07 mayo 2013

Acoso y derribo de los dependientes

Qué decir de este gobierno que no se haya dicho ya. Sus mentiras, sus eufemismos, sus contradicciones, su supeditación a la Iglesia y a la Troika, su falta de explicaciones y presencia, su corrupción, su…

Pero hay todavía más. Algo que no se puede perdonar. Y menos mal que es gente creyente, que creen en la caridad y en las limosnas. Menos mal, digo, porque si no directamente abrirían crematorios para los dependientes (eso sí, ustedes ya saben a quienes llaman nazis).

Recortes dependencia

Es tal su falta de sensibilidad que no tiene parangón. Ahora resulta que, sin especificarlo en la última rueda de prensa, hemos leído que hacen otro gran recorte a la ley de dependencia, lo que significa la muerte práctica de la misma. El total desamparo de los más débiles, de los más necesitados.

Les da igual, ellos piensan en los ciudadanos como números, y el hecho de cargar las tintas sobre los más débiles es, simplemente, por eso, porque son los más débiles y no se pueden defender.

Basta ya de pensar que no saben lo que hacen. Lo grave es que las decisiones las toman sabiendo lo que hacen, con una insensibilidad sangrante, indigna de personas de bien.

Y ya está bien de decir que no hay de dónde sacar más dineros para recortar. En primer lugar, porque bastaría con que se ingresara más. Y claro cuando ves que las grandes empresas tienen casi todas cuentas en paraísos fiscales (33 de las 35 de las que componen el IBEX, tienen filiales en los paraísos fiscales) y que además utilizan las SICAV para pagar un 1%, es fácil pensar de dónde se pueden sacar más ingresos, basta querer. Si hay voluntad política, se puede. Porque lo que no parece normal es que el impuesto medio que paga el Banco de Santander o el BBVA (gracias a vericuetos fiscales legales) es del 8%, mientras que el tipo medio de los trabajadores es un 22%.

Por no hablar de los privilegios de la Iglesia o del Ministerio de Defensa. A la primera bastaría con que se le cobrara el IBI –por no citar todos los demás privilegios y exenciones, sueldos de profesores de religión y de capellanes, etc.—, lo que supondría una entrada en el presupuesto del Estado de unos 3000 millones de euros. Tres veces lo que se está recortando a los dependientes. ¿Es o no es una vergüenza? ¿Es o no es una inmoralidad? ¿Dónde está la insensibilidad de estos políticos, que además presumen de ser cristianos caritativos?

Y del Ministerio de Defensa decir que está al caer una ampliación de crédito de más de mil millones de euros para pagar unas deudas contraídas por tanques y aviones que, sin duda, quedarán obsoletos y no se usarán. ¿Por qué se da prioridad a pagar estos armamentos y se deja en la calle y sin ingresos a la mayoría de los dependientes? Que no los paguen, que los devuelvan.

En fin, ya sé que cada vez que se habla de los impuestos que se dejan de cobrar a la Iglesia Católica, de subir la fiscalidad a las grandes empresas y de disminuir los gastos de defensa, la derecha habla de demagogia. Pues bien, aunque sea así, hagamos demagogia. Demos prioridad a las personas y dejemos que la Iglesia se autofinancie de una vez –un compromiso que tiene firmado pero que no llega nunca—, no permitamos que se gasten gran parte de nuestro presupuesto en juguetitos de guerra para complacencia de unos pocos y de inutilidad absoluta y hagamos que las grandes empresas paguen, como mínimo lo mismo que los trabajadores, ¡qué menos!.

Así es que ya lo saben ustedes. Soy un demagogo, a conciencia. Eso sí, puesto a serlo, voy a soltar la última frase demagógica. El gobierno se está cargando a los dependientes, no les interesa mantener a personas que no son útiles y a los que considera una carga para la sociedad. Y ya saben, los dependientes que tengan recursos serán los que sobrevivan, de los otros mejor no hablar.

Salud y República

5 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Si eso es demagogia, seamos demagogos!
=(

mariajesusparadela dijo...

Yo también soy demagoga.

Antonio dijo...

Si perdemos la esencia de un Estado que vela por el bienestar de todos y cubrir las necesidades que la Constritución otorga como derechos, acabaremos en manos de los desaprensivos que buscan el mercado libre y la competencia, por lo que todo el que no es competente y, por ende, rentable está condenado al abandono a su suerte.
¿Dónde vamos a parar? Si es que paramos hasta hundirnos en la más absoluta de las miserias como pueblo...
Un saludo

Genín dijo...

Y yo también soy demagogo...
Eso si, la Infanta, desimputada, justicia igual para todos los españolitos...jajaja
Salud

Antonio Rodriguez dijo...

Y a los enfermos, a los trabajadores, a los parados, a las mujeres, a los jóvenes, a los jubilados, a la economía, a....
Su acoso y derribo va encaminado a cargarse todo el país.
Salud, República y Socialismo