12 junio 2007

La explotación infantil

Hoy se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Se calcula que más de doscientos cincuenta millones de niños son explotados y pasan la mayor parte de su jornada trabajando. Niños que no tienen tiempo para estudiar. Niños que no saben lo que es jugar. Niños que apenas tienen derechos. Desnutridos, desarrapados, enfermos. Niños esclavos. Niños que mueren en las calles. Niños soldados. Niños prostituidos.
Nosotros que vivimos en un país, de los llamados del primer mundo, donde este problema está casi erradicado, deberíamos acordarnos de que en Asia, América y África, fundamentalmente, a los niños se les priva de los más elementales derechos aprobados por la ONU. Derechos que existen desde hace casi cincuenta años. Derechos que no se cumplen.

Principio 9 de la Declaración de los Derechos de los niños:

El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y
explotación. No será objeto de ningún tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral.

En algunos casos son las condiciones penosas de vida las que hacen ver normal que los niños sean explotados. Otras veces, ese libre mercado globalizado, ese que tanto defienden muchos neoliberales, es el que deshumaniza este planeta y hace que la parte más débil de la población sea la mano de obra más barata y más manipulable, para las multinacionales sin escrúpulos, en busca del mayor beneficio.

Soy poco amigo de los Días de…, pero es verdad que problemas sociales como éste pasarían desapercibidos si no los recordáramos con aniversarios.

Si abandonamos a los niños, qué será de este mundo mañana.


Salud y República

4 comentarios:

Blanca dijo...

Una de las cosas que más me impresionaron cuando recalé en Buenos Aires, allá por noviembre de 2002, fue ver a los niños, algunos muy pequeños, pidiendo en los pasos de peatones de todas las calles porteñas. Daba igual la hora, el tiempo que hiciera o el día de la semana, estaban, generalmente en parejitas de hermanos, en cada esquina de la ciudad... y yo, que veía esa fragilidad tan grande, solitos a su suerte, que dudo mucho que la tuvieran, sentía atenazado el corazón... pensando en nuestros niños, críos del primer mundo, superprotegidos, sobrealimentados, hastiados de consumismo en muchos casos... cuando veías la miseria indecente de esos pobrecitos que no habían hecho nada para merecer ese destino.

Y hablamos de Argentina... no de la mayoría de Africa, la mayoría de Asia y buena parte del cono sur americano.

Y la contemplación de tanta obscenidad hace que buena parte de la felicidad que te crees tener quede diluida, porque ¿quien aguanta sin inmutarse semejante panorama?

Habrá que "agradecer" al progreso, con su inmunda globalización, tanto desastre...

Chase Edmunds dijo...

Tendremos que seguir luchando con otras organizaciones que luchan por los derechos humanos, como Amnistia Internacional.

jeyacobi dijo...

Lo obsceno es que son los paises rícos los que se benefician de tanta miseria, por eso no quieren saber nada del 0'7% ni de ayudar en cultura o desarrollo a unos países con los que tienen la mano de obra regalada.

Corpi dijo...

Sin embargo muchos de esos niños trabajadores son el único sustento de sus miserables familias. Sin duda un tema muy peliagudo.
Salut i força al canut.