Gustavo Moncayo, colombiano y profesor de 56 años, tiene un hijo: Pablo Emilio, secuestrado por las FARC desde hace diez años. Allá por el 19 de Junio comenzó su caminata desde su población Sandoná, al suroeste de Colombia, hasta Bogotá, adonde debe llegar hoy. Sólo 850 kilómetros. Sólo 850 km. de subir y bajar cordilleras. Este es el hombre:
El objetivo de su viaje es claro, conseguir un Acuerdo Humanitario entre las FARC y el gobierno con el que se pueda liberar a todos los secuestrados y se encuentre la definitiva paz.
Ha ido acompañado de su hija Tatiana a la que más tarde se ha unido su otra hija Karol y, ayer su esposa y otros dos hijos. Nunca ha estado sólo, desde estudiantes a campesinos, familiares de otros secuestrados, sindicalistas, políticos, gente solidaria, le han ido acompañando y relevándose durante todo el camino, con sus banderas blancas ondeando al viento.
Es una historia emocionante. Dejarlo todo por intentar un objetivo tan deseable. Quienes le conocen dicen que es un hombre ejemplar, con una voluntad de hierro y que no se irá de Bogotá –donde piensa acampar en plena plaza de Bolivar— hasta no conseguir su objetivo. La historia está contada, día a día, en una bitácora llamada: Camino de la paz. Si os pasáis por allí podréis leer, oir y ver a este hombre que está moviendo las entrañas de Colombia. Y ahora os dejo con Machado, al que recuerda muy bien Serrat, aquello de Caminante…
Sólo una reflexión más, si hubiera secuestrados por terrorismo en España ¿actuarían las víctimas de la AVT de la misma forma que ahora, negando la posibilidad de diálogo?
Salud y República
5 comentarios:
Colombia es uno más de los muchos países latinoamericanos que sufre una gran depresión política y económica. El problema es que no acaban de quitarse de en medio a la tropa de gobernantes corruptos que les dirige. “Es como si lo llevaran consigo” ―me decía el otro día una amiga―, “Cualquiera diría que les gusta”. Y algo tiene de razón. Hay mucha ignorancia en América Latina. Mucho ferviente ‘avemaría’ y mucha superstición. Parece que no saben vivir por sí mismos, sin estar atados al ‘salvapatrias’ de rigor. A mi juicio, es un problema no sólo de conciencia política, sino cultural. Y luego tienen el eterno problema de las ONG, que les dan la sopa boba. Mientras haya ONG que les suministren ropa y alimentos, los dictadorzuelos de turno se frotarán las manos de alegría. Las ONG, amigo mío, están haciéndole el trabajo sucio a muchas dictaduras. Ya sé que decir esto suena politiquísimamente incorrecto, ya. Pero es así. Y en África, tres cuartos de lo mismo.
Como en todos los problemas, lo primero para intentar solucionarlo es asumir que existe. En Colombia creo que han asumido que existe un problema de violencia, con las FARC, y en menor medida con el ELN, sin olvidar a los paramilitares. En este sentido nadie en Colombia se extraña de que el gobierno intente establecer cauces de diálogo con los combatientes, nadie lo considera una traición de lesa patria. Otra cuestión son las medidas de reforma estructural necesaria para que Colombia, y en general América Latina avance en el plano de la igualdad social, y ahí estoy en general bastante de acuerdo con el análisis que hace manuel, y algún día habremos de hablar sobre el papel de las ONG's, al menos de algunas de ellas. En cuanto a España, no se cumple la primera premisa, aquí hay mucha gente que niega la existencia de un problema político, pretende reducirlo a un conflicto de orden público, y por tanto las únicas vías de solución que aporta son las directamente relacionadas con la derrota policial, y así no acabaremos nunca. Aquí, si alguien hubiera tenido una iniciativa como la de Gustavo Moncayo, si lo hubieran hecho los padres de Miguel Ángel Blanco, o la mujer de Ortega Lara, hubieran sido inmediatamente denostados como traidores y entreguistas. Aquí, parece ser, la vida de las personas es menos importante que la victoria de la Patria .
Salud y República
Lo digo sin ningún tipo de exageración, don Rafael: creo que si en España ocurriera lo que usted plantea respecto a los secuestros, los dirigentes de la AVT seguirían negando el diálogo como medio. Los dirigentes (recalco), quizás no muchos de los miembros de a pie.
Y a a esos miembros de la AVT a quienes les mataran a algún familiar, que les dieran por ahí.
Realmente conmovedor.. Me uno a la reflexión final, totalmente de acuerdo
Un saludo!!!
Complicado tema el de los rehenes como moneda de cambio entre unos terroristas o grupo armado y un estado de derecho. Evidentemente los familiares del secuestrado quieren la liberación pero el estado debe mantenerse firme en su lucha contra los criminales. Evidentemente la mejor manera de solucionarlo es el diálogo, aunque se me antoja difícil. En estos momentos también hay una situación complicada en Afganistán con el secuestro de civiles surcoreanos por parte de los talibanes.
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