21 abril 2017

Adiós Carmen, adiós. Siempre en mi memoria

Me he enterado tarde. Hace quince días murió Carmen Arrojo. Javi me lo dijo anteayer. Dolor, tristeza y mucho cabreo. Eso me produjo saber que otra mujer republicana, represaliada por el franquismo, se nos ha marchado. La Memoria Histórica viva se está quedando vacía, enterrada por los sepultureros que se empeñan en que el olvido es el remedio a ese crimen atroz que representó una de las dictaduras más sanguinarias y duraderas del siglo XIX.

A sus 98 años, después de una vida de lucha, ha caído esta mujer defensora de las ideas republicanas frente al fascismo. Y lo más grave, es que se ha ido sin la reparación merecida, sin el reconocimiento de un Estado cobarde o ‘victorioso’, olvidada por las instituciones de este país desmemoriado de forma interesada.


Quieren que los estragos, el genocidio franquista lo borre el tiempo, y Carmen hasta su último día lucho porque esto no ocurriera. A pesar de su edad, de su historia personal, nunca olvidó quién era, sus valores, su historia. Alegre, siempre alegre, Carmen contaba los episodios negros que la hizo vivir el franquismo con alegría, con gracia, pero también con redaños.

Yo la conocí en uno de los homenajes que la dieron hace unos años. Guapa, dicharachera, castiza y ocurrente, era un primor, una mujer única. Siempre con sus recuerdos pero también con sus deseos de reconocimiento.

De su vida poco voy a decir, es una delicia leer su autobiografía: “Lo que no se debe perder”. Y aquí Javier Larrauri ha resumido muy bien su semblanza. Todo su afán fue ayudar a la República, lo que pagó después con la cárcel. Carmen, junto a otras mujeres –entre ellas, otra Carmen, mi madre--, fue compañera de las Trece Rosas y como ellas su mayor delito fue haber pertenecido a las Juventudes Socialistas Unificadas: ser rojas. Por ello, muchas murieron y otras quedaron marcadas para siempre.

Su novio, Eugenio, fue fusilado por los franquistas, lo que la dejó viuda antes de casarse, para toda la vida. Durante la dictadura se vio obligada a esconder su pasado para poder sobrevivir y evitar más represalias.

Qué tristeza pensar que se están yendo nuestras mujeres y hombres republicanos, aquellos que lucharon por mantener la libertad y los valores democráticos, y que lo hacen sin que se les haya dignificado, se les haya reconocido. Su gran lucha no ha tenido los frutos esperados, pero los tendrá. Más temprano que tarde tiene que llegar el día en que las víctimas franquistas, al igual que lo son, las víctimas de otros terrorismos, tengan una reparación y un hueco en la historia oficial.

¿Alguien puede explicarme por qué a las víctimas franquistas no se las considera víctimas del terrorismo? Creo que la única razón es que los gobiernos desde la transición, unos por cobardía (el PSOE) y otros por considerarlas enemigas (el PP), se han ocupado sólo de las víctimas que han creído que les podían dar votos, las de ETA. Una discriminación sin sentido, porque tanto unas como otras son víctimas de un terrorismo desalmado, bien de banda armada o bien de Estado terrorista. Esa es la primera reivindicación que deberían haber atendido.

Estos peperos no pierden el tiempo en ‘pequeñeces’, ellos tienen sus prioridades: robar, continuar con los recortes, crear desigualdad, beneficiar a los poderosos, perpetuar prebendas, doparse en las elecciones y olvidar esa Memoria Histórica, despreciable para ellos. No pidamos peras al olmo, sólo la presión puede obligarles a cumplir con su obligación, aunque sea en contra de su voluntad.

Gracias, de nuevo, a Carmen y a todas las víctimas que han sido capaces de llenar la verdadera historia de España, esa que el PP quiere dejar en blanco, cuando no manipularla. En eso contarán con el apoyo de muchos de nosotros que, por encima de instituciones olvidadizas y de partidos políticos interesados en que pasemos página, estaremos siempre luchando para que nuestros héroes y heroínas puedan encontrar la Verdad, la Justicia y la Reparación que hoy les siguen negando, injustamente.

Ha sido un placer haber podido conocer a Carmen Arrojo, mujer cuyo apellido la define. Su recuerdo no nos fallará. Una de esas mujeres a la que les tocó vivir momentos difíciles y que supo comportarse con dignidad ejemplar. Esa dignidad que tanta falta hace en las altas esferas del poder.

Salud y República

P.D. Es muy recomendable, para quien no lo haya visto, el documental: Mujeres Republicanas, de Javi Larrauri, donde Carmen Arrojo y otras mujeres republicanas cuentan sus historias.

3 comentarios:

Genín dijo...

No la conocía, que en paz descanse...
Salud

Anónimo dijo...

Que descanse en la paz que no supieron darle en la tierra.
¡Salud!

laeulalia dijo...

Los que nos des-gobiernan son descendientes de los que la torturaron, a ella y a las demás.
Son hijos y nietos de los que acabaron con la república y estuvieron mas de 40 años ahogando la libertad.
¿Como queremos que tengan la más mínima expresión de piedad hacia las victimas de sus padres o abuelos? Seria reconocer que son hijos y nietos de torturadores, de fascistas y que han mamado ese odio a todo el que no piensa como ellos desde la cuna y lo han asimilado e incorporado a su quehacer, aunque lo han disfrazado de democracia.
No, Rafa, desengáñate. Nunca nos darán la razón.
Y para más INRI ni siquiera los tribunales internacionales se pondrán de nuestro lado y les perseguirán, como hicieron con los nazis alemanes, porqué, como dijo alguien, Hitler perdió la guerra, pero Franco la ganó.

Salud, república y libertad.