04 mayo 2016

Crónica de una decadencia anunciada: El País y Juan Luis Cebrián

Allá por mayo de 1976, a pocos meses de la muerte del dictador, nació El País. Y su salida levantó una ilusión que hasta ese momento no conocíamos. La prensa había sido del Movimiento o sensacionalista, o las dos cosas.

Y fue El País quien con su nueva forma de hacer, con sus contenidos rigurosos, nos hizo ver que aquello de la Transición iba en serio. Un director joven, Juan Luis Cebrián, al frente de un equipo joven, ágil y comprometido con los nuevos tiempos fue capaz de situar a la Prensa en el primer plano.

Pero aquello es pasado. El País cumple cuarenta años y su situación actual deja mucho que desear. Ese periódico moderno y comprometido hoy se ve acomodado y políticamente bizco, siempre con seguidismo al PSOE y a aquellos que le han ido dando cancha. No hace tanto Gallardón era un modelo de este periódico, y desde hace bien poco se le ve el plumero con Ciudadanos, partido al que ha ayudado descaradamente en sus editoriales. Eso sí, siempre con su inquina contra el Partido Comunista e Izquierda Unida, que hoy se extiende también a Podemos.

Pero si El País ya no es El País, también se debe a problemas de gestión. Cebrián, que siempre ha estado en la cúspide, ha pasado de director a Consejero Delegado y después a Presidente de la empresa madre, Prisa. Hoy este holding está en una crisis económica importante, y se mantiene gracias a otras de sus empresas, por ejemplo, la Cadena Ser, que mantiene un liderazgo aplastante de audiencia.

La cosa salió a la luz en 2012, cuando el periódico hizo un ERE salvaje que se cargó, además de a ciento treinta trabajadores, a ilustres periodistas, que representaban la esencia del diario: Maruja Torres, Enric González o Ramón Lobo, entre otros.

Y no sólo hay un problema económico, que es importante. Es que además, el gran capo Cebrián actúa justo como lo hacían aquellos a los que atacaba por los años setenta y ochenta, con criterios absolutistas, sin soportar críticas y, lo que es más grave, confundiendo su situación privada con la empresarial.

Hace poco tiempo, Miguel Ángel Aguilar, otro mítico periodista que colaboraba con el periódico, fue despedido por contestar un artículo sobre la libertad de expresión que no debió gustar al gran jefe Cebrián.

Lo último, hasta ahora, ha sido cuando ha salido a la luz que su esposa tenía una sociedad opaca en un paraíso fiscal y se ha criticado, él, otrora gran periodista, ha decidido denunciar en nombre de Prisa a quienes han informado de la noticia: El Diario, La Sexta y El Confidencial. Total que con en nombre de su empresa denuncia a estos periódicos por un asunto de su esposa. Además prohíbe a periodistas de su empresa colaborar con cualquiera de estos medios.

Sin embargo, la cosa no se queda ahí, además, como quiera que es el gran capo de Prisa, Cebrián ha mandado despedir al director de El Diario, Nacho Escolar, como tertuliano de la Cadena Ser. Como se puede ver una verdadera lección de libertad de expresión –pero que a mí no me toquen, que soy el rey--, algo que siempre él había defendido, hoy, por intereses personales, se lo pasa por el arco del triunfo.

Nacho Escolar no necesita defensa, es un periodista honrado, joven, que después de un largo recorrido, hoy dirige El Diario, un periódico digital con éxito y que económicamente, parece que va viento en popa. Es posible que eso –envidio o celos-- también haya influido en su despido de la SER.

En fin, ya ven ustedes cómo se empieza y cómo se puede acabar cuando las convicciones son superficiales, cuando a uno le tocan su parcela, cuando alguien es poderoso y le atacan. Cuando se anteponen criterios economicistas a derechos primarios. Y es que Cebrián no es lo que era.

Hoy Cebrián es un esqueleto, una sombra de lo que fue, sin alma y con mano de hierro preside una empresa cuyo medio más emblemático es un periódico que se está hundiendo y que en sus últimos coletazos se lleva por delante todos los valores que un día pretendió representar.

Salud y República

2 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Es triste comprobar como 40 años han derrotado el periódico que lo fue todo en este país, el mismo día que El Mundo no sale a la calle por una huelga.
No vamos bien

Genín dijo...

No tenia idea...
Salud