Sí, ya sé que hay varios partidos franquistas que no
consiguen poder en las instituciones, porque no obtienen los votos necesarios.
Sin embargo, constantemente, en el Partido Popular se siguen dando constantes
muestras de que no sólo es un partido heredero de Franco, sino que muchos de
sus miembros, en vez de abjurar del franquismo, lo ensalzan, lo defienden y lo
validan constantemente.
No hay que recurrir a algunos de sus próceres más
importantes, como el vicesecretario Pablo Casado o el portavoz del Congreso
Rafael Hernando, para recordar que han vejado y despreciado a las víctimas de
esa atroz dictadura. El PP no sólo se ha negado, constantemente, a condenar el
franquismo, sino que además hay pruebas de que hoy, todavía, mantienen vivo en
el recuerdo a su caudillo criminal.
Varios ejemplos son suficientes, los últimos, porque
constantemente se dan casos claros de apología franquistas. Hace poco, dos destacados miembros del Partido Popular de Badajoz han asistido, sin sonrojo
alguno, a una cena de la Fundación Francisco Franco, donde han sido premiados
por su apoyo al genocida. Y, sin ir más lejos, en Majadahonda, uno de los
ayuntamientos más ricos de la C.A.M., donde gobierna el PP, el gobierno ha
programado un musical sobre Primo de Rivera, fundador de la Falange, donde se
ensalza su figura.
Basta pensar qué pasaría en Alemania, Francia o Italia si
alguien pretendiese representar un musical de Hitler o Mussolini. O si algún
descerebrado tuviera la criminal idea de crear una fundación para exaltar a
esos caudillos. En Europa, salvo en España, son claras las leyes al respecto, y
prohíben cualquier atisbo de exaltación del fascismo o el nazismo. Sin ir más
lejos, en el Reino Unido se acaba de prohibir un grupo neonazi denominado
“Acción Nacional”. Aquí, campan por sus lares, recordemos el último 20-N, donde
de forma chulesca se manifestaron y provocaron altercados en Madrid.
Hay cuestiones que una democracia no puede pasar por alto.
Está bien, y así debe ser, que se pueda pensar de forma diferente, contraria,
pero bajo unas reglas. Estamos en un país en el que, una Fundación, que lleva
el nombre del genocida Franco, mantiene documentos históricos relevantes en su
poder y además se la permite actuar sin ninguna traba, es más, hasta hace años,
durante el reinado de Aznar, recibía subvenciones públicas.
Una democracia no puede permitir que sean legales individuos
o instituciones que luchan para acabar con ella. Eso no ocurre en otros países,
pero claro estamos en un país donde todavía, después de nueve años, se incumple
la Ley de la Memoria Histórica. La única ley que se incumple y no pasa nada. Una
infracción de cualquier otra ley, sería penalizada, pero defender a Franco no
sólo no lo es, sino que forma parte del primer partido de este país. De su ADN.
¡Hay quién dé más!
Salud y República
1 comentario:
Es que mientras la gente levante el brazo, unos con la palma abierta y otros con el puño cerrado, pues aquí no hay quien se entienda, los que no conocen la Historia están condenados a repetirla, eso es lo que se dice, y yo lo creo, ya verás ya...bueno, a mi edad, yo no creo...
Salud
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