La verdadera súplica de Camps

Qué buenos son los chiquillos peperos. Qué buenos son, que se marchan de excursión. Juntos y de la mano, Núñez Feijóo y su inseparable amigo, el president imputadísimo Camps, han recorrido el último tramo del Camino de Santiago. Y naturalmente después, sin pedirle permiso al Santo, Francisco Camps le ha dado un abrazo por la espalda y le ha formulado su petición.

Él imputado Camps dice que ha recorrido esta última parte del Camino como español y como católico, y que al abrazar al Santo le ha pedido –y es que es buenísimo, vamos: otro santo— por el país, por el Papa, por el rey y la familia real.

Pero perdónenme que les diga que no es así. Nuestro servicio de espionaje, cedido por Espe-rancia Aguirre, instaló un micrófono en la corona del santo, y ha descubierto que lo que Camps pidió fue muy distinto.

Lo grabado ha sido ésto:

Yo, amigo Santiago, te pido en calidad de president y de imputado que recuerdes que este humilde siervo tuyo necesita ayuda para:

• Que la televisión valenciana no se hunda
• Que el gobierno de España perdone la deuda de mi Generalitat antes de que quiebre
• Que no me salga el juicio antes de las elecciones
• Que Mariano, Cospedal y cía. no me descabalguen
• Que Rita no me chille al oído y con sorna: “tunante”
• Que me quites estas agujetas de los dos kilómetros recorridos para venir a verte
• Que me encuentres otro proveedor de trajes, que hay crisis
• Que estén calladitos Fabra, Ripoll y los Costa, no vayan a aguarme el futuro
• Que Bárcenas y Matas carguen con todas las culpas de la financiación ilegal del PP

Y terminó con esta bella oración al santo:

Santiaguito, santiaguito
quita de mí estos ardores,
que sueño con mil horrores,
haz un esfuerzo, santito.

Ya no tengo quien me unte
ni quien me compre otro traje,
prepárame algún brebaje
que me haga olvidar la Gürtel.

Que no sé si vengo o voy
y es que el presidio es muy duro,
que mi futuro es oscuro:
¡que me quede como estoy!

Salud y República