16 octubre 2018

Y los Jordi siguen en prisión


Inaudito. Hoy hace un año de esa decisión grave, improcedente y lamentable. Dos activistas como Jordi Sànchez y Jordi Cuixart fueron condenados a prisión preventiva por la jueza Lamela, que luego confirmo el ínclito Llanera por delito de rebelión.

Se trató de una decisión sin base. El hecho de convocar a la gente a expresar su opinión en la calle no puede ser considerado un delito, al contrario, es un derecho inalienable, el de libertad de expresión y reunión. Ni tan siquiera se registró violencia, no hubo motivos para encarcelarlos.

Los Jordi, además, eran simples activistas, sin poder institucional oficial. Se trata de una verdadera barbaridad que cumple un año. Un año al que una jueza, un juez, el tribunal supremo y sus consentidores han separado a una persona de su familia, de su ambiente, de sus amigos, de su gente.


Amnistía Internacional expresa su disconformidad con la permanencia de los Jordi en la cárcel. Afirman que en caso –hasta ahora ni esto está demostrado— de que se demostrase que convocaron a la gente para impedir una operación policial lícita, podrían ser acusados por un delito de desórdenes públicos, nunca por rebelión. Y el hecho de mantenerles en prisión provisional acentúa todavía más esta injusticia.

La mayoría de los juristas –no así algunos de influencias peperas, como los del Tribunal Supremo— no entienden que se mantenga esta prisión, cuando los delitos o no han existido o son de carácter leve. El exceso es fruto de una catalanofobia, que responde a razones viscerales y no judiciales.

Siendo grave el caso de tener encarcelados a los políticos catalanes, el caso de los Jordi lo es más, puesto que son activistas, miembros de la sociedad civil y entre sus derechos está el organizar y promover reuniones pacíficas a favor o en contra de decisiones políticas. Se trata, por tanto, de una decisión judicial que sólo puede entenderse por un revanchismo político lamentable y que dificulta el diálogo, única solución posible al problema.

Para más inri, se ha pedido la excarcelación de los Jordi en más de una ocasión, con un resultado negativo, a pesar de que ellos han afirmado que nunca trataron de impedir la acción de la justicia y, posteriormente, con el fin de salir de prisión, renunciaron a la Declaración Unilateral de Independencia y reconocieron que el referéndum celebrado no fue válido.

Un exceso más que hace difícil la solución del conflicto. Este caso clama al cielo y no es propio de un Estado como el nuestro. Que no digan luego que no hay presos políticos. Estos, siendo activistas, lo son.

¡¡Libertad para los Jordi!!

Salud y República

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