismo, por eso es necesaria la ley de la memoria histórica, por eso es necesario que no se olvide, y no se vuelva a odiar, como se odió en el pasado.
Gracias Selma, guapa, sabía que con tu sensibilidad y empatía lo ibas a sentir así. Un beso.
Para tí, también, Neptuno, un saludo.
Nunca, Yass, nunca se marchitarán, las regaremos todos los días. Un saludo.
Si, querida Condesita, es verdad lo de Internet. Seguro que te das cuenta de la emoción que sentí al buscar imágenes y ver la foto de mi madre y el texto de Curro. Un beso.
Si, querida Maripuchi,ha sido emocionante. Besos.
Geni, si no conocías la historia, te recomiendo que la leas en el libro de Carlos Fonseca o que veas la película de Martín Lázaro. Mantener la memoria de estas Rosas vale la pena. Por cierto, no seas tan coqueta y haz como todos, ponte gafas para leer. Un beso.
Gracias por pasar por aquí y comentar, Juntaletras, totalmente de acuerdo con su comentario. Un saludo.
Salud y República
Hola Rafa, gracias por lo que has escrito, por acercarnos a la memoria verdadera. La que nos dejaron nuestros mayores. Había leído hace tiempo lo que escribió tu hijo, sin saber que era tu hijo ni que era tu madre. Releerlo emociona como el primer día.
Ayer junto a esa tapia, quedaba mucho de buena memoria, de la que hace falta no confundir con otras cosas. Eso como dices, podemos y debemos hacerlo: no olvidar. Bastaba acercarse a las noticias publicadas sobre el 69 aniversario de tan triste día. Saiza estaba de paso en Madrid y no dudó en acompañarnos.
Un beso y un regalo.
http://farm4.static.flickr.com/3034/2736202404_ee13f31051_b.jpg
Rafa, se me resiste el regalo, no sale bien el enlace. Quería mandarte una foto de ayer, la tienes en la entrada del Museo. Un beso grande.
Eva Guapa, muchas gracias. Ya he entrado en el Museo y he querido dejarte un comentario pero no sé que le pasa a blogger hoy, que me da error. Lo intentaré más tarde.
Gracias por la labor que estáis haciendo constantemente en pro de la Memoria Histórica.
Por cierto, ya tengo la foto, es preciosa. Paquita majestuosa ofreciendo ese hermoso ramo de rosas.
Un beso.
Salud y República
Me sumo a tu bello homenaje para estas mujeres, que como tantas otras gentes fueron privados de sus vidas, y no siempre falleciendo.
Que sirva también como recuerdo para tu madre, sobre la que ya te oí hablar en aquella intervención tuya en "la SER".
Un abrazo
Gracias David, tú eres otro exponente ejemplar de esta nueva generación que tiene que mantener la memoria. Y sé que lo vais a hacer.
Un abrazo.
Salud y República
Rafa, no puedo leer libros, tengo la vista cansada y me cuesta muchísimo, mejor veré la pelicula,y que conste niño guapo que claro que me pongo las gafas para trabajar, pero con esta letra ni con un telescopio, jajajajaja.
Toda esa sangre derramada por valientes antifascistas no ha caido en balde. Fructificó en los derechos y libertades de las que ahora disfrutamos y seguirá dando frutos. De ahí la importancia de una buena Ley de Memoria Histórica y no la tan timorata ley actual.
Ahi que ver Rafa, por casualidades de la vida, conoci mucho antes a tu madre y la historia que cuenta tu hijo, que a tí.
Me alegro el volver a reencontrarme con tan emocionante historia, que como en su día pense es un poco el legado de todas nuestras abuelas. Un beso.
¡Salud, Memoria y Libertad!
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