26 mayo 2017

El PP moldea y manipula la Justicia hasta límites insospechados


Se veía venir, y lo que te rondaré morena. El PP, ese partido corrupto, necesita de ayudas judiciales para que sus asuntos turbios queden en el limbo o se blanqueen como hacen con el dinero.

Ya sabíamos que la Justicia no es libre. Sabemos que está marcada por el dedo del partido que sostiene el gobierno. La elección de los jueces en las instancias máximas así lo ha acreditado desde hace cuarenta años.

Sin embargo, el PP ha conseguido un “todavía más difícil” y su situación judicial le ha llevado, por todos los medios y con su desvergüenza acostumbrada, a invadir el ámbito judicial, haciendo que todos los cargos de alta instancia que se nombren, sean de su bando, cueste lo que cueste.

Después de que tanto el ministro de Justicia, como el fiscal general del Estado y el fiscal anticorrupción hayan sido reprobados por el Congreso por sus actuaciones deleznables a favor del PP, inmiscuyéndose en las instrucciones judiciales para parar la corrupción y demostrando una parcialidad lamentable, han ido más allá. Los peperos, con Rajoy a la cabeza han tenido que aceptar esa reprobación, aunque no haya dimitido ninguno. Es más, ha continuado la juerga del ventajismo en la Justicia, con una impudicia e indecencia nunca vista.

Lo último ha sido los nombramientos de Concepción Espejel (Concha para Cospedal) y Enrique López (aquel miembro del CGPJ, puesto por el PP, que tuvo que renunciar al pillarle conduciendo una moto sin casco y borracho) como presidenta de la Sala de lo Penal y miembro de la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional, respectivamente. Ambos jueces han sido recusados en más de una ocasión por sus compañeros en aras de una parcialidad pepera total y, sin embargo, son los elegidos para que puedan parar, desviar, entorpecer, obstaculizar todas las causas en marcha que están en la Audiencia Nacional. Léase: Gürtel, Púnica, Bankia, Lezo, etc.

Y es que Rajoy ya ha traspasado los límites de la indecencia y piensa aquello de: “Ande yo caliente, ríase la gente” o “Dame pan y llámame tonto”. Rajoy podrá decir, teniendo yo controlada la Justicia, digan y hagan lo que les dé la gana, a mí plim.

La invasión en las instancias judiciales es tal que está conllevando a una degradación intolerable. La corrupción no es sólo robar, también lo es manipular, desvencijar, desmembrar y pervertir las instituciones del Estado, como lo está haciendo el PP.

Mientras Montesquieu escupe fuego en su tumba, Rajoy se ríe de los españoles a sabiendas de que el camino judicial elegido le salvará de sus desmanes, sólo con una orden telefónica. Y es que la Justicia ha quedado hecho añicos y D. Mariano tan feliz, ya saben lo majo que es.

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

Si, es doblemente repugnante, por el daño, que además, le hacen a la Democracia... :(
Salud