05 abril 2018

Ciudadanos: mamporreros del Partido Popular


No son los únicos, hay algún grupo canario y algún grupo autonómico que también  ayudan al PP a conseguir el orgasmo, pero lo de Ciudadanos es de traca, de coña marinera.

Son capaces de tragarse sapos como camiones y a cambio poner el acento en mosquitos que no pican. Esto chicos de la pasarela, escogidos al dictado de un casting, donde la belleza, la superficialidad y la levedad de sus ser es lo importante, han aprendido bien la lección. Y han llegado para ayudar al amo, y, por cierto, lo hacen muy bien.

Saben bien cumplir su cometido. Son antiguos militantes del Partido Popular (Albert Rivera), defensores del bando fascista en la guerra civil (Juan Carlos Girauta), otros son ratas que huyeron de otro partido (UPyD) cuando se estaba hundiendo, seguidores de la FAES (Fundación de Aznar) y luego están los nuevos fichajes, modernos, jóvenes, guapos y aparentemente liberales. Todos ellos tienen algo en común, todo su gran saber es de un populismo exacerbado, basta escuchar a uno para saber lo que dicen todos. Están armados con frases de marketing electoral y han pasado en tres años de ser socialdemócratas a ultraliberales.

De hecho son el constante apoyo del PP. Son perros que ladran pero no muerden. Capaces de estar ayudando a su amo cuando lo que se juega es grave. Ahí están, apoyando los presupuestos generales de 2018, aunque de los acuerdos de los presupuestos de 2017 el PP haya cumplido sólo una pequeña parte. También han apoyado el 155, bueno, sería más preciso decir que fueron los primeros que pidieron, y siguen pidiendo, dureza contra Cataluña, más que el PP.

Y todo esto vengo a recordarlo por la actuación de este siniestro grupo en el caso Cifuentes. Como siempre, empiezan comiéndose el mundo, parece que son los adalides contra la corrupción y resulta que luego pegan el frenazo a la orden de sus amos, los peperos. Critican a Cifuentes pero sin embargo demuestran su falsedad cuando les dicen, desde la oposición, que actúen en consecuencia y apoyen una moción de censura. Eso no, que una cosa es ladrar y otra morder la mano que les da de comer.

No sabiendo cómo mantener su pretendida antorcha contra la corrupción, por un lado, critican a Cifuentes y, por otro lado, la regalan un balón de oxígeno al proponer una comisión de investigación. A sabiendas de su mínima utilidad y de que, con el verano encima, y las elecciones en un año, tratan de ganar tiempo para que al final no ocurra nada y con golpes de efecto electorales ser capaces de conseguir más votos y colocarse en primera línea.

Es posible que, a pesar de todas las pruebas en su contra, de sus mentiras, de sus falsedades y falsificaciones, de su chulería, de su cinismo y de su fingida sonrisa, Cifuentes se salve, y se lo deberá a ese muchacho, súbdito de Rivera y de Aznar, llamado Ignacio Aguado.

Esto es Ciudadanos. Un partido mamporrero, capaz de nadar y guardar la ropa a la vez, eso sí, siempre siguiendo el famoso lema del vasallo de los Trastamara: “Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor”. Naturalmente su señor, hoy es Rajoy.

Este país es un país inexplicable. Al menos, yo no lo entiendo. No sólo vota a Rajoy y le ha dado la mayoría, sino que ahora parece, según las encuestas, que tiene a Ciudadanos en los altares. Como diría Forges: ¡Oh, país!

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

Si, veremos a ver que hacen con el marrón de la impresentable y caradura Cifuentes...
Salud