10 febrero 2014

La Infanta se salvará por amor

¡Qué romántico! Ya saben ustedes que nunca puede faltar en un cuento de princesas el amor. ¡Ay si los hermanos Grimm levantaran la cabeza! Y es que lo que no hace el amor no lo consigue nadie.

Pues sí señores. La Infanta firmaba, cobraba y pagaba sin ver ni de dónde, ni cómo, ni cuándo, y todo por amor. Y es que el amor es ciego. Incluso el amor real, que también las princesas tienen derecho.

La pobre estaba tan ciega de amor que tenía sorbido el seso (no sé si también el sexo) y no se acuerda de casi nada. Tampoco ayudaba mucho que tuviera diez o doce tarjetas de créditos, cualquiera se puede equivocar y dar gato por liebre.

Si, es así, no hay que darle vueltas. La infanta es inocente. Sólo es culpable de amor. De un amor puro proporcionado por un duque em-palmado, y no es para menos. Y ahí ha quedado el fruto de ese amor, cuatro semillitas que ya han germinado. Cuatro soles con sangre azul y una casita en Pedralbes. Y todo por amor y a costa del contribuyente.

Infanta Cristina e Iñaki

Ya está todo hecho. El juez valiente no se atreverá a tanto. Y es que los jueces no pueden ser siempre héroes y luchar contra varios abogados defensores (además del padre de la Constitución y su compañero de fatigas, la Agencia Tributaria y el Fiscal) y los partidos lame-reyes.

Ya está todo preparado. Por supuesto que el fiscal Horrach sabe cómo cumplir órdenes y preparar el menú. De primero, se ‘castiga’ a la Infanta a pagar 600.000 euros –cosa comprensible porque es el diezmo que se requeriría en la Edad Media de los presuntos seis millones robados por el Instituto Noos—, de segundo, se hacen caer todas las culpas (ella ya lo ha hecho en el juicio) sobre el imputado número uno, el tal Iñaki –el fiscal pide 17 años de condena— y para que no quede ningún cabo suelto de postre se absuelve a la mujer de Diego Torres, no vaya a ser que se hagan comparaciones. Total, la pobre ha cometido un solo delito: amar desesperadamente; hasta el punto de estar totalmente ciega a la hora de firmar y de gastar la pasta.

Y es que hay amores que matan y la Infanta le ha pegado la estocada a Urdangarín con tal de salvarse ella, que para eso es quien tiene sangre azul. Y papá llorará de emoción y mamá la perdonará, porque si hay algo que se puede perdonar son las penas de amor. Total, el único claro culpable es Cupido:

Ver: http://www.eitb.com/es/videos/detalle/1973780/video-cupido-acusado-caso-infanta/

No le den más vueltas: En la familia real comieron perdices y fueron felices (menos Urdangarín), y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Salud y República

5 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Total, él ya sabía desde el principio que le tocaría pagar.
Y, sí esos 600.000son la excusa perfecta para que veamos que hay justicia...

Antonio Rodriguez dijo...

Se va a salvar por amor. Pero por amor de un fiscal que en lugar de jugar su papel de acusador, se ha convertido en el tercer abogado defensor.
Salud, República y Socialismo

Genín dijo...

Esta tiene mas cuento que Calleja y los hermanos Grim juntos :)
Salud

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Al menos, que vaya él preso.
=(

Camino a Gaia dijo...

Pues si eso es lo que hace la realeza con sus seres mas queridos, ya podemos imaginar lo que hará con la plebe, el pueblo llano, llegada la hora de salvar el pellejo.