16 agosto 2014

De peperas y vírgenes: Ana Botella

Hay que ver cómo está el patio pepero. Contentos por la “buena marcha” –eso dicen sin rubor-- de la economía, no se conforman. Y a pesar de colocarnos recortes en vena que nos quitan la vida, presumen de conseguir datos macroeconómicos positivos y se lo ponen en el haber de las diosas de su Olimpo.

Recordamos con ‘devoción’, entre los mandos peperos, medallas a vírgenes, homenajes a santos, participaciones numerosas en festejos religiosos, procesiones y misas mayores y menores, y cómo no: menciones especiales a la Virgen. Ya lo hizo la ministra del paro, Fátima Báñez, agradeciendo a su Virgen del Rocío la ayuda por haber conseguido los seis millones de parados.

ana botella Virgen

Por todo ellos no es de extrañar que la Duquesa de las Peras y las Manzanas, a su vez Condesa del Café con Leche en Plaza Mayor y Alcaldesa de Madrid haya echado otra vez mano de las divinidades y aprovechando el 15 de agosto, festividad de la Virgen de la Paloma en Madrid, haya solicitado a dicha diosa ayuda para que disminuya el paro.

No es que quiera ser agorero pero la Virgen del Rocío no hizo mucho caso a la Ministra Báñez, basta ver los destrozos que han sufrido los trabajadores, y me temo que Ana Botella tampoco tenga éxito, puesto que me da la impresión de que ni tan siquiera ha pedido que baje el paro, sino que ha sido más práctica y ha solicitado a su virgen que no le muevan la silla y pueda ser candidata en las próximas elecciones.

Está nerviosa y aunque debería saber que no es la elegida por su partido, pues la ven perdedora, ella insiste y pretende que su petición virginal haga un milagro. Y un milagro es que entre Cifuentes, Aguirre, Sáenz de Santamaría y otros posibles candidatos, sea ella la elegida.

Como puede observarse, estos mandamases peperos no se cortan un pelo y observan con precisión la aconfesionalidad del Estado que propugna la Constitución, esa que defienden con tanto empeño y por la que están dispuestos a dar la vida para que no cambie.

Y es que ellos son así. Incapaces de conseguir gobernar con sus propios recursos, piden ayuda a fuerzas sobrenaturales para que se produzcan milagros. Aunque ello suponga pasarse la aconfesionalidad de la Constitución por el arco del triunfo.

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

Deberían estar todos en el mismo sitio, o sea, en la nada... :)
Salud